Remembranza
PERIODISTA DE TODA LA VIDA
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Casi siempre escribimos sobre aquellos que fueron nuestros amigos, hermanos, compañeros de trabajo, deportes, nos acercamos así a nuestros compañeros estudiantiles que se han ido a nuevos planos astrales. Un día me dije: “¿Por qué no hacerlo con los que todavía pisamos la tierra?”
Recordé muchas etapas de Luis Alvarado Alonzo en sus múltiples facetas de trabajo profesional, cultural, administrativo, editor, mecenas, teatrero, y más…
Hace unos días desayunamos en la Cafetería Pop –que fuera de mi prima Amara Peniche–, donde vi nuevamente el mural de Novo, Gorostiza y Villaurrutia. Nos encontrábamos con una taza de café a un costado de nuestra Alma Mater, que en esa época de los años cincuenta era Universidad Nacional del Sureste, ahora Universidad Autónoma de Yucatán. Teníamos, tenemos, ideas de igualdad social, esperanzas profesionales. Estudiamos un Bachillerato en Ciencias que nos formó culturalmente.
Luis Alvarado y yo caminamos muchas vías paralelas en nuestra formación material y profesional; él, santiaguero de la calle 72, yo en la colonia Yucatán de Mérida, cursamos los dos años de bachillerato que nos dieron base cultural. Ambos recordamos a nuestros maestros Carlos y Antonio Canto López, que nos dieron base para comprender la Historia y la Literatura. Estudiamos filosofía con Francisco Repetto Milán, Francés con Humberto Arjona, y Gramática con Conrado Menéndez y Fito Ruz, artífices de nuestra generación que dio nacimiento a la APEY, Asociación Periodística Estudiantil Yucateca.
En esos años, el Diario del Sureste nos tendió los brazos. Formamos la “Página Universitaria”, cuando el dramaturgo era Wilberto Cantón, forjándonos como jóvenes escritores. Fuimos amigos de todos los directores que pasaron por el Diario del Sureste. Del año 52 a la fecha, a 72 años de distancia, no seguimos tundiendo máquinas sino teclados de computadoras que nos hacen menos cansado teclear unas tres o cuatro horas por día, en mi caso con tipos de letras de 18 puntos para luego bajarlas a 12 o14 para el Diario, ayudado de una lupa de mano. Ambos seguimos en la brecha del conocimiento y la belleza cultural.
Decidimos reunirnos cada quince días con nuestros compañeros Badí Xacur, Carlos Simó Suárez Cáceres. Francisco Cámara, Luis Alvarado y el que escribe. Nos unen algunas instituciones culturales: El Ateneo del Mayab; la Academia Liberal de Yucatán; la Asociación Nacional de Cultura y Arte Plural; el Grupo Liberal Fraternidad y Justicia. Las presidimos y trabajamos en la edición de libros, aun colaborando con el Diario del Sureste, y en actividades culturales. En el transcurso de nuestras vidas, como decía el libro de la APEY, éramos y somos una generación comprometida con Yucatán”. De los 21 que la formamos, solo quedamos Luis Alvarado Alonzo y el que escribe.
Trabajé con Alvarado en su puesto de ollas y artículos de cocina como Baratilleros de la calle 65. Fuimos encargados de neverías: Luis en el cine Mérida, yo en el Teatro Fantasio y antes en el cine Yucatán. En 1954, como miembros del Orfeón Yucateco, que dirigió Marcial Cáceres Ortiz, debutamos en el Teatro Toro de Campeche.
Tuvimos maestros independientes de la Universidad en el mundo de las letras con Don Carlos Duarte Moreno y el poeta nacional de Cuba Don Nicolás Guillén. Participamos en el mundo de la música y la pintura profesional, Luis como mecenas de jóvenes pintores plásticos, mientras que yo me formé en talleres con un nombre en la pintura estatal y nacional.
Cuando Alvarado Alonzo manejaba las riendas de la Cultura del Estado, se me asignó un lugar para desarrollar proyectos. Ahí nacieron las Charlas de Café, que ocho años dirigió el Dr. González Tamayo como presidente fundador, yo como ejecutor de programas y responsable de Charlas de Café. Luis nos facilitó la Sala de Arte del Teatro Mérida, la cineteca Manuel Barbachano, para más de 240 espectadores, y el Teatro Daniel Ayala Pérez, para eventos de mil personas. Por eso digo que navegamos en el barco cultural.
En su momento, Luis Alvarado Alonzo creó la Medalla “Oswaldo Baqueiro López”, para el periodismo cultural. De la APEY, hemos sido galardonados con esa medalla Juan José Morales Barbosa, después el que escribe Alfonso Hiram García Acosta, y el último en recibirla con toda justicia fue Luis Alvarado Alonzo, los tres miembros de la APEY de la Universidad Nacional del Sureste.
Fuimos partícipes de los logros de los años 60, al poner los teatros al servicio de los artistas yucatecos. En la universidad de Yucatán, fundamos “Unidad Artística” bajo la supervisión del director de teatro… Carlos Duarte Moreno formó el GYDET, el Grupo Yucateco de Experimentación Teatral. Comentamos con tristeza que no hay nadie utilizando la infraestructura teatral de la ciudad; aunque en este momento el Tinglado está tratando de resucitar esta cultura teatral que ha venido a menos.
Luis Alvarado ha sido nuestro asesor en literatura, revisando y editando nuestra obra. Los libros de los que desayunamos en Pop –Badí Xacur, Carlos Suarez, e Hiram García–han sido revisados, editados y presentados por Luis Alvarado. Las bases de la educación en Yucatán se le deben a Cepeda Peraza, Carrillo Puerto, y la autonomía universitaria se debe a un compañero de estudios, Gobernador de Yucatán: Víctor Cervera Pacheco. En el aniversario 80 de nuestra Alma Mater, se recordó la poesía premiada “A ti que todo lo mereces”, de la autoría de Luis Alvarado Alonzo.
Es cierto que ya envejecimos y que en un año más casi le pegamos a los 90. A pesar del peso de los años, seguimos bregando para que nuestro estado no retroceda. Nuestras raíces mayas y genéticamente algún gen que viva entre nosotros nos hizo visionarios de nuestra cultura abuela, llena de sapiencia, matemáticas y astronomía arquitectónica.
A seguir caminando, Luis Alvarado Alonzo, pues tenemos que regar todos los días para mantener alimentadas tus zarigüeyas, zorros y piches.
