Temporada de Deshielo

By on marzo 4, 2021

Perspectiva – Desde Canadá

XXXIV

La primavera comienza a manifestarse tímidamente. Las aves y sus cantos comienzan a regresar, las temperaturas ya se conservan más tiempo por encima del punto de congelación, y la luz solar aumenta tanto su duración como su intensidad.

Pero el invierno no da su brazo a torcer…

La nieve yace acumulada sobre la superficie, agua congelada que eventualmente se derretirá, dirigiéndose a la atmósfera (a las nubes), o a las coladeras, o bañará la superficie donde se encuentre o, peor aún, se introducirá a sótanos y casas.

El romanticismo detrás de la caída de la nieve ahora se convierte en la realidad de los charcos y el lodo. Aquellos que hayan tenido la oportunidad de visitar una hielera recordarán chapotear agua y hielo en el piso, pues eso abunda ahora en los estacionamientos en estas regiones.

Al dirigirte a tu carro, y antes de abordarlo, es común hacerlo con el agua y hielo cubriendo todo el pie, justo antes del tobillo. Sin el adecuado calzado, es inevitable el baño de agua helada.

Al deshielo se une un riesgo mayor, cuando el agua se solidifica nuevamente sobre la superficie (porque el invierno y las temperaturas bajas no se han ido): la posibilidad de resbalarse y dar con la humanidad en el suelo, con diversas consecuencias que pueden ir desde la momentánea vergüenza hasta una visita al hospital.

Al caminar, hay que prestar especial atención a superficies brillantes, porque generalmente son las que están congeladas, y dar pequeños pasos sobre ellas, o simplemente evitarlas, si es posible. Un análisis similar aplica a las carreteras, pues el “black ice” puede tener consecuencias catastróficas.

En estas latitudes, a la nieve sigue la lluvia, como ya les he comentado anteriormente. “April showers bring May flowers” es el mantra, pero ya desde estos días comenzamos a recibir lluvias, modestas, pero lluvias al fin.

Hoy la alerta fue de una galerna canadiense: ráfagas de viento helado con velocidades superiores a los 60 km/h, a las cuales seguirá una caída del mercurio que nos hará amanecer con sensaciones térmicas cercanas a los -30⁰C.

Sobre la carretera, las ráfagas de viento acarrean la nieve y la colorean de blanco, como si fuera cal, cuando es hielo en polvo.

Lo dicho: el señor Invierno se niega a retirarse y aún guarda sorpresas bajo sus níveas barbas.

Cuando viajé a estas tierras, lo hice con tres pares de zapatos: unos negros, unos cafés, y mis tenis. De los tres, los únicos que ha visto uso continuo han sido los tenis, principalmente porque el calzado en mi trabajo debe ser de seguridad, y los tenis han sido para caminar y correr, cuando el clima lo ha permitido.

Creo que finalmente podré decir que he desarrollado mis “piernas invernales” cuando logre imitar a la gran cantidad de corredores que, a pesar de que las temperaturas sean negativas, toman las aceras limpias para ejercitarse. Me imagino será como un salto de fe.

Los senderos por estos rumbos, mis terrenos de trotar, está completamente cubiertos de nieve, y las motos de nieve se han apropiado de ellos, volviendo un riesgo compartirlos. Algunos valientes corren sobre la carretera; yo no soy tan valiente, la verdad, como para arriesgarme.

Ah, pero así como las cabañas de pesca sobre el congelado río de St. Lawrence ya han sido retiradas (porque ahora el riesgo de que se rompa el hielo aumenta con las lluvias), de la misma manera pronto recuperaré esos senderos, y correr será nuevamente una opción disponible.

Desde esta perspectiva, como todo en la vida, tan solo habrá que dar el paso inicial y luego, con constancia, imponer nuevas metas, para superarlas y definir nuevas.

Claro, si tan solo el señor Invierno no tiene otros planes…

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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