Opinión
Pedro Escamilla Esquivel
No se había dado un gobierno de izquierda en nuestro país hasta ahora. Aunque algunos dicen que el actual gobierno no tiene nada de izquierda, al inicio de la administración se plantearon promesas que en verdad eran inéditas: “Primero los pobres”, siendo a mi juicio la principal pues en verdad prometía reconvertir toda la estructura económica, social y política del país.
El pueblo votó por el cambio, por un verdadero cambio, no como habían prometido los anteriores gobiernos y que solo fueron maquillajes para no cambiar.
A tres años de la actual administración, ¿cuál es el balance?
Voy a hacer una analogía entre una situación marina y la situación del actual gobierno.
En el mar se dice que un capitán, al levantar de un puerto el ancla de su navío para llevarlo a otro se enfrenta a variables externas al barco, muy fuertes y de difícil control, el clima principalmente, el cual es difícil de prever y sobre todo de controlar; su margen de maniobra es limitado. La posibilidad de que la travesía sea un éxito depende de sus capacidades y habilidades para afrontar el reto. Si equivoca su estrategia, el barco puede naufragar, con la consecuencia de pérdidas de vidas humanas.
En el caso del gobierno, la administración actual recibió un barco muy endeble, maltrecho: la economía creciendo muy lentamente, un PIB bajo, sin reducción de la pobreza. Todo lo anterior causado por gobiernos cuya conducta habitual eran la frivolidad y acciones de corrupción evidentes, emblemáticas, que terminaron de dar al traste con su imagen. La población, hastiada, depositó la confianza en el cambio; su esperanza era un cambio verdadero. El pueblo dio al actual gobierno un bono, un cheque en blanco.
El barco al zarpar, como dijimos, estaba endeble, maltrecho, pero contaba con una tripulación –el pueblo– llena de esperanza, de motivación. Todo parecía indicar que, ahora sí, México había encontrado el camino para salir adelante.
¿En dónde estamos a medio camino del sexenio de esta administración, qué se tiene?
Si bien es cierto que han surgido situaciones que escapan al control del gobierno – entre ellas la pandemia, que vino a dar un giro de ciento ochenta grados al país con las consecuencias ya conocidas–, no hay que olvidar que en el primer año de gobierno se vino abajo el PIB. Para el 2020, cuando inició la pandemia, la economía del país se desmoronó un -8.5%, en el 2021 creció en un 5%; en el 2022 la estimación es de un 2.5%, con una inflación alta, cercana a los dos dígitos. En consecuencia, todavía no nos reponemos en la creación de riqueza con respecto al 2018. Además, en parte por la pandemia, se dio el fenómeno de escasez de oferta de productos, ocasionando un alza de los precios, acelerando la tasa de inflación a 7.5%
¿Cómo está la tripulación del barco en el momento actual?
Polarizada, dividida, unos a favor del gobierno y otros en contra. Si el margen de maniobra del capitán del barco es estrecho, ¿cómo puede dirigir la nave con una tripulación enconada?
Para acabar de empeorar el clima en el que se está moviendo la nave, estalla la guerra entre Rusia y Ucrania, ocasionando el encarecimiento de los granos básicos (maíz, trigo, sorgo) y del petróleo.
La condición está dada para que la gasolina y el gas, insumos indispensables para la movilidad de la economía, aceleren más la tasa de inflación mundial y, por ende, la de nuestro país. La población ya está resintiendo en el bolsillo la inflación.
Como se dice en la jerga de los marineros: “Si el capitán tiene altura de miras, el barco, a pesar de las borrascas del clima, llevará al barco a buen puerto.”
En lo personal, es lo que más deseo. Creo que todo México también: aunque hoy esté dividido, es la única forma para reencontrar el camino.
Faltan tres años, pero es imperante la unidad.
Por el bien del país.
Esperemos que así sea.
