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El mueble alucinado
Poesía
José Juan Cervera
La candidez equívoca desplaza del banquillo de los acusados a la mala conciencia.
Los muebles rústicos pulen su desaliño para irrumpir en la sociedad de los buenos modales.
La banca del parque testifica con honor idilios transparentes y ocios a la intemperie.
La cama y el escritorio compiten en seducción para atraer los favores del autor de novelas eróticas.
Acuciado por la conciencia de un desorden ligero, el diván consulta al psicoanalista para examinar su complejo de mueble estereotipado.
En cama de piedra cobran firmeza los sueños del escultor y pervierten su blandura las quimeras adiposas.
Lo más difícil de permanecer mucho tiempo en la banca es entretener el ocio de las posaderas.
El mueble acojinado inspira la confianza requerida para alojar desplantes de dignidad en sus contornos risueños.
El hombre-mueble mide el paso de las horas en un rincón de su destino.
Cada noche, con la fuerza de la costumbre, el astro rey cede su trono a la dama de la caricia de plata.
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