REBELIÓN DE DON LINO MUÑOZ CONTRA VICTORIANO HUERTA
Terminada la trifulca, y luego de haber sido ajusticiado el coronel Ceballos, los rebeldes, comandados por Lino Muñoz, quien había tenido la pena de perder a sus colaboradores Feliciano Canul Reyes y Juan Montalvo, se dirigieron al establecimiento del señor Augusto Navarrete Cantón, en donde tomaron sombreros para los soldados federales que tiraron sus kepís al defeccionar, y víveres y otros artículos para sus necesidades.
Lino Muñoz, respetuoso de la propiedad y deseoso de sentar un precedente de honestidad, pretendió pagar las mercancías, pero los empleados de la casa comercial citada, señores Miguel Lara M., Joaquín Benítez, Bernardino Quintal y Amado Montes, quienes las entregaron, se negaron a recibir el importe.
De la tienda del señor Navarrete pasaron después a la carroza del muelle en donde, previa intimación, se les rindió el primer comandante de celadores del resguardo marítimo. Tomaron cincuenta rifles Winchester que allí estaban depositados y una dotación de diez mil tiros.
Se trasladaron luego al domicilio del señor Narciso Cepeda Cámara, tesorero municipal; sacaron a éste de la casa y lo condujeron, con toda clase de miramientos y atenciones, al local de la tesorería, en donde dicho señor les hizo entrega de la cantidad de mil cuatrocientos pesos.
Idéntico procedimiento de respeto siguieron con el señor Eduardo Gordillo, jefe de la oficina de rentas del Estado, a quien condujeron al local de la misma y, luego de entregarles la suma de mil sesenta pesos, lo devolvieron al seno de su hogar.
En ambos casos, Lino Muñoz firmó los respectivos recibos de la cantidad que recibió.
A la viuda del coronel Ceballos, los rebeldes recogieron veintidós mil pesos.
[Continuará la semana próxima…]
Esteban Durán Rosado
