La mente es tan poderosa que nos hace creer lo que en realidad no existe.
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Anónimo
El deseo de ser madre puede llegar a ser tan fuerte que algunas mujeres, tras intentos fallidos de concebir un hijo, pueden llegar a presentar síntomas físicos de un embarazo como la amenorrea (ausencia de menstruación), náuseas, crecimiento del vientre y senos, sin encontrarse realmente encintas, lo que se conoce como embarazo psicológico (pseudociesis), condición que muestra el enorme poder que ejerce la mente sobre el cuerpo.
Los embarazos psicológicos pueden existir como respuesta a la ansiedad que causa la imposibilidad de embarazarse o, por el contrario, al miedo a tener hijos, lo que puede originar la aparición de los síntomas.
El embarazo mental forma parte de los trastornos somatomorfos, es decir aquellos que resultan de síntomas como la ansiedad, que surgen ante algún deseo psicológico frustrado que puede cursar con ansiedad crónica o depresión, padecimientos que contienen una profunda tristeza y carencia afectiva.
La sintomatología que se presenta es similar a la de un periodo de gestación:
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Amenorrea o ausencia de la menstruación
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Aumento del tamaño del abdomen
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Crecimiento de los senos y producción de leche
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Movimiento intestinal
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Desarrollo del sentido del olfato
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Ansiedad y antojos a la hora de comer
- Síntomas digestivos: náuseas y vómitos
Estos cambios físicos pueden ser provocados por hormonas como la prolactina, estrógeno, progesterona, luteinizante y estimulante del folículo, produciendo el exceso de grasa abdominal, movimientos intestinales y gases que hacen la ilusión de que “algo” se mueve dentro del estómago de la mujer.
Estadísticas afirman que más de seiscientas mujeres han experimentado dolor de senos, ausencia de menstruación, crecimiento del vientre y sensación de que el feto se movía dentro de ellas, y ninguna estaba embarazada. El embarazo psicológico o pseudociesis es un fenómeno que afecta comúnmente a mujeres de 20 a 39 años de edad, en ocasiones sin ninguna enfermedad mental.
Aunque en la actualidad el rol de la mujer se ha ampliado más allá de la maternidad, no podemos negar que la presión social aún se ejerce dentro del matrimonio. Es común que la sociedad cuestione a una pareja que lleva más de dos años casada y que no ha concebido un hijo. La exigencia puede ser tal que la mujer sienta culpa, y entonces la idea de defraudar a sus seres queridos en caso de no llegar a quedar embarazada origine un embarazo psicológico como mecanismo de defensa.
Diferencias entre el embarazo psicológico y el embarazo real.
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En un embarazo real se produce la hormona Gonadotropina Coriónica (HCG), detectada por las pruebas de embarazo de laboratorio, las cuales son altamente confiables. Una mujer con embarazo fantasma no produce HGC.
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El vientre de una mujer embarazada crece, provocando que la cicatriz umbilical se haga menos profunda. Este particular signo no se observa en una mujer con embarazo psicológico.
La desilusión que trae consigo un embarazo imaginario aumenta los síntomas depresivos, ansiedad y estrés que disminuyen la probabilidad de concepción.
Ante la sospecha de un embarazo, es importante acudir a un médico para diferenciar si los síntomas pertenecen a una gestación, o son derivados de algún medicamento u otro padecimiento que origine características similares.
Si la necesidad de un embarazo llega a convertirse en una obsesión, es necesario acudir a tratamiento psicológico para atender el origen inconsciente de dicha necesidad, bajar la ansiedad y, en ocasiones, aprender a aceptar la infertilidad. También pudiera encontrarse una solución que disminuya el sufrimiento psicológico: aceptar que la maternidad no la define la concepción, ni se liga de alguna manera con el auto concepto o autoestima de una mujer.
Psicóloga Jimena Báez
Psicóloga Clínica/Arteterapeuta
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