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- Siempre la sonrisa de Lucy
- Félix Guerrero, Batuta de Oro
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- Kiko Mendive
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- Luna, Boleros y Son
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- La revolución que quiso ser – VII
Estigmas impropios en una mente atemporal (III)
Juan José Caamal Canul
III
Los arcos, la arquería, los portales que se sumergen en la mar. La ciudad portuaria emerge del limo, de los lodos sin sosiego y va derramando sus portales a la orilla. El mar regurgita hediondos vapores.
Balcón al mar y los arcos se extienden perpendiculares a la vida, al vuelo de las aves, a la luz estelar, al rumor constante e incansable del movimiento y rumor. El camino desciende o asciende, y se es, o no, consciente de que todo es espejismo e imagen invertida.
Todo es profundo: el brillo del manto de cristales de la orilla y la noche cuando el mar brilla desde arriba. Espejismos e imagen invertida.
Comienza el verano y las chicas guardan los abrigos. Cada que asciende el mercurio del termómetro y los días se alargan, proporcionalmente los shorts se acortan.
No tengo problemas en mirar el níveo resplandor de sus glúteos y menos los músculos de sus piernas. Ellas quieren sentirse cómodas y frescas, y yo estoy agradecido por la extensión de lo que muestran.
El invierno y la mezclilla han blanqueado las pieles. Ahora es el momento de dorarlas y será en breve.
Los shorts siguen siendo de mezclilla en esta ciudad sin árboles ni playas. Hay más desenfado. Menos inhibición. Hasta las mujeres extranjeras parecen más comedidas en sus prendas de vestir.
Ahora hay demanda de trajes de baño, mínimos y coloridos.
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