Los pequeños cambios

By on marzo 5, 2015

LOS PEQUEÑOS CAMBIOS

Un día un político, cuyo nombre no debe ser pronunciado, se dio cuenta que era estúpido combatir a los narcos –si a todos nos gusta drogarnos– y acabó reconociendo en la tranquilidad de su jacuzzi que “el negocio está en quitarlos del camino, apoderarse de sus fortunas y del mercado que han abierto”.

Al día siguiente, organizó a grupo de jóvenes militantes de su partido, deseosos siempre de ser útiles, y les encargó indagar en cada una de las cárceles, en las noticias, en los libros, en las calles, en el mayor número de barrios, para saber quién era considerado el más grande y atrevido narcotraficante del país.

Los informes fueron llegando, cada vez más abultados, a su escritorio. Tesis venían, fotografías, estudios biográficos, pormenores de todo tipo, y todo apuntaba a un solo nombre.

El político intelectual de esta historia entonces armó una presentación y se la expuso a sus compañeros de bancada. Así, diputados, senadores, altos jerarcas del partido se reunieron en una fiesta para conocer los resultados de tan interesante investigación.

Los datos y las conclusiones saltaban a la vista. El rostro brillante del auditorio hizo reconocer al político que había dado en el clavo.

Era necesario trazar el plan a seguir, todo basado en una sola premisa:

– “Se harán, tan solo, pequeños cambios. Nosotros seguiremos dictando la política nacional en contra de…, mientras se firman los convenios, se hacen las alianzas, se escoge las personas adecuadas que permitan liderar estas operaciones”

– “¿Ya hubo acercamiento con alguno de ellos?”

– “Claro, y las pláticas más adelantadas las tenemos con uno, uno solo. En estos días se anunciará su fuga de la prisión, detendremos a algunos custodios. Él nos ha prometido retomar su negocio, quitando gente de en medio. Acá entramos nosotros, o bien, los grupos de seguridad. Nos haremos millonarios con unos poquitos cambios de personajes”

Cuenta la leyenda que, después de esa plática, la violencia fue creciendo como una bola de nieve. Se perdió totalmente el liderazgo único, es decir, nadie supo de dónde venían los golpes bajos y las traiciones.

Bien, niños. Así es como se perdió el país.

Los que logramos sobrevivir en estos refugios intentamos día a día encontrar algún indicio de esperanza.

Adán Echeverría

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