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Literatura: La Batalla por Oaxaca

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“La Batalla por Oaxaca”

Cuando el jefe de noticias de Televisa le preguntó al corresponsal en Oajaca por qué era tan concurrida la participación de los ciudadanos en su apoyo a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y éste le respondió: “La educación es la profesión más demandada en este estado, y casi en cada familia existe un profesor o un alumno normalista”, quedaba claro que la fuerza del movimiento magisterial disidente que lo sostiene y lo refuerza reside en el poder comunitario de sus 16 pueblos indígenas.

En la fuerza de ese pensamiento y organización comunitaria, reside la esencia tanto de la larga lucha de resistencia en la exigencia de justicia de los familiares de los 43 futuros profesores de Ayotzinapa desaparecidos, como en los difíciles nueve meses de resistencia en la lucha del pueblo de Oajaca, representado en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oajaca (APPO) -a mediados de 2006 e inicios de 2007- en la defensa de sus derechos más elementales.

Esta larga lucha se plasma en el libro “La Batalla por Oaxaca” (2007), de autoría colectiva, Ediciones Yope (Huiro) Power, dividido en tres partes: análisis, testimonios y documentos. Como el contenido de este texto es esencialmente radical y revolucionario, fue patrocinado por el Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAÍZ), la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Itsmo (UCIZONI), la Organización No Gubernamental Desarrollo y Paz (Canadá), y las Fundaciones Non Violence y Solidago (Estados Unidos).

En “La Batalla por Oaxaca” se enfrentaron dos poderes: El poder y los “intereses de clase” de la llamada Clase Política (fiel escudo de la Clase Financiera) con Vicente Fox, presidente saliente de la nación, junto con Felipe Calderón, presidente nacional entrante (panistas), y Ulises Ruiz, gobernador oajaqueño (priísta) y, por el otro lado, la fuerza colectiva del pueblo unido a través de la APPO, representativa de 360 pueblos y organizaciones sociales oajaqueñas.

Los dueños de Oajaca, la poderosa “Vallistocracia” (como en Yucatán la Casta Divina y en Chiapas los “coletos”) ha sido dueña de tierras y vidas por siglos en ese estado sureño, a la buena o a la mala. Por lo cual, un conflicto convencional, anual, de los profesores de la CNTE en su añeja demanda de “rezonificación”, de la zona 2 a la 3 (por vida cara, como es el caso del estado de Oajaca por ser destino turístico internacional), debido al manejo provocador y represivo del gobernador Ruiz, escaló violentamente.

Ante un conflicto sindical magisterial anual, desechar el diálogo para imponer la fuerza bruta hizo evolucionar la lucha gremial, después de nueve meses de enfrentamientos violentos entre los pueblos unidos de Oajaca (bloqueos, barricadas, multitudinarias marchas de protesta, toma de edificios de gobierno y radios comerciales así como desaparición de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial) y la Clase Política (represión, detenciones, secuestros y asesinatos) representada por el gobierno estatal priísta y el gobierno federal panista.

A pesar de la gran cantidad de actos violentos por parte del gobierno – agresiones físicas, heridos, detenidos, secuestrados y asesinados (23) –, la APPO no cede un milímetro en la lucha desde sus barricadas y acciones activas durante nueve meses, por lo que el Gobierno Federal panista decide “la ocupación militar de Oajaca”.

El factor clave: justamente en el escenario de una profunda crisis política como se empieza a gestar en el país una “revuelta plebeya”. En Michoacán, Veracruz, Chiapas, Guerrero y Estado de Méjico, pero también, he ahí el peligro, en ciudades norteamericanas del Imperio como California, se creaban “Asambleas Populares”, tipo APPO, o se formaban frentes solidarios. “El mal ejemplo oajaqueño” se propagaba como “cáncer capitalista.”

Para agregarle más picor a este caldo oajaqueño, el 26 de octubre, una semana después que el Senado de la República, a pesar de todas las evidencias a favor, decidiera “no desaparecer los poderes en Oajaca”, la APPO se radicaliza y anuncia que “reventará la toma de posesión de Felipe Calderón”. El conflicto estatal se convertía en nacional.

Además, la APPO había tendido puentes con La Otra Campaña (EZLN) y con organizaciones sociales nacionales de la “Declaración de Querétaro”, y también se acercaba al Frente Amplio que cuestiona la “legitimidad” como Presidente de la Nación de Felipe Calderón. La APPO se metamorfoseó en “un peligro real para la minoría que gobierna Méjico en beneficio de las multinacionales norteamericanas, canadienses y españolas.”

Si en Tlatelolco el vuelo de un helicóptero anunció la ominosa señal de la represión, en Oajaca fueron dos los helicópteros que anunciaron la ocupación militar: en los puertos de Salina Cruz y Huatulco cientos de marinos desembarcaron; por carretera, se trasladan miles y miles de militares y policías federales para ocupar Oajaca…

edgar rodríguez cimé

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

Colectivo Cultural “Felipa Poot Tzuc”

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