La Aventura Musical de Coki Navarro – XXXII

By on noviembre 19, 2020

XXXII

Continuación…

Otro día y otra fiesta, más caras nuevas; veo rostros que he mirado en los periódicos, y oigo nombres que he escuchado por la radio. Gente elegante, élite pura, diversión de niveles altos, mujeres bonitas, bellísimas, jóvenes, sonrientes, complacientes. Aprendo a no tener memoria, ni meterme a averiguar si los clientes son políticos o profesionales de algo. Simplemente “canto” cuando ellos me lo piden, aunque a veces sin que me lo pidan. Además, soy ese amigo del chef de cocina, quien me atiende como a un rey, pues me da de comer hasta reventar. ¡Cada que visito su cocina acecho el tambor donde tiran las sobras y veo lo que yo comía meses antes!

Aunque todo marcha bien en las reuniones en ese restaurante, no falta un plebeyo venido a más que ya pasado de copas quiere hacerse al chistoso y, pretendiendo hacer un acto de magia, echa mi guitarra al aire y, en vez de flotar como había asegurado que sucedería, se estrella contra el piso, rompiéndose penosamente. Ahí si noté que el señor X tiene mando y carácter pues, diciéndole unas palabras al oído al cretino este, de inmediato se me acercó, me pidió disculpas y me indicó que al otro día tendría guitarra nueva. Puntual, como lo había prometido, pasó por mí y nos fuimos a comprar una guitarra. Disculpas nuevamente, que con la misma humildad con que venían las rechacé, diciéndole que ya eran suficientes con las de anoche. No era mala persona este joven, lo que pasaba es que no frenaba sus ímpetus y se alocaba demasiado. Nos hicimos después muy buenos amigos. Fuera de este incidente, no hubo para mí más que noches felices. Hice muchos amigos ahí. Amigos que a pesar del tiempo no me han olvidado, (los jóvenes), pues los de más edad casi todos ya fallecieron. Con algunos convivo los recuerdos de esas horas cuando el destino nos une. Digo destino, porque todos son gente muy ocupada y su mundo es distinto al mío… aunque yo también tengo mis ocupaciones; pero la vida gira y en sus vueltas nos maneja a su antojo. Sigo queriendo a mis amigos de esas grandes situaciones. Gentes con señorío, con categoría; exentos de esa soberbia y pedantería que envuelve a los estúpidos sin conocimientos de la buena educación. A estas fechas, comparo a esos con otros que he conocido y me doy cuenta de que los difíciles de convivir con ellos son los riquillos corrientes y sin alma, ¡ay amigos, pero!… conozco también pobres que además de pobres son infulosos, engreídos y delicados, esos están peor, pues ¿qué presumen?…

Lo que quiero es dejar bien claro que se es señor y caballero en cualquier lugar y condición, pues tengo muchos amigos que sin ser “millonetas” son gentes lindas, aunque no podemos negar que hay muchos abolengos y noblezas venidas a menos que verdaderamente dan pena, mucha pena esos títulos destintados, títulos sin titulares.

Bueno, sigamos con mi relato.

Uno de los últimos consejos que me dio este gran señor fue que a las gentes no hay que tratar de cambiarlas, sino aceptarlas como son o no aceptarlas, y que nos acepten como somos o no lo hagan, pero que no presuman tanto, ya que no existen limpios de pecado en este mundo. Ah, y mucho cuidado con los que pregonan sus bondades; esos, disfrazados de buenos, son los peores. Cuidado con ellos, me decía. Aléjate de los que hablan de su pulcritud mental. Ahí se esconde el pecado y el pecador.

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Lamentablemente, el gusto no me duró mucho, pues este señor se enfermó y hubo de comenzar a vender sus negocios. Se acabaron las fiestas y la alegría, el regocijo puro, no practicado. Se terminó la buena vida, se cerró el restaurante. Cuando salió del hospital, este caballero nos fue a visitar, acompañado de un licenciado. A la señora y a su hija les obsequió una casa y dinero para que no tuviera problemas económicos. A cada mesero, un sobre con cantidades respetables; igual a los choferes. ¡Cuántos he conocido que no reúnen ni la mínima parte de la calidad humana de este buen personaje! Pero eso sí, tienen apariencia de bonachones y solamente son una caricatura mal dibujada de lo que debe ser una persona. Yo ya los conozco enseguida que los veo. FARSANTES.

A mí me entregó un sobre con tres “papeles” grandes y me dijo que dispusiera de toda la ropa y las cosas de la bodega. Yo le informé que no tenía dónde meter tanta ropa y zapatos, y él, con un ademán y palabras firmes, casi me ordenó que me las llevara y las obsequiara a quienes les hiciera falta. Pues ni modo, y sobrada razón tenía este señor, ya que al otro día que me fui a vivir al hotel me di cuenta de que esa ropa serviría para aliviar muchos fríos. A regalar trajes, zapatos, calcetines y cuanto necesitaran mis amigos. Pronto se gastó todo.

A la semana de haberme despedido de mi héroe amigo, grande fue mi sorpresa cuando al abrir los periódicos de ese día me enteré de que había fallecido el señor X. ¡Pues que era un gran personaje y yo ni lo sabía! (Aunque me lo imaginaba). Páginas cubiertas con sus esquelas. Comentarios de su trayectoria mercantil y de su caballerosidad. Cómo siento su muerte. Me coloco el mejor traje negro que tengo (gracias a él) y me llego a rendir tributo silencioso hasta donde era velado. Veo caras conocidas, veo rostros tristes y amigos que como yo sienten su muerte. Se me acerca el chofer y me cuenta que el señor murió mientras dormía. Hasta en eso fue magnífico. Dios lo “secuestró” sin que él se diera cuenta. AHÍ, JUNTO A SU FÉRETRO DEJO UNA LÁGRIMAS POR MI AMIGO QUE SE VA. Lágrimas del alma y de dolor. Adiós, SEÑOR X, y gracias por enseñarme con sus consejos mucho más de lo que ya sabía: a no meterme en la vida de nadie. Gracias por moldear un poco más mi manera de ser y por definir que debemos enviar nuestra maldición a los que utilizan su lengua para despedazar la honra de los demás; baldón para los que mancillen el honor de una mujer; infierno para los que desafiaron vírgenes con la palabra. Adiós, señor X. Lamento de verdad que no haya muchos como usted. –Hombre limpio; sin chismorreos de vulgares gentuzas con vestidos caros–. Me refiero a los que usan ropa limpia y tienen la mente sucia.

Coki Navarro

 Continuará la próxima semana…

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