Tambores de Guerra

By on septiembre 20, 2019

Editorial

A los problemas acumulados que cargan los habitantes de este planeta, ahora deben adicionar uno más, creado no en la individualidad de cada ser humano terrestre, sino en la pugna abierta de intereses mundiales a quienes la paz individual poco importa o interesa, porque lo que pretenden imponer son sus insaciables ambiciones de predominio económico, por encima de los intereses de la humanidad.

Las investigaciones de estos clanes de intereses se han encaminado hacia nuevas formas de avasallar, dominar, saquear y hasta destruir a quienes se opongan o no compartan sus intereses bastardos.

Es por ello que países claves en la economía mundial se están viendo afectados por los afanes imperialistas de grandes potencias.

Con las relaciones internacionales ubicadas en el filo de la navaja, ocurre que una de las más recientes creaciones militares, los drones, han sido utilizados como armas de guerra para destruir instalaciones petroleras en Arabia Saudita, que desde la noche del sábado 14 de septiembre arden como consecuencia de ataques de lo que se estima fue una decena de drones explosivos, sin lugar de procedencia definido.

Lo anterior ha dado lugar a especulaciones, nerviosismo y denuncias del supuesto origen, como también a una disminución sensible de las existencias de petróleo en varios continentes, incluidos los Estados Unidos y sus países aliados, y el incremento súbito de precios internacionales de esta materia prima.

Las tensiones internacionales han ido en aumento. Rusia, China y Estados Unidos, como colosos económicos, asumen posiciones revanchistas y amenazan con actos represivos, sin haberse determinado con certeza la procedencia de los artefactos ofensivos que causaron las explosiones y destrucción.

A quererlo o no, la economía mundial, sin su alimento industrial que es el petróleo, se ve afectada seriamente.

Mientras tanto, las especulaciones crecen a la misma velocidad que las amenazas de los poderosos hacia los países que estiman o consideran como responsables de este hecho que, con todo lo dañino que haya sido, ha sido sobre espacios industriales estratégicos, en horario nocturno, lo que evitó daños mayores a la población civil, algo que escasamente se menciona.

Arabia Saudita, Irán, Rusia, son parte del plano mundial de los conflictos, al que debe agregarse como cereza de pastel la pretensión israelí de anexiones territoriales, aún no ejecutadas ni validadas por las Naciones Unidas.

América, África, Europa, por otros motivos y razones, continúan como víctimas históricas de la explotación de los apetitos imperiales. Venezuela es piedra en el zapato de los Estados Unidos, país empeñado en levantar nuevos y más altos muros como el de Berlín y la Muralla China, para cerrar el paso en su frontera sur a la presencia continua de migrantes de todos los continentes.

Vivimos los tiempos de un otoño preñado de conflictos y el pasto político está seco. Una chispa puede iniciar una nueva y lamentable conflagración mundial.

Los tambores de guerra difunden su ominoso sonido por los cinco continentes.

Ojalá todos los grandes países y sus gobernantes entren en razón, reflexionen y hallen o fortalezcan los caminos hacia la paz, la concordia, la convivencia pacífica y la conciliación de intereses.

Los habitantes del mundo esperamos madurez y reflexión de los dirigentes mundiales.

En eso confiamos.

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