Inicio Cultura PERSEGUIR EL MITO IV

PERSEGUIR EL MITO IV

1
0

PERSEGUIR EL MITO IV

Habrá que perseguir el mito dentro de nosotros,

el mito que nos hará despedazarnos.

 

EN EL SUDOR LA NOCHE NO LES BASTA

Cachorros son los días constantes del amor

que han soltado las caricias esta noche.

La lengua sigue intacta

sobre el corazón del cielo.

Hágase la luz dijiste

y mi cuerpo rodó fuera de las sábanas.

 

ESTE ES EL BÁCULO, CIRENE

para apacentar mis músculos,

el cataclismo de tenerte adolorida y hecha nube,

el poder de romperte sobre la roca.

He acá mi brazo y el mar soñado

donde habitan tus montañas, tus prados,

tus rituales de maga lúnica.

Acá están los corderos, Cirene,

detenidos en el borde de mis labios.

Soy el león y el brazo de Apolo que te empuja

los corderos y las alas en las pantorrillas

abiertas sobre mis hombros

¿dónde está Aristeo,

Cirene?

Tu mano sobre mi piel

y la melena donde habitas cada día

en la codicia matinal.

Huyes en el tiempo para soltarnos la voz

Mi espantosa voluntad te dulcifica el canto

y el eco se extiende sobre el Mediterráneo.

En el espejo del oleaje flota mi trasquilado cráneo

y el empuje de mi báculo se quiebra

sobre tus cráteres.

 

SE VAN ARRASTRANDO CABELLERAS,

flores de polvo arenan la vista de un sedentario Yo

que te persigue y se persigna,

que lleva a cuestas la marca de Caín.

Alta, la marca alta, la guerra que nos entregamos

Hay que reconocerse en el delta de los ríos,

redescubrirse en la profundidad de las cuevas,

en los cementerios,

en los anuncios que ya no bastan para nombrarla,

que no responden al trauma de las manos

ni al neón en que palpitan,

porque abren los ojos arenados y silentes,

reconociendo el trazo de sus dedos sobre nuestra espalda,

la garra de su lengua bajo las axilas

 

EN LA ANSIEDAD PLOMIZA DE TUS INOCENCIAS

Dejas bajo mi brazo poderoso este muro ardiente,

pendiente del relámpago de sangre,

olvidando la ternura agria de las sonrosadas víctimas

que esperan bajo la fruta del templo ese altivo nácar

del espejo inmaculado en que la Gorgona nos previene

de los ojos cánidos que guardan la puerta del Infierno

donde nos mantuvimos tantas noches aletargados y

fugaces como la miseria.

 

ELLAS VAN ARANDO SU HUELLA SUBLIMINAL

con el tacto de una hembra fanerógama

que artera

pretende la escapatoria mítica

del mundo que, hecho agua,

se cierne sobre las cabezas.

No más hombres con qué despedazarse

en este mundo de frutos que siempre caen.

Ellas como tierra fértil van creciendo el surco

para hacer que germine la palabra.

EN ESTA INFANCIA DE CADÁVERES

reconozco la voz transparente,

tus manos ásperas donde ahogo el canto de mi nombre.

Me doblegas la flor carnívora y el estigma que nos hace débiles

antílopes sedientos     caimanes furiosos

fusión fisión impuesta   aquelarre y dinamita

Un poco de aire

y la voz es

únicamente

la callada voz de Eva donde han urdido el holocausto

donde está guardado el pergamino que nos forma

 

NO PODER CAMINAR DE MANO DE LA FURIA

Como Judith y los destellos del cuchillo

Y esperar

¿sólo queda esperar en este valle de paradigmas

a que venga el esposo dentro de las sombras

y apague mi luz en el desierto?

 

He aquí su cabeza

y el canto de la noche que lo llama.

Acá está mi cuerpo como una pradera

que espera apacentar las cabras.

 

LA FURIA DEL CIELO CLAMA SU DILUVIO

diluviante ilusión en que te entregas,

diluviarse sobre la noche de Noé

en que todo vuelve a ser semilla,

como tu mano de árbol entrando en esta carne,

tu mano sabia que todo me lo duele,

tu mano garganta ahogándome la voz

como tu ser de sombra en que me vuelvo espuma

flotar flotar minúsculo en el aire,

y reventar adentro de tus ojos,

mientras los hombres flotan a la orilla

Adán Echeverría

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.