Ejercicios de Supervivencia es una obra desgarradora que describe los horrores vividos por al autor como prisionero de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que, a la vez, es una reflexión sobre la fraternidad y la solidaridad frente a la injusticia y la tiranía.
Semprún cuenta sus orígenes como parte de una familia desgarrada por la guerra civil española, que en 1939 emigra a Francia para unirse a la Resistencia durante la ocupación alemana. En 1943, siendo un estudiante de filosofía de 20 años, es detenido por la Gestapo, deportado al campo de concentración de Buchenwald, y torturado durante un largo período de tiempo.
Es sobrecogedora la manera en que Semprún detalla la pesadilla vivida junto a otros muchos héroes anónimos que sufrieron inmersiones en aguas heladas en una bañera llena de basuras y excrementos, privación de sueño, uñas arrancadas, ser colgado del techo de los talones amarrados de las manos, descargas eléctricas y palizas despiadadas.
El autor explica el calvario al que fue sometido por sus verdugos en su afán no solamente de extraer información, sino también de humillar y traicionar a sus hermanos de lucha. Sin embargo, precisamente dentro del apogeo de aquella ignominia, al superar el espanto y el dolor, él y muchos otros compañeros alcanzaron las mayores valencias de dignidad y decencia. Para Semprún las víctimas de tortura, aferradas a su silencio, ven multiplicarse sus vínculos con el mundo, ven arraigar, ramificarse las razones de sentirse-en-casa en el mundo, mientras que sus enemigos nunca más se sentirán en su casa en el mundo.
Como acertadamente describe Mario Vargas Llosa en el prólogo de esta obra de 136 páginas, Jorge Semprún fue uno de esos héroes discretos gracias a los cuales el mundo en que vivimos no está peor de lo que está. Queda siempre margen para la esperanza.
En estas reflexiones no hay autocompasión ni jactancia, sino más bien un pensamiento que llega al fondo de la condición humana.
RICARDO PAT