El Inquisidor, de Héctor Zagal

By on agosto 1, 2019

Libros

A veces cuesta trabajo abordar la reseña de un libro. Esto es lo que me ha sucedido con El Inquisidor, novela publicada por Editorial Planeta y ambientada en el México del Siglo XVIII (en 1780), de Héctor Zagal. La dificultad radica en definir a qué genero pertenece porque es, al mismo tiempo, una novela costumbrista, una historia policiaca, y también una historia de amor y desengaño. Independientemente de lo anterior, hay que reconocer que resulta una narración entretenida que nos permite asomarnos a ese México del pasado y, ante mi asombro, identificar actitudes y conductas que aún continúan en nuestros días.

El cintillo en la portada dice “Pueden engañar a Dios, pero nunca a él” en clara alusión al Inquisidor, el temido personaje de la Iglesia Católica en esos días del Santo Oficio, con el poder de juzgar y ajusticiar a todos aquellos que osaran violar los preceptos religiosos, convirtiéndose en la institución garante de las buenas costumbres y de la conservación del statu quo.

Pues bien, ciertamente transpira en la novela el poder que tenía el Inquisidor del Santo Oficio, así como los temas que convertían automáticamente en reos de muerte a los transgresores: desde aquellos con apetitos sexuales “desviados” hasta aquellos que se atrevían a leer libros proscritos por la Iglesia; todos los acusados tenían dos alternativas, y el mismo destino: la primera era aceptar su delito y salvar su alma a través de la confesión y el arrepentimiento, y la segunda era morir en pecado mortal. Los primeros podían morir, gracias a la clemencia del Inquisidor, aplicándoles el garrote, y los segundos morirían en la hoguera, a la vista de la sociedad mexicana, en un espectáculo grotesco al que pocos dejaban de asistir.

En medio de esta atmósfera, una serie de asesinatos y agravios a la Iglesia acaecen, lo que llena de cólera al Inquisidor, que además ha cruzado lanzas con un sacerdote jesuita que posee cierto grado de influencia con las autoridades, contraviniendo uno de los castigos que previamente había definido.

Al mismo tiempo, cuatro jóvenes estudiantes de familias adineradas se enfrentan cuando la prometida de uno de los jóvenes se enamora de otro de ese grupo, y más cuando sus riquezas no tienen el mismo origen: uno posee un apellido de alcurnia, mientras que el padre del otro se ha hecho rico a través del comercio. El honor y el apellido del agraviado han sido mancillados, y este conflicto no tendrá un buen fin, sobre todo cuando el Santo Oficio interviene y encuentra otros elementos igualmente condenatorios en el acusado.

El mérito de Zagal es mostrarnos con su trabajo cómo era la vida en esos días. Bien documentado, lleno de detalles interesantes, el autor nos traslada a ese México para encontrarnos, asombrosamente, con que muchos de los prejuicios de aquellos días se continúan viviendo en la actualidad: el poder lo siguen detentando los del dinero, y el de la Iglesia, aunque disminuido, sigue estando presente. Traiciones, abusos del poder, tráfico de influencias, fugas, todo eso continúa.

Héctor Zagal, mexicano nacido en 1952, es ensayista, novelista, conductor de televisión, además de pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores, y profesor de la Universidad Panamericana y la UNAM. Posee una amplia bibliografía tanto técnica como novelesca, demostrando así su versatilidad.

Tal vez la mezcla de tantos géneros novelescos sea la única salvedad sobre esta obra: no alcanza a engancharnos en uno de ellos, cuando ya saltó a otro hilo narrativo, y luego a otro. Hubiera preferido que eligiera uno solo y lo llevara a su conclusión. Sin embargo, El Inquisidor, de Héctor Zagal, cumple su cometido de sumergirnos en ese México que desconocemos, para contarnos una historia detallista, enseñándonos cómo era la vida hace tres siglos, e invitándonos a compararla contra lo que vivimos en el México del Siglo XXI.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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