El Alma Misteriosa del Mayab – XXV

By on junio 2, 2022

Leyendas del Mayab

XXV

LAS PROFECÍAS DE LA XNUUKIL MANÍ

Unas se han cumplido ya, dice el indio, reflejando en su semblante impávido la seguridad de lo que dice. Otras no se cumplen todavía, pero habrán de cumplirse, porque la adivina de Maní lo anunció en su hora.

Hace mucho tiempo, tanto tiempo hace que cuando la Conquista sólo quedaba en el pueblo de Maní la tradición, y una figura tallada en piedra que se decía ser la representación de la vieja adivina. Existió en efecto, en ese legendario pueblo del sur de Yucatán, último asilo de la que fuera la poderosa tribu Tutul Xiu, la mujer llamada Xnuukil Maní o sea en lengua española, la vieja de Maní, profetiza cuyos augurios tuvieron siempre mucha fama por toda la tierra del Mayab, y aún la sigue teniendo, esperándose el cumplimiento de algunos que todavía están por realizarse.

De esas profecías en su forma original sólo saben los indios más viejos, y mucho ha habido que registrar en sus recuerdos para dar con ellas. De sus abuelos y tatarabuelos, y hasta de más allá de los tatarabuelos les vino, pues ya cuando la Conquista eran conocidas.

Dícese que a la hora del tramonto, cuando el sol declinaba detrás de los altos montes que rodeaban el pueblo, la Xnuukil Maní, sentada a la sombra de una alta ceiba a la puerta de su choza india, pronunciaba los vaticinios, y que a ella acudían no sólo los vecinos del lugar, sino hasta gentes de otras comarcas, por escuchar sus palabras proféticas que siempre se cumplían, y las que pronunciaba con toda solemnidad, alzando las manos como inspirada por los dioses. Esto ocurría muchos años antes de que el poderoso Tutul Xiu buscase refugio en Maní y cuando el esplendor de la civilización maya. Bueno es tener presente esto para la importancia de las profecías.

La Xnuukil Maní, decían los jmeenes u hombres adivinos también, pero de menor categoría, posee la ciencia. Ella lee lo que está oculto tras de los astros, en los pliegues del cielo, y en lo más profundo de la tierra. Ella sabe lo que todos los demás no saben. Ella sabe hasta lo que nosotros que sabemos muchas cosas, ignoramos. Ella sabe, ella sabe, y sus palabras son como luz para iluminar los caminos por donde vamos y por donde hemos de ir, los caminos de nuestra vida de hoy y de la que será nuestra vida mientras los tiempos vayan pasando. Escuchadla, hijos del Mayab, porque ella es vuestra guía.

Y dicen que entre las cosas que predijo, predijo éstas diciéndolas así:

Gentes de la tierra del Mayab, sabed los que querráis saber algo que penetra en el alma y en la carne hasta desgarrarlos de dolor, que llegará día en que habréis de llorar mucho, lloraréis tanto que vuestras lágrimas aumentarán las de los cenotes y de las sartenejas. Porque en ese día que os anuncio, el pájaro éek’ búuk habrá de lanzarse sobre el pájaro éek’ piip en horrible lucha. Ruda será la pelea y se destrozarán mutuamente las alas hasta ensangrentarse, y la sangre les correrá por todo el cuerpo hasta que sus pies queden dentro de la misma sangre.

Al final el pájaro éek’ piip caerá abatido; abatido, pero no muerto, aunque con el corazón desgarrado, porque dispuesto está que no muera, y el pájaro éek’ búuk volará hasta posarse en la rama más alta del árbol siempre verde, en la rama más alta del ya’axche’, desde la cual cantará su triunfo. Ese será el final de la contienda, pero no el final del pájaro éek’ piip, porque éste habrá de sobrevivir porque es la voluntad de los dioses el que viva a través de los tiempos. Esto es lo que os anuncio, gentes del Mayab y debéis prepararos porque ese día se aproxima.”

Fue así como al decir de los indios la Xnuukil Maní vaticinó la conquista, y he aquí explicados los símbolos: El éek’ piip es el pájaro indio de plumaje gris, y en el augurio representa a la raza maya relacionando el color del ave con el color de la piel del indio, y con el color de la tierra k’áankab. El éek’ búuk es el pájaro de plumas negras, relacionado este color con el que seguramente habría de verse más tarde en trajes de españoles, y con el odio que habría de sentir el maya por los conquistadores. La lucha de los dos pájaros alude a las guerras de la conquista entre las dos razas. El árbol ya’axche’ es el árbol sagrado entre los indios, se le llama así porque jamás se marchita, conservando su verdor en tanto esté en pie. El pájaro que representa al conquistador cantando en el y’áaxche’ su triunfo, alude a la profanación que habría de hacer de la religión de los indios y de sus templos. Cumplida en el tiempo fue ya esta profecía.

Dijo esta otra:

«Hace muchos años, pero tantos que el indio ha perdido la cuenta, las aguas anegaron de tal modo estas tierras, que murieron sus gentes y sus animales, pero sus semillas sobrevivieron entre las aguas y fue así como pudo volver a surgir todo.

Ahora esperemos lo que no será agua, sino precisamente lo contrario del agua, y que también mala. Sabed que día llegará en que habrán de secarse todas las cosas que producen agua, así las aguas dulces, como las aguas amargas, aí las aguas que corren como las que no corren, así las aguas claras como las aguas turbias. Las nubes se secarán arriba, y abajo los cenotes y las sartenejas. Entonces se sentirá una sed que abrazará las entrañas haciendo que las gentes mueran como entre brasas vivas. Pero habrá un gran depósito que no habrá de secarse. Será el único y ese es el cenote Xkabch’en de Maní, y aquel que quisiera de esa única agua que habrá de quedar, tendrá que acudir por ella, de cerca o de muy lejos que esté. Pero para obtener el agua tendrá que traer un niño para alimentar con su carne a la Serpiente Sagrada que cuida del cenote. En cambio de esta ofrenda podrá coger el agua, pero sólo en la cantidad que quepa en la cáscara de un cocoyol.”

Aún no se cumple esta profecía, pero dicen los que saben de estas cosas que las fuertes sequías que de tiempo en tiempo asuelan los campos en forma tal que a veces hasta los animales montaraces se sienten competidos a entrar en los poblados en busca de agua por la desesperación de la sed, no son más que indicios de la formidable sequía que se prepara y que andando los tiempos asolará la tierra del Mayab como está anunciado.

Bien está fijar la atención en que esta profecía hace en su principio como una alusión al llamado diluvio universal, aunque localizándolo a esta tierra. El punto es harto interesante porque la ciencia ha creído encontrar reminiscencias de aquel suceso así en los viejos códices mayas, como en ciertas pinturas murales encontradas en las reinas mayas.

También es muy significativo que en todas estas profecías resalta el hecho de salvarse en principio la raza. Así se ve que, en la que se refiere a la Conquista, aunque el pájaro éek’ piip es vencido, no muere. En la alusión a la inundación general de esta tierra las semillas se salvan, y en la sequía que la ha de asolar, queda un cenote en el que ha de subsistir el agua. Tan arraigada tiene el indio la creencia, y con razón, de la supervivencia de su raza.

En otra ocasión la Xnuukil Maní hizo la siguiente profecía:

El pájaro cardenal que es rojo como la sangre habrá de bailar sobre tres cerros de calaveras.”

Según el sentir maya, fue este el vaticinio de la terrible guerra de razas que habría de venir muchos años después y que es conocida en la historia yucateca por guerra de castas, y durante la cual se vieron escenas espantosas y la raza blanca estuvo a punto de desaparecer exterminada por los indios. De modo que ésta profecía fue pronunciada con muchos siglos de antelación. El rojo cardenal o sea el pájaro de este nombre que en lengua de indios se dice chakts’íits’ib, simbolizó la sangre que a torrentes habría de derramarse, y los tres cerros de calaveras sobre las cuales bailaria aquel pájaro se refieren a las tres zonas de que el indio rebelde en su lucha con el hombre blanco llegó a apoderarse en Yucatán, o sea el oriente, el sur y parte del centro. Como se ve esta profecía, al igual que la de la conquista, cumplióse al pie de la letra.

Existió otra basada sobre el mismo hecho y en cuya composición entran casi los mismos elementos simbólicos, y aun con referencia a la famosa adivina Xnuukil Maní, que ya había muerto, pues esta última profecía surgió en tiempos de la conquista. Parece, pues, derivada de la primera o complementaria, por lo cual es pertinente incluirla aquí.

Cuando la Conquista, la vieja de Maní ya había muerto, pero según se afirma, aún existía en aquel pueblo una figura tallada en piedra que, como ya se ha dicho, representaba a aquella mujer. Pero un día los indios encontraron que a la figura le había sido arrancada la cabeza, y atribuyeron la mutilación a los blancos. Enojados los adivinos vaticinaron entonces la guerra de castas, haciendo entrar a la Xnuukil Maní en la composición del vaticinio.

Dijeron así:

La cabeza de la Xnuukil Maní ha de volver a su cuerpo y hemos de levantar tres cerros de calaveras en el pueblo de T-Ho’, hasta convertirlo en un lugar de ruina en donde la sangre correrá hasta llegar a los tobillos. Entonces bailará el éek’ piip en la orilla del mar entretanto el chakts’íits’ib brincará en medio de las aguas, y será la bandera del barco en el cual se irá el resto de nuestros enemigos.

Esa profecía se explica así: La reposición de la cabeza de la Xnuukil Maní a su cuerpo de piedra mutilado, significa la victoria y la afirmación de la raza. El pueblo de T-Ho’ fue el que más tarde se convirtió en Mérida la capital yucateca y fue el punto de mira principal de la rebelión indígena, del cual a poco más se apodera, de manera que la profecía expresaba que se destruiría Mérida. El pájaro éek’ piip que es la representación racial del indio, representa a éste bailando a orillas del mar al ver al resto de sus enemigos huyendo rojos de sangre, y por eso se les representa por el pájaro chakts’íits’il

No al pie de la letra se cumplió este vaticinio, pero sí en gran parte, pues corrió, en efecto, la sangre de ambos contendientes en ocasiones hasta bogársela, y mucha gente blanca salió huyendo de Yucatán, así por tierra como por mar.

En cierta ocasión la vieja de Maní profetizó así:

El indio camina, camina, camina, bajo los altos árboles, a la luz del sol, a la luz de la luna o a la luz de las estrellas, por los caminos anchos y grises o por las angostas veredas. Cuando se cansa se tiende a la sombra del ya’axche’. Cuando tiene sed toma el agua de su calabazo o del cenote o de la sarteneja que encuentra, y sigue caminando, y caminando y caminando. Así fue como caminaron nuestros padres y como llegaron a estas tierras e hicieron sus pueblos. Pero llegará el día en que estas cosas habrán de cambiar porque el hombre podrá ir entonces de un pueblo a otro, por más distantes que estén entre sí, sobre un extraño animal de fuego que lo llevará rápidamente con los muchos pies que habrá de tener, pues tendrá tantos como el gusano chapat que tiene muchos.”

Se ha cumplido esta profecía que seguramente se refirió al ferrocarril que habría de atravesar mucho más tarde todo Yucatán, y es singular el caso de que apenas fue implantado el ferrocarril, el indio lo bautizó con el expresivo nombre de tsíimin k’áak’ que significa «caballo de fuego», tal como se dice en la profecía.

Esta fue otra:

Cuando el indio habla en una región no se le oye en otra. Si habla en la región en que se forman las aguas que riegan y fertilizan los campos, que es en el oriente, no se le oye en el punto de donde vienen los vientos fríos y punzantes, que es en el norte, ni en donde se forman los vientos que queman que es en el sur, ni en el lugar en que el sol es tragado por el cielo que es el poniente.

Pero llegará el día en que sí pueda ser oído de un punto a otro y será como si el viento condujese sus palabras. Entonces el que hable desde el cenote Xkabch’en de Maní podrá ser oído en el cenote Xpopotok’ de T-Ho’.”

Fue así como se dice que profetizó el teléfono. El cenote Xkabch’en existe en Maní y hasta hoy es famoso pues se le cree lugar de cosas de misterio. Xkabch’en puede traducirse por pozo de miel, nombre poético para indicar lo agradable de sus aguas que son puras y cristalinas. El Xpopotok’ que significa pedernal perforado, fue un cenote que existió en Mérida hasta hace menos de medio siglo, ubicado hacia el oriente, y en el cual desaguaba la ciudad. Luego fue cegado, y también fue un lugar al cual se atribuían cosas fabulosas.

Otra vez dijo la vieja de Maní:

Hay muchas tierras que el indio no conoce porque para llegar a ellas caminando sería necesario caminar muchos años, y porque están separadas de esta tierra del Mayab, por grandes extensiones de agua.

Pero día llegará en que el pájaro éek’ piip baile en medio del mar. Entonces las olas lo llevarán hasta muy lejos y lo volverán a traer siempre bailando. Será entonces cuando quede a su voluntad conocer las tierras que hoy no conoce.”

Con lo cual está muy claro que anunció la travesía marina, que pudo conocer el indio pues cuando la conquista en varias ocasiones fue transportado así a otros lugares.

He aquí otra:

Gusta el indio comer caliente la tortilla de maíz, saliendo apenas del comal en que se cuece junto al mismo banco en que se aplana la masa. Así para comerla caliente, tiene que sentarse cerca del fogón. Pero si hay que llevarla de un lugar a otro, entonces el indio no la come caliente, porque se enfría pronto, y esto es desagradable. Pero esto dejará de ser así, pues llegará el día en que la tortilla hecha en Maní se coma caliente en T-Ho’, es decir conservando todavía el calor de su comal.

¿A qué suceso podría remitirse este vaticinio? ¿Podrá presumirse en la Xnuukil Maní el presentimiento de lo que muchos siglos más tarde habría de ser la rápida navegación aérea?

Y, por último, es con ésta con la que se cree que la profetisa auguró el telégrafo:

Sucederá que una soga muy larga una a los pueblos entre sí. Esa soga unirá a Maní con T-Ho’, y a otros lugares.”

La tradición llegó a materializar el símbolo, pues dice que un día, en una caja preparada de antemano en el cenote Xkabch’en de Maní, fue traída hasta el pueblo de T-Ho’, nuestra Mérida de hoy, una soga muy larga. Que se extrajo la cuerda, pero que cuando se trató de volverla a la caja ya no alcanzó, por lo cual se discurrió cortarla por en medio, y que allí en donde se hizo el corte manó sangre. Que se trató de introducir en la caja una de las dos mitades y tampoco alcanzó, por lo cual fue igualmente dividida dicha mitad y también brotó sangre en el corte, y que tampoco alcanzó el trozo, y que se siguió cortando sin que se consiguiera que ningún trozo alcanzara y que siempre siguió manando sangre en las cortaduras. Dícese que la soga venía a ser el hilo transmisor que habría de aparecer en Yucatán andando los tiempos, el cual sería dividido en tantas partes cuantos pueblos habría de unir.

Pasaron los años, y vino, después de la profecía, la Conquista, y más tarde la Colonia, y tanto ha persistido la tradición que es fama que se encontró la caja en uno de los edificios de la antigua T-Ho’, y que cuando fue edificada la catedral se la enterró en uno de los subterráneos, y aún hay quienes creen que allí está todavía y que guarda en su fondo algunos residuos de la soga.

Luis Rosado Vega

Continuará la próxima semana…

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.