Serapio Rendón en la Revolución Mexicana (1867 – 1913)
La XXVI Legislatura Federal
Pensamos que es necesario explicar la personalidad de don Serapio Rendón porque, aunque se le menciona con respeto, la atención de la mayoría de los historiadores se limita a contemplar el nefando crimen que segó su vida, y hay otras luminosas facetas suyas que merecen estudiarse con reflexión.
Lo más importante de su vida política se desarrolla en el marco histórico de la XXVI Legislatura Federal y en el seno del Bloque Renovador al que, por su vocación y destino maderistas, tantos elementos reaccionarios y falsificadores de la historia hacen blanco de sus insanas y prejuiciadas argumentaciones.
Y así, circulan juicios tan falsos y calumniosos como los que afirman que el Lic. Pedro Lascurain fue cobarde cuando, ya hechos prisioneros Madero y Pino Suárez, y habiendo asumido la Presidencia de la República por ministerio de la ley, nombra al felón Victoriano Huerta ministro de Gobernación y éste, con la complicidad de la Cámara de Diputados, asume la Presidencia de México.
O los que explican que el fusilamiento del diputado y general Gregorio Ruiz, coludido con los conspiradores de “La Ciudadela” y asaltantes del Palacio Nacional, y supuestamente ordenado por Madero, resulta equiparable a los asesinatos de los diputados renovadores Gustavo A. Madero, Néstor Monroy (diputado suplente), Adolfo C. Gurrión, Edmundo Pastelín, Rendón y del senador Belisario Domínguez.
Y los que sustentan que fue un gesto indigno el del Gobernador de Yucatán, Dr. Nicolás Cámara Vales, el reconocer al usurpador Huerta como primer magistrado de la Nación.
Tanto el licenciado Lascurain como los diputados renovadores permitieron la autotitulación de Huerta en sus intentos desesperados por salvarles la vida al Presidente Madero y al Vicepresidente Pino Suárez. Sobre el asunto existen valiosos testimonios probatorios.
En la historia de México ninguna cámara de Diputados ha sido tan heterogénea, tan rica en personajes positivos y negativos, tan interesantes, tan amenazada y agredida, ni tan calumniada como la XXVI Legislatura Federal, en cuyo seno el grupo denominado Bloque Liberal Renovador escribió dignas y perdurables páginas.
El 30 de junio de 1912 se efectuaron elecciones para integrar la Cámara de Diputados de la XXVI Legislatura con la participación de candidatos de diversos partidos políticos (Constitucional, Progresista, Católico, Liberal, Independiente, Liberal Radical, Socialista Radical y Popular Evolucionista) y de organizaciones cívicas, aunque los partidos efectivos eran el Constitucional Progresista –de la corriente revolucionaria de Madero– y el Partido Católico, organizado durante la gestión del presidente interino Lic. Francisco León de la Barra. (1911).
Celebradas las elecciones, “en las cuales el Poder Ejecutivo se mantuvo al margen de una intervención que lo favoreciera”, los resultados hicieron posible una mayoría maderista en la Cámara de Diputados que constituyó el Bloque Liberal Renovador del que eran representativos Gustavo A. Madero (Coahuila), Luis Cabrera (Puebla), Serapio Rendón (Yucatán), Félix F. Palavicini (Tabasco), Roque González Garza (Coahuila), Juan Sánchez Azcona (Ciudad de México) y Alfonso Cravioto (Hidalgo). Originalmente pertenecieron al Bloque de los diputados Salvador Díaz Mirón y Querido Moheno (que desertaron y concluyeron su vida política siendo prominentes huertistas) y los del Partido Liberal quienes, por desacuerdos con la política del Presidente Madero, hicieron pública su separación y se convirtieron en la oposición de izquierda.
La oposición conservadora la representaron elementos del Partido Católico; los oradores del “triángulo luminoso”, constituido por Nemesio García Naranjo, Francisco M. Olaguíbel y José María Lozano, al que se incorpora el otrora pinista Moheno y convierte en “el cuadrilátero” y los llamados “independientes” como José Castellot Jr. y Armando Z. Ostos, quienes al ocurrir el fallido levantamiento del general Félix Díaz, en Veracruz, solicitaron que el Poder Legislativo diera un voto de censura al Ejecutivo por su ineptitud.
Entre las personalidades de la Cámara encontramos a esforzados luchadores sociales; antiporfiristas como Juan Sarabia, antiguo reo de las “tinajas” de San Juan de Ulúa, y Alfonso Cravioto, encendido orador que compartió con elementos desafectos del antiguo régimen la Cárcel de Belén; a Heriberto Jara, Isidro Fabela, Luis Manuel Rojas, Miguel Lanz Duret, José Natividad Macías, Antonio Ancona Albertos, José Inés Novelo, Jesús Urueta, Gerzaín Ugarte, Eduardo Neri (renovadores); Manuel Malo Juvera y Miguel Hernández Jáuregui (independientes); Jorge Vera Estañol y Rodolfo Reyes (felicistas); Eduardo Tamariz, Francisco Galindo y Pimentel, Francisco Elguero, Rafael de la Mora, Manuel F. de la Hoz, y Eduardo J. Correa (del Partido Católico); Sarabia, Pedro García Rodríguez, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada (liberales).
[Continuará la próxima semana]
Arturo Menéndez Paz