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Perspectiva: Recortes Equivocados

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Perspectiva

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Recortes Equivocados

Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida«

— Proverbio Chino

El barco hace agua: debido a los magros resultados económicos, la crisis en los precios del petróleo, las elecciones en Estados Unidos, y porque una vaca voladora bañó de caliente boñiga al saliente Secretario de Hacienda, la propuesta de presupuesto para el 2017 presenta una disminución de 249 mil millones de pesos contra lo que se aprobó para gastar en 2016.

Ya desde la simple mención de la cantidad, a pesar de mis años de estudios, me suena estratosférica la cifra, pero resulta que en realidad es tan solo un pequeño recorte al presupuesto total de la Federación, que es de casi 5 billones de pesos, siendo la cifra real la siguiente: $ 4,837,512,300,000, tomada de la siguiente página que brinda infinidad de datos que me parecen muy interesantes, sobre todo porque el dinero que se están proponiendo gastar estos tipos es mío, proviene de todos los que pagamos impuestos; por cierto, las deudas que han adquirido también las hemos de pagar nosotros durante muchos y largos años: http://www.transparenciapresupuestaria.gob.mx/es/PTP/infografia_ppef2017.

Este es el tamaño del gasto que ejerce la “Federación” año tras año; este es el tamaño del “pastel” que año tras año se echan a “su plato” los políticos, sus gavillas, los flamantes administradores, y todos los organismos que se han creado para el “adecuado” funcionamiento de nuestra nación. Escandalosa cifra, a poco no.

Resulta que los recortes para el 2017 afectan a la SEP (-10.7%, al comparar contra el presupuesto autorizado para el 2016), al Sector Salud (-10.8%), a la SEDESOL (-6.8%), a Comunicaciones y Transportes (-28.5%), a SEDENA (-7.0%), a SAGARPA (-29.1%), a SEMARNAT (-37.6%), a CONACYT (-23.3%), todos ellos sectores que apuntalan nuestra economía y que abonan en la dirección correcta: la atención a los mexicanos en cuanto a salud, comunicaciones y educación.

Pero he aquí que, con toda la desvergüenza del mundo, el presupuesto asignado para la Cámara de Diputados sube 3.1% en el 2017, al pasar de $7,809.96 millones a $8,051 millones de pesos que gastarán alegremente 500 “honorables” representantes de nuestros estados (les viene tocando tan solo poco más de $16 millones a cada uno); y se repite la historia para la Cámara de Diputados, al pasar de $4,568.5 millones a $4,761.7 millones de pesos, pero aquí a repartirse entre tan solo 100 prohombres y promujeres, tocándoles por piocha la friolera de $47.62 millones. Esa es la justicia revolucionaria instituida y aceptada en contubernio por todos los colores que nos dizque representan en estas cámaras. ¡No tienen madre, de verdad!

Los buenos administradores de negocios, cuando se ven en la necesidad de reducir sus gastos, generalmente comienzan por revisar qué áreas resultan poco rentables, o que de plano son improductivas, y entonces empiezan a analizar al detalle sus operaciones, haciendo ajustes para volverlas rentables o, de ser necesario, para cerrarlas.

No veo que esta sea la práctica de los que administran nuestro país; no he visto que esto se haya hecho nunca antes. Cuando el ahora despedido Secretario Videgaray anunció el año pasado que iba a hacerse un presupuesto “base cero” para el 2016, por un momento concebí la esperanza de que, ahora sí, se aplicaran las reglas básicas de administración. Fue otro engaño más: los que siempre gastan lo continuaron haciendo, y en primerísima fila los zánganos de ambas (Re)Cámaras.

¿Nos sorprende ahora que los de la CNTE, que antes manejaban los dineros asignados para la Educación (incluyendo el mantenimiento a los inmuebles) en los estados en que están protestando por la Reforma Educativa, no cesen en sus empeños de que las cosas sean “como eran antes”? ¿Nos sorprende que las verdaderas iniciativas que nos traerían beneficios como país – sobre todo la que fiscaliza cómo se gasta cada uno de esos casi 5 billones de pesos – duerman el sueño de los justos porque, de pasar, los primeros afectados serían los partidos políticos, los gobernadores, los alcaldes, y todos los que pellizcan los dineros y se los llevan a sus bolsas?

Uno de los remedios para activar la economía es inyectar dinero a través de la creación de empleos. ¿Cuántos proyectos vemos de este tipo? A nivel local, ¿cuántos empleos van a generar las fastuosas y magnas obras del góber Rolo Zapata: el nuevo Centro Internacional de Convenciones y el Museo de Música? ¿Cuántas empresas ha traído al estado en su sexenio? ¿Cuántos empleos bien remunerados y permanentes están generándose durante su administración, cuántos egresados tenemos cada año?

Otra alternativa es reducir los impuestos, con lo cual el dinero que antes iba a parar a los bolsillos de estos ilustres administradores se queda en los nuestros, que entonces los podríamos gastar en negocios establecidos, en nuestro beneficio y no en el de ellos. ¿Cuántos impuestos hemos visto que se reduzcan, y cuántos se han incrementado? Peor aún: el SAT ha condonado miles de millones de pesos por razones que desconocemos.

¿Qué pasó con el proyecto de campaña del presidente Peña Nieto de reducir en 96 el número de diputados, con lo cual pudiéramos ahorrarnos la cuarta parte de esos 8 mil millones de pesos y, entonces, invertirlos en algo mucho más provechoso como Salud, Comunicaciones y Transportes, en la SEDENA?

“La respuesta está soplando en el viento”, dijo Bob Dylan.

Qué manera tan constante de perder oportunidades exhibe nuestro gobierno.

Qué chinga…

Gerardo Saviola

gerardo.saviola@gmail.com

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