Lic. José María Pino Suárez, Liberal Revolucionario (1869-1913) – X

By on marzo 26, 2020

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VICEPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Y BELLAS ARTES.

En 1911, la actividad y lucha política del Lic. Pino Suárez se desarrollaba en dos frentes: en Yucatán, en el desempeño de una labor revolucionaria, y en la capital de la república, en donde participó como candidato de la Vicepresidencia en la fórmula Madero-Pino Suárez, postulada por el Partido Constitucional Progresista que surgió por la escisión del Partido Antirreeleccionista.

El líder de la Revolución había influido para la nominación de Pino Suárez a la Vicepresidencia, candidatura que le fue disputada por el doctor Francisco Vázquez Gómez, Fernando Iglesias Calderón y Alfredo Robles Domínguez. “Aunque en relación con 1910, la popularidad y el prestigio de Madero habían disminuido, su gira electoral fue un éxito y su personalidad suficiente para vencer la hostilidad que en algunos lugares despertaba Pino Suárez, de modo que el 1° y el 15 de octubre se celebró una elección democrática ejemplar, que dio el triunfo a Madero y Pino Suárez.” (34)

El triunfo por aclamación de Madero y Pino Suárez no bastó para que los descontentos hacia el último cesaran; entre las mismas filas revolucionarias aparecieron los que atacaron rudamente a Pino Suárez, al que calificaron de impuesto, oportunista, soñador y otras cosas más todos los partidarios del Vicepresidente, distinguiéndose por su saña y persistencia el que fuera ministro de Fomento y de Justicia en el gabinete del presidente Francisco León de la Barra, don Manuel Calero.

Manuel Calero demostró inclusive su antipatía personal a Pino Suárez en sus dos libros: “Cuestiones Electorales” (1908) y “Un decenio de Política mexicana” (1920).

“Mas para defenderse del cargo, José María Pino Suárez alzó su voz, invocando sus antecedentes públicos y privados; su rebeldía y la lucha que sostuvo contra la dictadura, contra sus atentados y sus imposiciones mucho antes que surgiera la del antirreeleccionismo; y su participación en la campaña revolucionaria.

“Llamó a la Vicepresidencia herencia maldita de la dictadura y pidió su supresión. “Y en cuanto a su caso dijo: ‘el daño que se intentaba hacer está agotado; pero cumple a mi delicadeza de hombre honrado, y a mi dignidad de hombre culto, protestar ante la faz de la nación de los injustificados ataques de que he sido víctima.

‘Ni he sido impuesto en el cargo que legalmente desempeño, ni jamás por ningún motivo habría yo aceptado que la imposición y el fraude me diesen una posición que no peleo.

‘Ni soy un incondicional, ni jamás me prestaría yo a que mi nombre se viese mezclado en una burla a los más sagrados intereses del pueblo por cuya libertad en el ejercicio de la Ley llevo muchos años de combatir’.

La protesta de Pino Suárez se perdió en el vacío. Pero cuando el militarismo del Antiguo Régimen cobró en la sangre del Vicepresidente el delito de haber sido electo por el pueblo, entonces se pudo entender que un hombre justo era el que habíase dirigido a la Nación, rechazando las imputaciones que propalaban la ambición, el despecho y la ignorancia.” (35)

El 13 de noviembre, Pino Suárez solicitó licencia indefinida en el cargo de gobernador de Yucatán, siendo designado gobernador interino por el Congreso el doctor Nicolás Cámara Vales, hermano político de Pino Suárez, un hecho que causó innumerables conjeturas.

Desde el 6 de noviembre, el Lic. Pino Suárez había asumido la Vicepresidencia; ahora coadyuvaba en los propósitos de reorganización social y económica a nivel nacional; era el amigo de toda la confianza del presidente Madero y persona indispensable en la ardua tarea de gobierno. Este hecho lo muestran las mismas acciones de ajuste del gabinete, cuando el Lic. Miguel Díaz Lombardo, Ministro de Justicia y Bellas Artes, fue designado embajador en Francia, el cargo lo desempeñó el Lic. Pino Suárez, que además era Vicepresidente de la nación. El cargo de ministro de Justicia y Bellas Artes lo desempeñó durante un año, del 26 de febrero de 1912 al 19 de febrero de 1913.

El gobierno Maderista era una contrariedad para el Antiguo Régimen que aún se mantenía sólidamente estructurado, más aún cuando su aparato represivo, el ejército, se mantenía intacto, lo que don Venustiano Carranza previó al opinar sobre los Tratados de Ciudad Juárez a realizarse: “Toda revolución que tranza es revolución perdida” había dicho Carranza, y en su enunciado visionario no se equivocó: “El pacto de Ciudad Juárez dejó en pleno goce de sus prebendas, empleos y riquezas a funcionarios, militares y capitalistas, ya que el señor Madero entendía que la corrección de todas las deficiencias debía de hacerse dictando nuevas leyes y fomentando la educación de las masas; no obstante pues, que de hecho y derecho los porfiristas siguieron tranquilos y respetados por la nueva administración, empezaron a realizar una labor tenaz, constante, ya encubierta, ya pública y descarada, hoy con un pretexto, mañana con otro, para atacar, molestar, zaherir y hacer la burla del señor Madero, y de sus Ministros y de todos cuantos se mostraban adictos, colaboradores o partidarios de la Revolución.” (36)

Todos los componentes del antiguo régimen se coaligaron “para realizar una embestida destructora”: declaraciones, ataques por medio de la prensa, casi toda en poder de los Porfiristas, acción de zapa de funcionarios del mismo gabinete Maderista y del mismo Senado, un cuerpo reaccionario que en lugar de hacer la defensa de las instituciones públicas hizo causa de traición contra Madero y Pino Suárez al exigir la renuncia de ambos.

El análisis moderno de la Revolución Mexicana, y las investigaciones al respecto, han confirmado que el gobierno de Madero y Pino Suárez fue destruido por un ex-general porfirista integrado falsamente a la revolución, que actuó desde el ala derecha del nuevo gobierno y que fue instrumentado por el imperialismo norteamericano, el que coordinó la acción de la mayoría de las clases poseedoras, terratenientes, burguesas e imperialistas.

Antes de la consumación de los hechos, la campaña de desprestigio se desató de la manera más grosera en que “el gracejo se convirtió en ataque político y el ataque degeneró en ofensas.” (37) Todos los enemigos comenzaron a hablar, a publicar, a murmurar.

Los golpistas encontraron al hombre adecuado para dar el golpe de Estado, el general Victoriano Huerta, completamente sumiso al embajador norteamericano Henry Lane Wilson, y mediante el llamado “Pacto de la Embajada”, también llamado “Pacto de Canallas”.

Notas:

(34) Ulloa, Berta. Historia de México. Una moderna interpretación. Pág. 370. Ediciones Botas. México. 1961.

(35) González Ramírez, Manuel. Obra citada. Pág. 303.

(36) Romero Flores, Jesús. Anales Históricos de la Revolución Mexicana. Tomo I. Pág. 226 – 227. Ediciones EL NACIONAL. México, 1939.

(37) González Ramírez, Manuel. Obra citada. Pág. 233.

Fidelio Quintal Martín

Continuará la próxima semana…

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