En 1974 ‘Led Zeppelin’ dio vida a un álbum doble lleno de piezas fabulosas que ayudaron a consolidarlos como la banda más grande del planeta.
Una agrupación tan grande como la conformada por Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John ‘Bonzo’ Bonham, ya había creado verdaderas joyas musicales con sus discos ‘Led Zeppelin I’ (1968), ‘Led Zeppelin II’ (1968), ‘Led Zeppelin III’ (1969), ‘Led Zeppelin IV’ (1970) y ‘Houses of the Holy’ (1972), todos ellos exitosos en ventas tanto en Norteamérica como en el Reino Unido.
Si algo había distinguido a Jimmy Page, además de su reputación como exitoso músico de sesión, era su talento como productor, siendo las obras antes mencionadas su mejor carta de presentación, todas con sonido sobresaliente y anticipadas a su tiempo, sobre todo si consideramos que en los años en que fueron realizados no existían los adelantos tecnológicos hoy por todos conocidos.
El ‘Dirigible Metálico’ realizó una exitosa gira mundial en apoyo al ‘Houses of the Holy’, que culminó el 29 de julio de 1979 con un magno concierto en el Madison Square Garden. Tras unas cortas vacaciones, viajaron a principios de 1974 a Healey Grange, dispuestos a crear música que trascendiera al tiempo. Robert Plant comentó por entonces a la revista ‘Rolling Stone’: ‘Ya hemos hablado acerca de hacer un nuevo trabajo, queremos crear algo como la “Quinta Sinfonía de Beethoven. Queremos construir algo que no muera jamás’.
Aquel sería el primero disco editado por su propio sello, ‘Swan Song Records’, independizándose de Atlantic, lo que les permitió la posibilidad de innovar y permitirse algunos cambios que determinarían el futuro de la banda. De hecho, marcó el cambio de estilo de sus primeros discos – más inclinados al hard blues–, llegando a un sonido rockero, metálico y más fuerte, con versiones más extensas y casi experimentales que además conectan con influencias de la música celta, india y arábica al incorporar instrumentos y sonidos propios de estas culturas.
A los nuevos temas compuestos especialmente para el álbum, fueron añadidos otros grabados en sesiones de otros trabajos correspondientes a julio y diciembre de 1970, enero a marzo de 1971 y mayo de 1972. Todo el material incluido se vio reforzado por el gran trabajo de mezcla que llevó su realización, en lo que fue el inicio de la multipista, algo que hoy parece algo muy habitual y fácil gracias a los computadoras, pero que en esa época era sinónimo de muchas horas de estudio y un gran profesionalismo al masterizar, todo esto a cargo de Jimmy Page y su productor ejecutivo (y manager de la banda) Peter Grant, con el apoyo de diversos ingenieros de sonido.
Irónicamente, el trabajo no logra el término de ‘obra maestra’ ya que, a pesar de que canciones como ‘Boogie With Stu’ (con Ian Stewart en piano, conocido como el ‘sexto Rolling Stone), ‘Night Flight’, ‘Bron-Yr-Aur’ (acústica instrumental con claras alusiones al folk inglés), ‘Sick Again’ y ‘Black Country Woman’ son muy buenas, no alcanzan la calificación de excelentes que sí merecen todas las demás.
En ‘Custard Pie’, Jones decidió usar un sintetizador para marcar el ritmo, un homenaje funk absoluto inspirado en Stevie Wonder y su sonido con el sintetizador Moog, que en los setenta parecía adaptarse a cualquier género. Jones recordó: ‘Esa canción debió ser la primera o la segunda que grabamos en el estudio, pero fue la que guió el resto de las sesiones. Cuando escuchamos la versión terminada pensé que en adelante todo saldría a pedir de boca’.
‘The Rover’ es una impecable muestra del hard rock del que ellos ya eran inigualables maestros y que seguía inspirando voces hippies internas en los corazones de quienes no podían superar la época.
‘In My Time Of Dying’, su canción de estudio más larga, entra en etapas de quietud y ritmo que, a pesar de ser posteriormente imitada por muchos grupos, jamás logró ser reproducida como lo hacía Zeppelin.
Houses Of The Holy’, grabada originalmente para el álbum que lleva el mismo nombre, es un himno irónico dedicado a ritos angelicales y demoníacos. En su momento, el solo de guitarra dejó pasmados tanto a los críticos como a otros guitarristas.
‘Trampled Under Foot’ incluye el clavinet tocado por Jones (nuevamente inspirado por el tema ‘Superstition’ de Stevie Wonder), donde además es palpable el delirio sexual de Robert Plant que tanto adoraban sus fanáticas, contando además con la batería perfectamente sincronizada de Bonzo Bonham.
Sin duda, la joya del disco es ‘Kashmir’, una canción con un ritmo cíclico que bien podría durar eternamente, tan ambiciosa que incluyó trombones, violines y trompetas, y hasta una cítara. En el tema, Page toca una escala cromática ascendente junto con un mellotrón tocado por Jones. El ingeniero Ron Nevison colocó un pedal phaser marca Eventide en la batería de Bonham lo que, según él, daba una amplitud tridimensional a la canción. Plant ha mencionado que esta es la canción esencial de Led Zeppelin y que le gustaría más ser recordado por este tema que por ‘Stairway To Heaven’.
A continuación otra maravilla: ‘In The Light’, quizá el tema más ambicioso de la colección, que inicia con una sucesión de sintetizadores a cargo de John Paul Jones, posteriormente acelera el ritmo y regresa al punto de partida, y que demuestra que era más que un bajista excepcional.
Con ‘Down By The Seaside’ regresan al blues y a la vez nos hacen imaginarnos dentro del fondo del océano, disfrutando del desfile de toda serie de habitantes marinos.
‘Ten Years Gone’ es un tema que te deja sin aliento, siguiendo la misma línea de composición del inicio del disco, con la guitarra de Page guiando toda la estructura y la voz de Plant matizando cada frase de manera sublime.
‘The Wanton Song’ cuenta con un galopante riff de guitarra respaldada por la potente y precisa batería de Bonham.
Mención aparte merece su diseño de portada, un trabajo conceptual realizado por un equipo de cinco personas, entre diseñadores, fotógrafos e ilustradores, utilizando el frente del edificio número 97 de St. Mark’s Place, en Nueva York, justo en medio de Greenwich Village. En sus ventanas se crearon aberturas donde se lee el nombre del disco pero, además, al intercambiar los sobres interiores de los vinilos, aparecen distintas imágenes y mensajes.
En la entrada del edificio de la izquierda se ve al baterista John Bonham, sosteniendo un cachorro (¿‘Black Dog’?), mientras que las dos entradas aludirían a ‘Stairway to Heaven’.
Para muchos este disco fue la obra maestra de Led Zeppelin. Para mí es uno de los discos más importantes de la historia del rock ya que encierra la esencia de cuatro músicos que siempre vieron más allá del horizonte.
El pasado 24 de febrero, para conmemorar los 40 años de Physical Graffiti, Jimmy Page lanzó a la venta, en físico y por medio de Spotify, una nueva edición del álbum que contiene material extra con versiones nunca antes escuchadas de ese período. Orgulloso de lo que ha hecho, también ha dicho que espera que con esto más generaciones sigan escuchando a Led Zeppelin, una tarea indiscutible para los amantes del rock.
RICARDO PAT