Jason Bourne, de Paul Greengrass
Después de darle la oportunidad a Jeremy Renner, en El Legado Bourne, de interpretar a este eficiente asesino entrenado por la CIA, Matt Damon retoma el rol y, al hacerlo y presenciar en la pantalla los resultados, queda en claro que únicamente él está calificado para interpretar a Jason Bourne: Renner no tiene nada qué hacer en futuros episodios de esta exitosa franquicia de Universal Pictures.
Para los que hemos seguido a Robert Ludlum, el finado escritor que dio vida a este ya célebre personaje, ninguna de sus historias de espías ha desmerecido y, por el contrario, siempre han sido emocionantes, épicas, y llenas de vericuetos y de giros. El único otro autor que ha sido capaz de interesarme tanto en un personaje como Jason Bourne fue Ian Fleming con James Bond, y luego Tom Clancy, que me hizo sentir como parte de la familia de Jack Ryan a lo largo de sus libros, muchos de ellos llevados también exitosamente a la pantalla de plata (La Caza del Octubre Rojo, Juegos de Patriotas, Peligro Inminente, entre ellas).
Damon había decidido retirarse del personaje hace unos años, un poco para evitar encasillarse, otro poco porque tenía otros proyectos en mente. Ahora retoma no solo el rol del alguna vez desmemoriado Jason Bourne, asesino entrenado por la CIA para “salvaguardar la integridad de los Estados Unidos ante amenazas latentes” por medio de las infames Black Ops (operaciones encubiertas que generalmente tienen como finalidad eliminar a alguien), pero que finalmente decide ser eliminado por la misma organización, cuando su valía había llegado a su término, para evitar que hablara de lo que había vivido. La CIA no logra matarlo y, peor aún, le da motivos a Bourne para recordar su pasado, lo que hacía para ellos, motivándolo a buscar venganza contra los que lo controlaban y decidieron privarlo de su mujer, de su padre, y de cualquier intento de vida apacible.
Este nuevo episodio, escrito por cierto por el director Greengrass y por Cristopher Rouse, y producido por Damon, retoma la historia, mostrándonos los “nuevos” extremos a los que es llevado el agente secreto, aparentemente ayudado por una nueva analista de información (Heather Lee, interpretada por la ya famosa Alicia Vikander) que tiene su propia agenda, diferente a la del Director de la CIA Robert Dewey (Tommy Lee Jones) que, a su vez y junto con otro asesino (Vincent Cassel), tiene una vendetta personal con Bourne por eventos del pasado.
Si bien el tema y la trama no son nuevos y parecieran idénticos a las de las otras cuatro películas del personaje – Bourne es obligado a salir de su reclusión, se le persigue, se entera de más cosas de su pasado, y entonces le es necesario “solucionar el asunto” –, los escritores revistieron de un tema de actualidad este filme, introduciendo algo que está muy en boga en estos días: el derecho a la privacidad de nuestros datos en cualquier aplicación, introduciendo el tema como un punto paralelo con el cual queda demostrado que recibir dinero de un malvado disfrazado de oveja nunca terminará bien.
La acción es trepidante desde que inicia el filme hasta el final, dos horas después, dejándonos muy satisfechos con este nuevo episodio. Vincent Cassel hace muy bien su rol de hermano de profesión de Bourne, y Alicia Vikander también destaca como la líder del área de cibernética de la famosa agencia de Langley, Virginia; Tommy Lee Jones, que cada día que pasa se ve más “murutz” (arrugado, pues), no parece tener problema alguno en representar a un perfecto hijuesuchi que hará cualquier cosa por defender a su país, aunque ello cueste vidas inocentes. Dentro del contexto actual que se vive allende la frontera norte, no dudo que sería un perfecto Director de la CIA para el copetón Trump.
Matt Damon, a quien también ya se le notan los años, demuestra que nació para los roles de acción. Lejos han quedado aquellos días en los que interpretó a un joven genio desadaptado junto al malogrado Robin Williams en Good Will Hunting, y la madera de actor que demostraba entonces tan solo se ha mostrado más y más con los años.
Paul Greengrass cuenta ya en su haber con varias películas muy buenas – Capitán Phillips (con el gran actor Tom Hanks) viene a la mente, además de Vuelo 93 – y ha filmado con esta entrega tres de los 4 capítulos de la historia de Jason Bourne, por lo que ya se siente cómodo con el ritmo. Las escenas se suceden en Grecia, Alemania, Londres y culminan en Las Vegas, donde se da una persecución en la cual nos queda claro para qué sirve el blindaje en un vehículo de asalto.
Jason Bourne, entonces, es una buenísima película de acción incesante e implacable que se da entre continentes que, además, nos permite asomarnos al grado en el que la tecnología en nuestros días puede ser usada para vigilarnos, monitorearnos y, claro está, controlarnos. Véala con toda la confianza de saber que saldrá satisfecho y convencido de que Matt Damon es Jason Bourne.
Gerardo Saviola
