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Collar vs. Arnés: Beneficios y desventajas
Collar vs. Arnés: Beneficios y desventajas
El cuello es una parte muy sensible de la anatomía canina. Como ocurre en las personas, un solo accidente con latigazo cervical puede resultar muy perjudicial.
La anatomía del perro y de las personas es bastante similar. Un collar sujetador puede dañar estructuras en el cuello y producir dolor, exactamente lo que ocurriría en los seres humanos si se les colocara un collar que les proporcionara una presión y tracción violenta.
La columna del perro está formada por 30 vértebras, de las cuales siete son cervicales y componen el cuello del animal. Si el perro sufre una lesión en esta área, una vértebra se puede fracturar o dislocar, lo que puede dañar la médula espinal y posiblemente causar una parálisis. Lamentablemente, este tipo de lesiones a menudo conduce a la eutanasia.
Entre los síntomas de una lesión en el cuello se encuentran las señales de dolor, el tambaleo, la dificultad para pararse, el cambio de postura y el uso de la parte superior de los dedos, en lugar de las almohadillas plantares, para permanecer de pie. En muchos casos, estas heridas tienen su origen en tirones y tensiones que se producen por el uso de correas. Para prevenir estas lesiones, utiliza un arnés en lugar de un collar, evita jalar o tirar violentamente de la correa, y no muevas a tu perro si está herido.
Usar un collar para sostener la identificación y la licencia de un perro es una buena idea. Arrastrar a tu amigo peludo por el cuello es una mala idea. Ser amarrado por el cuello, incluso con un collar de hebilla sencillo, puede ser doloroso para los perros que jalan o embisten, especialmente si el guardián tira de la correa. Los collares pueden poner presión en la tráquea, la médula espinal, los discos vertebrales, el esófago, etc., y deben ser evitados.
La presión excesiva de un collar sobre esta zona puede comprender los siguientes riesgos:
Piel – La piel es el primer lugar en el cual podemos encontrar lesiones, como pérdida de pelaje, irritación, hematomas, laceraciones, heridas y dolor.
Laringe y tiroides – Tanto la tráquea como la laringe y el esófago se encuentran ubicadas en el cuello del perro. Una presión excesiva sobre ellas puede desembocar en problemas respiratorios y atragantamientos.
La tiroides es una glándula en forma de mariposa ubicada en el cuello. Es una de las glándulas endocrinas que producen hormonas. Las hormonas tiroideas controlan el ritmo de muchas actividades del cuerpo: la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y respiratoria, el crecimiento celular, etc. Si la glándula tiroidea se ve afectada, ello puede influir negativamente sobre el metabolismo del perro.
Cuanto más alto el collar en el cuello y más fino, mayor es la posibilidad de dañar los músculos y las articulaciones de la columna cervical. En el cuello se concentra parte de la musculatura que repercute en el correcto movimiento del resto del cuerpo del perro, ocasionando contractura y dolor, incluyendo inflamación de los ganglios linfáticos.
Además, el cuello alberga una porción importante de la médula espinal, encargada de comunicar el cerebro con el cuerpo y de controlar, entre otras funciones, los movimientos del animal y su sistema nervioso simpático y parasimpático. Cualquier tensión anormal en las vértebras que recubren la médula espinal puede dar lugar a un pinzamiento, provocar dolor, o incluso llegar a comprometer las funciones neurológicas del perro, así como causar osteoartritis y hernias de disco, activación de nivel de estrés, y pánico por el dolor
La presión ejercida por un collar sobre el cuello puede interferir en la correcta circulación sanguínea. Un riego cerebral deficiente puede tener consecuencias graves sobre la salud de nuestro perro. Algunos expertos apuntan que puede provocar aumento de la presión intraocular y dañar el nervio óptico (glaucoma), afectando la visión del animal.
Utilizar un arnés para perros en vez de collar garantiza que la presión (leve o severa) que el perro ejerce al tirar de la correa no se concentra en el cuello. Con ello se evitan los riesgos descritos anteriormente. La elección siempre será personal, siempre pensando en la salud de nuestro queridísimo amigo.
Un consejo para calmar a los perros que jalan es hacer que carguen una mochila durante la caminada. De repente, tienen un trabajo para hacer, ¡y toman su trabajo seriamente! Simplemente asegúrate de que el morral esté equilibrado en los dos lados, y que sea apropiado para el tamaño y la fuerza del perro. Hay muchos estilos disponibles en línea o en tu tienda local de productos para animales de compañía.
Caminar con tu compañero canino es una de las mejores cosas que puedes hacer por el bienestar físico y emocional de tu amigo peludo. También puede fortalecer el vínculo que comparten. Sin embargo, si estás usando el tipo de collar equivocado, puedes estar lastimando física o emocionalmente a tu compañero canino sin darte cuenta. No conviertas el paseo en una tortura, escoge la mejor opción. Sé un Dueño Responsable.
Dra. Carmen Báez Ruiz
Email: drabaez1@hotmail.es
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