Bajo el cielo de Cuba
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Muchos cubanos crecieron escuchando la música de la cantante Elena Burke, a quien bautizaron como la “Señora Sentimiento” de la música cubana. Yo la conocí personalmente en los años 90, en la Ciudad de Cienfuegos, cuando era la estrella del Cabaret del Hotel “Jagua” en Punta Gorda, del malecón cienfueguero.
Ahí residí por algún tiempo, en la ciudad más limpia de Cuba, Cienfuegos, con la bahía más hermosa, con el Hotel Pasacaballos en el lado oriente, enfrente el Castillo de Jagua. El Director de Bienes Culturales y Patrimoniales de Cuba, el Arq. Daniel Taboada Espínola –Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante, España–, tuvo a su cargo la restauración de ese bien colonial. El director de Turismo Osmany Cienfuegos me recomendó para ser parte del equipo de trabajo en su reconstrucción. Coincidíamos en ese tiempo de mi estadía en Cienfuegos para hacer un espolón más en el Muelle cienfueguero y la restauración de la casa del Presidente Oswaldo Dorticós, para hacer la “Casa de México en Cienfuegos”. Me asignaron a la Arquitecta Lérida Torres Manso y dos ingenieros (uno eléctrico y otro civil) para dirigir esas obras, parte de la iluminación exterior del Castillo de Jagua. Esto lo menciono en mi poema “Canto a Cienfuegos”, estrenado en la inauguración de “los “Jardines de la UNEAC”, “Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba”, en esa provincia hermosa.
Como huéspedes del hotel y del Gobierno cubano me daban los tres alimentos. Me pasaba a recoger una lancha para transportarme al Castillo de Jagua y me recogían para llevarme cada día al muelle del hotel a las 14 horas. Ahí, en el restaurante teníamos nuestro diario yantar y barra libre (que nunca usé por respeto a algunas condiciones de solidaridad con su gobierno y a sus atenciones).
Ahí encontré a Elena Burke. Mis almuerzos y cenas con ella eran puntuales, todos los días, en el restaurante del hotel, pues ambos teníamos una suite en la parte más alta del hotel. Hicimos una buena amistad. Asistí con ella en dos ocasiones a ver el espectáculo del cabaret.
En algunas ocasiones nos acompañaba otra gloria musical: Don Efraín Loyola, flautista fundador de la orquesta “Aragón”, padre de mi amigo y hermano José E. Loyola Fernández, presidente desde su fundación del Festival Internacional “Boleros de Oro”. A Loyola padre siempre lo acompañaba su flauta. En ocasiones hacíamos algo de Bossa Nova que él acompañaba con su flauta; en otras ocasiones invitaba a cenar a Emilio Castellanos, quien dirigía el trío de “Los Bohemios de Cienfuegos”. Estos dos compañeros también eran amigos de Elena, así que las tertulias mejoraban con tan exquisitas personas que han dejado huella en la música cubana.
Conversamos mucho y me presentó a su hija Malena Burke, que ya también tenía un prestigio como cantante en la isla y en el extranjero. Hace unos meses en la televisión vi a su nieta, cantante también, en una entrevista durante una visita a la Ciudad de México. Así que la genética rinde frutos en la familia Burke.
Sin duda, las maravillosas canciones de Elena Burke están grabadas en el pensamiento y el corazón de muchos cubanos y latinoamericanos. Por ello, a unos 21 años de su muerte muchos la recordamos como la eterna “Señora Sentimiento”, aunque no todos conocen claramente por qué.
Cuba es una nación reconocida mundialmente por su cultura, sobre todo por su música. Muchísimos músicos cubanos son considerados genios y leyendas. Así que cuando se dice que Elena Burke es una de las mejores cantantes cubanas de todos los tiempos, es algo que no se puede tomar a la ligera, y aberra conocido y visto actuar es algo inolvidable y haberme dispensado su amistad es inolvidable. La “Señora Sentimiento” es una de las figuras más reconocidas y queridas dentro del escenario musical de la isla. Tuvo una carrera como solista brillante, pero también dio gala de su majestuosidad como integrante de “Las Mulatas de Fuego”, “Las Cancioneras”, el “Cuarteto de Facundo Rivero”, el de “Orlando de La Rosa” y las “d’ Aída”. Elena Burke nació el 28 de febrero de 1928 y su nombre fue Romana Elena Burguez González. En la década de 1940 inicia su carrera artística, tras deslumbrar al jurado del concurso radial “La Corte Suprema del Arte” con su interpretación de “No vale la pena” del pianista Orlando de la Rosa.
Después de este éxito, la emisora “Mil Diez” la contrata para ocupar un espacio de 15 minutos llamado “Ensoñación”, donde acompañaba a la orquesta de Kiko González Mantici. A la par de sus presentaciones radiales, actuaba en varios cabarets y shows, con el pianista Dámaso Pérez Prado como compañero de fórmula. Elena Burke era la primera voz femenina en Cuba que se adentraba en las armonías del feeling, haciéndolo con gran elegancia y demostrando una capacidad increíble. Después de su debut, la “Señora Sentimiento” captó la atención de varios compositores importantes. La primera agrupación que cuenta con sus servicios fue “Las Mulatas de Fuego”, dirigidas por Litico Rodríguez. Poco tiempo después realiza una gira por Venezuela y Jamaica con el cuarteto de Facundo Rivero.
Paralelamente estuvo trabajando con el cuarteto de Orlando de la Rosa, en donde trabajara por primera vez con Omara Portuondo. Esta dupla se convertiría años más tarde en una parte fundamental del cuarteto “Las d’Aída”, con el que Elena se mantendría hasta 1958, cuando comienza su carrera en solitario. Elena Burke se convirtió durante los años 60 en una de las joyas más codiciadas por todos los cabarets, clubes y salones de la Habana y de Cuba entera. Compartió escenario con muchísimos artistas, de la talla de Bobby Collazo Frank Domínguez, Meme Solís, Ela O’Farrill, Rolando Aguiló y Rey Montesinos.
[Este último, en 1994, hizo el arreglo y dirigió la orquesta del Festival Internacional “Cantares de América” de la canción “Guantanamera Maravillosa” que se estrenó en el Festival, con música de Joaquín Mendive Guerra y letra del que escribe, Hiram García. Joaquín, gran amigo, falleció dos años después en la ciudad de Miami, QEPD.]
La “Señora Sentimiento” también conquistó los escenarios de España, Francia y México, donde participó en importantes festivales. Ya para la década de 1970 era una artista reconocida en lugares tan distantes como Japón, donde realizó varias giras. Se mantuvo activa hasta el final de su vida, el 9 de junio del 2002.
Esta divina artista se destacó por sus interpretaciones a capella que desbordaban pasión y talento, lo que le valió su sobrenombre de la “Señora Sentimiento”. Tuvo un estilo marcado por la falta de florituras innecesarias y una afinación impecable. Fue dueña de un amplio repertorio de géneros, en los cuales brilló como toda una reina.
Durante mis más de 12 visitas a esa tierra central de la isla hice buenas amistades, como al hermano y hermana de Benny Moré en el Primer Festival bianual dedicado a Benny; a la Arq. Lérida Torres Manso; al trío “Los Bohemios” y a su Director Emilio Castellanos, al trío “Covadonga”, a los septetos “Los Naranjo” con personajes de la tercera edad o cuarta; a «Los Novo”, de quienes guardo un diploma que me otorgaron dibujado a tinta y firmado por ellos; a Efraín Loyola (+) padre del Dr. José Loyola quien me llevó a conocer a su padre y su ciudad natal; a Humberto Rodríguez Manso, historiador de la UNEAC y Camagüeyano de cepa que nos acompañó; Loyola y Abel Prieto me dieron los apoyos y me presentaron a lo más granado de las letras, la música y la historia cubana; a las administraciones de los Hoteles “Jagua” y “Pasacaballos”, así como al Spa de Escambray, donde se me atendió como al hermano mexicano que escribía como corresponsal viajero del Diario del Sureste (se les hacía llegar las crónicas de música, literatura, eventos y Música de la Antilla Mayor, para su difusión fuera de Cuba).
Gracias a todos los nombrados. Tendrán siempre un lugar en mi pensamiento de escritor y poeta. Abur.
P.D. Mi reconocimiento especial a la gerencia de los Hoteles “Pasacaballos”, Jagua”, Spa Gaviota Escambray, de los cuales recibí por mi cumpleaños de cada uno de ellos un gran arreglo frutal, una cena y partir un pastel con ellos y amigos invitados. En el Palacio Valle de Cienfuegos y en Escambray pusieron a mi disposición un guía y camión todo terreno, para conocer sus cascadas y sus lagunitas. Agradezco esos inolvidables servicios, así como a Alicia Perea y a Abel Prieto, quienes me invitaron a participar en el primer Festival Musical “Benny Moré” en Cienfuegos y Lajas, aceptándome para dar una charla que titulé “Benny Moré en México y su trayectoria”, en simposio paralelo con destacados musicólogos, de Cuba, de Venezuela, Puerto Rico y México. Todos los viajeros a Cienfuegos se llevan una foto con esa sensacional obra en bronce en el Parque Martí.
Imágenes del Parque Central “José Martí” en Cienfuegos, Cuba, “La Ciudad más limpia de Cuba».
Fuentes