La voraz pandemia fantasmal se extiende

By on mayo 7, 2020

TODOS LOS RECURSOS SON VÁLIDOS PARA ENFRENTARLA

JUAN APOLO DURÁN CASTILLO

La pesantez de los días que transcurren por la incertidumbre del final de este largo episodio en la vida de todos los habitantes del mundo se agrava por la fluidez con que corren las noticias, evidentemente muchas de ellas tendenciosas al amarillismo enfermizo del que sacan raja para sus fines aviesos y malvados.

Las “benditas redes virtuales” han sido el ring pugilístico, y a veces callejero, de trompadas en donde se leen o escuchan condenas o alabanzas de las disposiciones e indicaciones que se dan para evitar la propagación exponencial del virus fantasmal que recorre el mundo y para el que hasta hoy no ha surgido una vacuna que le “pare el macho” de manera contundente.

Según analistas sanitarios y economistas prospectivos, tomará hasta nueve meses recobrar, o empezar a recobrar, la normalidad social y económica. Tenemos para rato y hay que seguir ese plan que a diario se nos indica: ¡QUÉDATE EN CASA! No hay de otra sino evitar convertirse en un eslabón más de esa cadena que hoy engrilla a la humanidad en un estado de sopor envolvente, permaneciendo en nuestras casas lo más posible. La multiplicación exponencial solo así se reducirá, mientras no den con el freno efectivo de una propagación real. Solo así se podrá “medio controlar”.

Hay explicaciones puntuales sobre las razones de la propagación del virus en las grandes y populosas ciudades: el hacimiento de habitantes en los edificios multifamiliares en donde los reducidos pasillos y las escaleras son paso obligado de todos; las concentraciones de obreros en las magno fábricas y maquiladoras; la terquedad de muchos empresarios que obligan a trabajar a sus empleados y no ceden la “parte del león “ de sus millonarias cuentas en los bancos; la transportación colectiva a grandes distancias para llegar al punto final, sea de su trabajo o por necesidad familiar u otra causa; la marcada pobreza de los “cinturones urbanos”; y más, y más.

Si se contrastan los casos de esta pandemia entre la ciudad y los pueblos alejados, aun con su precaria situación, los brotes se dan en menor número en estos últimos, no estando exentos de una multiplicación repentina. Con la fase tres de la pandemia, los registros sanitarios, y la tendencia histórica de males parecidos como la influenza y otros como la fiebre chinkunguña y la zica, se espera la multiplicación maligna, que es cuando el mal ha sentado sus reales de propagación local, y es cuando todas las medidas de protección deben ser aplicadas de manera rigurosa.

Una de las medidas que se han implementado es el cierre de calles en las ciudades, y en especial en Mérida. En las comunidades aledañas y del interior del estado se han levantado albarradas o simplemente piedras o troncos y ramas en las entradas de la población, con vigilancia de los lugareños.

El artículo 11 de nuestra Constitución Política Mexicana señala que: “Toda persona tiene derecho a entrar o salir de nuestra República, viajar por su territorio sin necesidad de carta de seguridad, salvoconducto u otros requisitos semejantes”. Por esta pandemia en la que han muerto miles de ciudadanos en el mundo, e irreversiblemente ya comenzó a cobrar vidas en Yucatán, y se asemeja a una guerra mundial, cualquier medida para aminorarla es válida. ¡Protéjanse, paisanos! ¡Hay que defender a nuestras familias! ¡Sigan en ese plan, ciudadanos y autoridades!

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