Inicio Nuestras Raíces Fray Estanislao Carrillo, Primer Arqueólogo Yucateco

Fray Estanislao Carrillo, Primer Arqueólogo Yucateco

14
0

foto1

Fray Estanislao Carrillo, además de ser un devoto religioso Franciscano, párroco de Ticul, fue un investigador acucioso de la cultura Maya, motivado por interés personal y como refugio de sus decepciones políticas, ocasionadas durante el período de la secularización del 15 de enero de 1821.

Como arqueólogo, realizó exploraciones y escribió artículos en los que recopila y da a conocer información de gran valor para la arqueología, la historia y la cultura regional, y sirvió como informante y guía del viajero John Lloyd Stephens.

Stephens apunta sobre Fray Estanislao Carrillo: “Habíamos oído hablar de él como la persona que tomaba más interés que ninguna otra en las antigüedades del país, y que poseía más conocimientos en la materia” (Stephens 1984 I: 232.)

Fray Estanislao Carrillo nació en el actual municipio yucateco de Teabo el día 7 de mayo de 1798 (Sosa Francisco 1884), que en ese entonces pertenecía al distrito de Tekax. Es probable que haya sido descendiente de uno de los primeros españoles que radicó en dicha población a mediados del siglo XVII, don Agustín Carrillo, procedente de Andalucía España. (Ayuso Cachón, 1976).

Recibió su educación elemental en el lugar de su nacimiento, y en Mérida ingresó al colegio de San Francisco, donde hizo sus estudios profesionales y tomó el hábito antes de la secularización. Fue ordenado sacerdote en 1823 por el obispo don Pedro Agustín Estévez y Ugarte. El obispo Crescencio Carrillo y Ancona, en su obra El obispado de Yucatán, escrita a fines del siglo XIX, es el primero en designarlo como el primer arqueólogo yucateco.

Durante la secularización, Fray Estanislao Carrillo permaneció fiel a su orden, siendo designado al curato de Ticul. Después se trasladó a Dzitbalché, luego a la parroquia de Halachó y, por último, a Calkiní, donde le sorprendió la revolución de 1834. Aprehendido, fue conducido a Izamal. De acuerdo a Vicente Calero, contemporáneo y amigo de Fray Estanislao, por la situación política de entonces, y el inminente riesgo en que se vio su vida en medio de la lucha de partidos, aborreció la política y se dedicó a sus investigaciones. Textualmente dice Calero:

“…olvidada la historia presente, se dedicó con el mayor empeño al estudio de las antigüedades. La dolorosa experiencia recogida en los hechos contemporáneos, le hizo refugiarse en las ruinas para sustituir en su espíritu las penas con que le había agobiado el grato recuerdo de la antigua grandeza de nuestro país”. Calero, 1846, 360.

En 1836 volvió a encargarse del curato de Ticul, y la proximidad a las zonas arqueológicas de Kabah, Nohcacab y Uxmal, despertó sus aficiones por el estudio de la arqueología maya.

En el año de 1841 recibió la visita de Stephens, quien lo alentó en sus trabajos y, a su indicación, fue nombrado Miembro Honorario de la Sociedad de Historia de Nueva York en 1842. Éste refiere, en su obra “Viajes a Yucatán”, la fisonomía y personalidad de Fray Estanislao:

“Era de más de cuarenta años, alto y delgado, de fisonomía abierta, animada e inteligente; varonil y enérgica, a la vez que suave y apacible. Pertenecía a la antes poderosa orden de los franciscanos, reducida entonces en el país a él mismo y a muy pocos cohermanos. Después de la destrucción del convento de Mérida, y la total dispersión de los religiosos, sus amigos le procuraron los papeles y diplomas necesarios para secularizarse debidamente; pero el cura Carrillo no quiso abandonar la sociedad en los días de su angustia y desolación, y hasta entonces llevaba el sayal azul y ceñía el cordón de la orden franciscana. La quietud y lejanía de su pueblo no le suministraban suficiente empleo a la actividad vigorosa de su espíritu; pero, felizmente para la ciencia y para mí en particular, había convertido su atención a las antigüedades del país. Él no podía alejarse del curato, ni ausentarse por mucho tiempo, pero había visitado todos los sitios de ruinas puestos a su alcance y, como era para él una cosa rarísima hallarse con personas que tomasen el más ligero interés en su estudio favorito, estaba triste por no poder echar a un lado sus atenciones y acompañarnos en su exploración de las ruinas”

Fray Estanislao también se dedicó a la herbolaria regional, que conoció con amplitud. Atendía a sus feligreses a quienes prodigaba con esmero sus conocimientos médicos. Atendió a Stephens y al         Dr. Cabot de la fiebre del paludismo. El mismo Stephens expresa de él sobre el incidente:

…”Entonces le administró el cura una preparación que voy a referir para beneficio de los futuros viajeros en el país, a quienes pueda sorprender la enfermedad desprovistos de su botiquín. Era una simple cocción de corteza de naranja, aromatizada con canela y jugo de limón de que se administraba caliente, un vaso lleno cada dos horas. A la segunda toma, hallóse el doctor bañado en un copioso sudor. Abandonóle entonces la fiebre por primera vez desde que fue atacado, y cayó en un sueño profundo. Al despertar, diéronsele sendas tomas de agua de tamarindo; y cuando volvía la fiebre, se repetían la cocción y el agua de tamarindo en los intervalos. El efecto de este tratamiento fue admirable y bueno es que lo sepan los extranjeros, porque en cualquier parte del país se encuentra la corteza de naranja, y por lo que entonces y después vi, este remedio es sin duda mejor y más eficaz para aquella clase de fiebres, que ningún otro de los que se conocen en la farmacia extranjera.”

Fray Estanislao realizó exploraciones en Uxmal y, a sugerencias de él, Stephens hizo excavaciones en una de las plataformas de la Casa del Gobernador, descubriéndose un trono de jaguar bicéfalo que aún existe y que Stephens llamó “la esfinge de dos cabezas”.

Fray Estanislao publicó artículos importantes en el “Registro Yucateco”, periódico que dirigió D. Justo Sierra O`Reilly durante los años 1845 a 1849 en Mérida.

Bajo el seudónimo “Un Curioso”, Carrillo escribió en vida un total de 4 artículos y, después de su muerte, su amigo don Vicente Calero, colaborador del citado periódico, publicó de manera póstuma un total de siete más, a los cuales denominó “papeles sueltos del Padre Carrillo”, los cuales se pueden leer en amena lectura en el libro del arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, anotado en la bibliografía de este artículo.

Fray Estanislao Carrillo entendió la cultura maya en una concepción integral ya que no dejó de indagar, además de su interés central en la arqueología, en las fuentes documentales, en la etnografía, en la tradición oral y en la filología maya, ya que era hablante de esta lengua.

En su artículo “Una Ciudad Murada” refiere las exploraciones que realizó en el sitio arqueológico de Chacchob, ubicado al sureste del poblado de Teabo, del cual toma medidas de la muralla que rodea el sitio e identifica documentalmente a los antiguos pobladores del lugar, a quienes vincula con el linaje de los Ucanes.

Realizó otras exploraciones como la de un subterráneo en la que refiere la exploración de un chultún o cisterna prehispánica en la zona arqueológica de Chich, ubicada en Nohcacab, municipio de Santa Elena. Hizo también observaciones y excavaciones en diversos lugares como Kabah, Zayil, Uxmal, y otros más.

Dos días en Nohpat” es la más importante y conocida de las aportaciones de Fray Estanislao Carrillo, ya que en este artículo combina la arqueología con la tradición oral y, además de referir las excavaciones y hallazgos arqueológicos, da a conocer la versión más completa de la leyenda del Enano de Uxmal, que le narra, en una noche de lluvia refugiado en un choza, un indígena maya y que posteriormente traduciría del maya al español.

Carrillo falleció el 21 de mayo de 1846 en su curato de Ticul, a causa de una enfermedad de los pulmones que intentó curarse en Cuba, a donde viajó, sin que pudiera recuperarse. Fue sepultado en la iglesia de Ticul y señalado el sitio con una placa que permaneció durante muchos años. Posteriormente, sus restos fueron removidos sin que se sepa en la actualidad en donde hayan quedado.

En una visita que realizó al curato de Chichimilá, observó el estado de pobreza y explotación en la que vivían los indios. Sensible a esta situación, pronosticó la guerra de castas que estalló poco después de su muerte, y que ocasionó grandes sufrimientos a la población y devastación en Yucatán.

Fray Estanislao Carrillo debe ser considerado como el primer arqueólogo criollo, yucateco, iniciador, y pionero de la arqueología maya.

Cesar Ramón González Rosado

Bibliografía:

  • Alfredo Barrera Rubio: “Fray Estanislao Carrillo y el enano de Uxmal”. Escritos del primer arqueólogo yucateco. Recopilación, introducción, y notas: Biblioteca Básica de Yucatán. Gobierno del Estado de Yucatán. Primera edición. 2011.
  • John Lloyd Stephens. “Viajes a Yucatán”. Traducción de Justo Sierra O’Reilly. México. Dante. 1984.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.