“El amor no es peligroso, la dependencia emocional sí”
Amar es una de las fuerzas más poderosas que tiene el ser humano. Por amor se han escrito libros, poemas, canciones, e incluso esta fuerza lleva a algunas personas a cometer crímenes en nombre de la pasión.
Cuando el amor se convierte en un vínculo obsesivo se le denomina apego. Esto genera en la pareja una dependencia emocional, construyendo una relación inestable, destructiva, que le produce a la parte dependiente una inseguridad y una incapacidad para abandonar la relación de pareja.
La relación destructiva empieza a ser imprescindible; las personas involucradas no pueden separarse, aunque esto fuera lo más conveniente, pues ponen en riesgo o perjudican su salud mental o física por esta dependencia generada hacia la pareja.
En la relación empieza a generarse una dinámica de agresión, afectando la autoestima de la persona dependiente, haciendo aún más difícil la separación.
Una persona dependiente es poseedora de una baja autoestima, la cual se ve dañada a lo largo de la relación, e idealiza a sus parejas, impidiéndole ver sus defectos, y priorizando las necesidades de ellos antes de las suyas.
El vínculo de la relación se vuelve enfermizo, situando a la pareja como centro de su universo, olvidándose de la familia, amigos e incluso actividades laborales, las cuales se ven afectadas por la necesidad constante de estar con sus parejas, o de saber de ellas ya sea por llamadas telefónicas, e-mails o redes sociales.
Al producirse el quiebre de la pareja, se experimenta un síndrome de abstinencia, similar al caso de las adicciones a la droga o el alcohol.
Los síntomas del síndrome de abstinencia en la dependencia amorosa son:
- Intensos deseos de retomar la relación pese a lo dolorosa que esta haya sido
- Pensamientos obsesivos
- Desarrollo de síntomas de ansiedad y depresión
Los síntomas dependientes se ocultan de forma inmediata, en caso de reanudarse la relación, o comenzar una nueva que sustituya la anterior.
Las personas con dependencia emocional tienen una necesidad afectiva excesiva, y demandan esta necesidad a sus parejas haciendo que estas empiecen incluso a agredirlas, generen también una dependencia, u opten por abandonar la relación por el agotamiento que la demanda genera.
Son frecuentes las distorsiones en el pensamiento como el autoengaño y la negación de información que le proporciona su entorno. Poco a poco estas relaciones tan destructivas se van fortaleciendo, de modo que al sujeto le resulta cada vez más difícil salir de ellas.
Otro fenómeno que se da en estos tipos de relaciones es la codependencia emocional, en el que las personas con necesidad de aprobación o agrado suelen buscar por pareja personas con problemas emocionales, adicciones o débiles en algún sentido, asumiendo la pesada carga de sus problemas como suyos y tratando de resolverlos. Priorizan tanto el cuidado del otro, que lo anteponen a sus propias necesidades con lo cual, a lo largo de la relación, la falta de equidad produce en el codependiente malestar y resentimiento. El rol que adopta el codependiente es el de cuidador/salvador de su pareja y, de manera inconsciente, actúa cubriendo necesidades no cubiertas por parte de los padres de su cónyuge en la niñez.
Algunas de las características de personalidad de las parejas de las personas dependientes son: la arrogancia, manipulación, necesidad de exclusividad en la pareja – aunque no conciban fidelidad pues es común que engañen a sus parejas –, poco afectuosos y dominantes.
Hay que tener en cuenta que la dignidad no es negociable. Amar no es lo mismo que necesitar. La relación de pareja es una elección, no es vital para vivir o ser feliz. Tú debes ser autosuficiente y libre de elegir tus gustos y preferencias, sin necesidad de pedirle permiso a tu pareja. Deja de buscar un amor inestable que puede ser apasionado, pero que solo va a ocasionar sufrimiento. Lo mejor es tener un amor tranquilo e independiente en el cual puedas afirmar, con toda seguridad y sin culpa: “Te amo, pero no te necesito”.
Psicóloga Jimena Barrera Báez
Psicóloga Clínica y arteterapeuta.
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