Lic. José María Pino Suárez, Liberal Revolucionario (1869-1913) – VII

By on marzo 6, 2020

VII

INTERMEDIARIO DIPLOMÁTICO

TRATADOS DE CIUDAD JUÁREZ

La participación del Lic. Pino Suárez en las pláticas encaminadas al arreglo de un armisticio entre la Revolución y el Porfiriato fue fundamental, por su actuación a favor de la causa revolucionaria en momentos en que las actitudes confusas y divisionistas se manifestaban en las mismas filas del Maderismo.

Desde abril de 1911 se había intentado un convenio entre los revolucionarios y los porfiristas, éstos representados por Toribio Esquivel Obregón y Oscar Braniff, y aquellos por diversos personajes entre los que destacó el doctor Francisco Vázquez Gómez.

Las pláticas quedaron estancadas debido a la negativa de los porfiristas de aceptar la renuncia del octogenario dictador.

La caída de Ciudad Juárez en poder de los revolucionarios, comandados por Pascual Orozco y Francisco Villa, apresuró las gestiones de paz en aquella ciudad fronteriza, firmándose el 21 de mayo de 1911 los tratados de Ciudad Juárez por el representante del gobierno del general Díaz, el Lic. Francisco S. Carvajal, y los representantes oficiales del gobierno revolucionario, doctor Francisco Vázquez Gómez, licenciado José María Pino Suárez y don Francisco I. Madero, padre.

“Si la lucha armada se hubiera prolongado un poco más, habría dado mayor cohesión a los revolucionarios, y así hubieran acabado con el régimen sin condiciones; pero Madero, que era enemigo de derramar sangre, aceptó transacción de Ciudad Juárez.” (28)

Estos tratados estipularon: la renuncia del general Porfirio Díaz y la del Vicepresidente Ramón Corral; la designación del ministro porfirista de Relaciones Exteriores, Lic. León de la Barra, como presidente interino; la supresión de las hostilidades en todo el territorio nacional, y el licenciamiento de las fuerzas revolucionarias.

Aunque la renuncia del general Porfirio Díaz fue un hecho positivo, porque destruía el símbolo de un régimen, la estructura permaneció; la revolución quedaba desarmada, mientras el ejército permanecía incólume. Los tratados de Ciudad Juárez, por otra parte, demostraron que en las filas revolucionarias existía una serie de vacilaciones; descubre a los dirigentes revolucionarios –Madero, Pino Suárez y otros– en sus limitaciones de clase social: pugnaron por un cambio político, pero no por una transformación radical de la estructura económica social.

Demostró que en la burguesía terrateniente no se producía una ruptura profunda para encauzar la revolución por otras vías distintas a la del Porfiriato. Con los tratados de Ciudad Juárez, la maquinaria administrativa, el poder legislativo federal y los estatales, el poder judicial y el ejército porfirista quedaron intactos. “La crema de los conservadores” siguió manejando grandes negocios y empresas, y Madero quedó “atrapado” en las garras del régimen vencido. (29)

El historiador Manuel González Ramírez externó un juicio que permite entender la actuación de los representantes Maderistas en las pláticas de Ciudad Juárez, entre los que estaba el Lic. José María Pino Suárez.

Todos ellos, como Madero, convertidos en guías, eran liberales humanitarios, creían que con la caída del dictador sería posible construir un nuevo organismo por las vías constitucionales; que todo consistía, según Pino Suárez, en aplicar las leyes, para retornar a los ideales tradicionales de don Benito Juárez.

La caída del general Porfirio Díaz bastaba para reconciliar a los mexicanos; profundamente preocupados por la paz, estaban en contra de la prolongación de un conflicto que causaría mayores sufrimientos, “ya que por los medios constitucionales se procurarían satisfacer los legítimos derechos conculcados a que se refirió el Plan de San Luis.” (30)

En el fondo, Madero y Pino Suárez, y otros dirigentes de la primera etapa revolucionaria, eran contrarios al régimen dictatorial de Porfirio Díaz, pero no en contra del orden y del progreso. En las conversaciones preliminares a los tratados de Ciudad Juárez, el Lic. Pino Suárez defendió esos conceptos del liberalismo político mediante una actitud conciliatoria. De los tres representantes revolucionarios, Vázquez Gómez era el personalista; Madero padre, la garantía dada por el nuevo caudillo, y Pino Suárez el hombre de toda la confianza que daba validez moral a los tratados.

Notas:

(28) Ulloa, Berta. Historia General de México. Tomo 4. Capítulo la lucha armada (1911 – 1920) Página 13. El Colegio de México. México, 1976.

(29) Ulloa, Berta. Obra citada. Página 13.

(30) González Ramírez, Manuel. La revolución Social de México. Página 227. Fondo de Cultura Económica. México, 1960.

Fidelio Quintal Martín

Continuará la próxima semana…

 

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