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Los gatos como fuente de autoestima
Se insiste en que la presencia de un animal de compañía —de preferencia gatos y perros— ayuda a las personas que viven solas a aumentar su autoestima y capacidad de relación con el mundo exterior a sí mismas, es decir, con los demás.
De igual necesidad de la autoestima que necesita el enfermo angustiado, el anciano que aún se vale, o el que vive en una residencia y se integra mal, el niño repudiado por sus compañeros en razón de alguna diferencia real o inventada, o el niño autista, el marginado por enfermedades socialmente repudiadas, o incluso el preso.
¿Qué puede unir tan fuertemente a un ser humano y a su animal de compañía? ¿Simple cariño? Sí, cariño, aunque es el cariño nacido del amor incondicional que el animal logra dar a través de una compañía continuada y sin exigencias, de horas de atender las letanías de quien vive o se siente solo, sin reflejar en su mirada más opinión que aquella que su hablador quiere oír. Y todo ello a cambio de unos cuidados tan mínimos como fáciles para personas replegadas en sí mismas: comida, agua, caricias… tan válidas para uno como para otro.
Elementos beneficiosos que los animales generan en el ser humano y que se han estudiado desde la primera terapia con animales para la modificación positiva del comportamiento, hasta la actualidad:
- Empatía con el animal, cuyos sentimientos son más fáciles de leer en su lenguaje corporal
- Aumento de la autoestima al conseguir salir del ensimismamiento (mismicidad), para dialogar del animal (otredad)
- Relajación de la ansiedad al existir el animal como receptor de la emocionalidad que no puede proyectarse hacia el otro
- Tranquilidad emocional de la relación al ser el animal alguien que acepta a la persona por sí misma, sin calificarla ni enjuiciarla, lo cual a la larga ayuda a la apertura a las opiniones ajenas sin prejuicios
- El animal como elemento de distracción ante la parálisis emocional y física
- Apertura a una emocionalidad más intuitiva en personas trascendidas por su propia racionalidad
- Disminución del estrés por la vía del contacto y la caricia
- El animal como elemento sociabilizador ya sea en la relación con otros poseedores de animales en el momento que se le saca de paseo, ya sea con cualquier persona con la que el hecho permita acordar una conversación que se domina y no resulte necesariamente frustrante
- El contacto físico con el animal (caricias y juegos), —contacto no siempre bien tolerado con otras personas— como relajante e introductor al contacto físico en general
- Actividad física y motora a la que conduce ya sea la simple relación de caricia/sujeción del animal o su cuidado y atención completos
- La vital sensación emocional de que algo une a la persona con el mundo a través del animal y evita su exclusión del mismo
Los gatos se puede decir que son independientes —aunque su grado de independencia dependa mucho de la relación que hayan tenido con el humano desde su estadio de cachorros—, relajados, curiosos, atentos incluso a las necesidades emocionales de su humano, por lo que son idóneos para personas nerviosas que necesiten tranquilidad y relax.
El gato da amor y paz de una manera menos aparatosa que el perro, sin que eso signifique una valoración peyorativa hacia el perro, y necesita menos cuidados y atención.
Los gatos tienen finalidades terapéuticas increíblemente beneficiosas, tanto para ellos como para los humanos. Después de una lesión o una fractura, los gatos tienen cinco veces menos secuelas que los perros y se recuperan tres veces más rápido. La hipótesis planteada por los especialistas es que el ronroneo tiene cualidades reparadoras; los gatos no sólo «vibran» de gozo o para arrullarse, también lo hacen para aliviar situaciones de estrés intenso.
30 minutos de ronroneos son positivos en todos los humanos: dan bienestar, serenidad, facilidad para conciliar el sueño.
La explicación está en que el ronroneo del gato es una vibración sonora de baja frecuencia (25 a 50 Hertz), la misma que usan kinesiólogos, ortopedistas y médicos del deporte para reparar fisuras de los huesos, aliviar lesiones musculares y acelerar la cicatrización. ¿Qué ocurre en nuestro organismo? Muy simple: al escuchar el ronroneo, el estímulo viaja por el circuito del hipocampo a la amígdala. Ahí la frecuencia del sonido desencadena la producción de serotonina, «la hormona de la felicidad», relacionada también con los ciclos de sueño, la libido y el buen humor.
Si un gato vibra para curarse, arrullarse y aumentar su propia comodidad, ¿por qué lo hace cuando lo acariciamos o lo sentamos en nuestro regazo? Se debe a que el gato entiende que una persona en calma y serenidad estará más atenta a lo que él necesita. Así, bajo la idea del cariño altruista de los gatos (o los perros), hay también una relación de conveniencia y supervivencia.
A los mininos les ayuda a mantener sanos sus pulmones y corazón, ya que el sonido del ronroneo proviene del diafragma, emitiendo una vibración en todo su cuerpo que tonifica sus pulmones y corazón; a los humanos la vibración del ronroneo próximo beneficia nuestro sistema nervioso, facilitando la tonificación de nuestros músculos.
El gato es un animal especialmente intuitivo. A través de su gran intuición se coloca donde siente que la energía del ser humano no está equilibrada, es decir, donde puede que haya un exceso o déficit de energía o estancamiento. Con su ronroneo vibratorio se cree que ayuda a movilizar estas energías estancadas.
El gato siempre buscará los sitios de tu casa que tienen energías negativas. Sitios donde hay una persona enferma que él ama, o respeta. El Gato es mágico. Si lo sabes comprender, te beneficiarás.
Cuando te sientas deprimido, háblale, acarícialo.
En general, las mascotas nos vinculan de manera distinta con el mundo y con nosotros mismos, alejan los pensamientos oscuros y reducen la ansiedad. Esto se debe principalmente al contacto físico.
Particularmente, los gatos tienen una suerte de imán para las caricias, es por ello que muchos terapeutas que trabajan con animales afirman que nos acercamos a ellos para encontrar una plenitud afectiva.
Dra. Carmen Báez
Presidenta de El Muro Mérida A.C.
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