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El Danzón en México – V
Entre Corcheas
EL DANZÓN EN MÉXICO, ÉPOCA DE AUGE Y DESARROLLO
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Los salones de baile en la Mérida del Siglo XIX y en el segundo tercio del XX eran Progreso y Recreo, el cual subsistió en Espita hasta antes de la pandemia del año anterior -2020 y 21-; de esa época fueron también “Paz y Unión”, “La Lonja Meridana», donde se iniciaban los bailes con bastoneros que presidían la presentación de las bailadoras, y las cuadrillas abrían con los Lanceros y contradanzas para pasar a la danza afrancesada y la danza.
Desde luego, también adoptaron el Danzón. en nuestra emérita y blanca ciudad a mediados del siglo pasado bailé en salones para adultos como “La Unión”, Shanghái Club”, “Club de Leones de Mérida”, Club Rotario”, “Country Club”, “Centro Campechano”, y algunos clubes que se formaron para jóvenes de la sociedad de clase media y alta como el “Happy Spring Club», “Brownie Club”, «Club Deportivo Bancario”, “Centro Libanés”, “La Modelo” y los bailes que armaban las Secundarias “Cisneros Cámara”, “Agustín Vadillo”, “Normal Menéndez de la Peña” y los Institutos Comerciales que estaban en boga como alternativa a los que no estudiaron una licenciatura.
Bailábamos con orquestas de tan buen nivel que alternaban con lo mejor de las orquestas de la Ciudad de México. Recuerdo las locales como la “Orquesta de Alfonso Madariaga”, Eleazar Méndez, Augusto Pech Ventura, Orquesta “Víctor” de Pepe Barrios; el “Conjunto Habana”.
Posterior al baile del swing, mambo, cha cha cha, salía desde la entrada de “La Unión” Alfonso Madariaga haciendo gala al sonar su trompeta con el “Teléfono a Larga Distancia».
El danzón y el bolero nos relajaban para abrazar bailando a nuestra pareja. Como dice otro danzón: “Ay qué tiempos, Señor Don Simón”, personaje que interpretó Joaquín Pardavé en “Los tiempos de Don Porfirio”, en que la alcurnia usó polizón, y la arquitectura y la gastronomía tendió por la moda francesa.
El Danzón se popularizó en las barriadas y salones del Distrito Federal, la capital mexicana.
En Veracruz, los parques, su cabildo y plazas, dieron su aceptación popular y se crearon escuelas juveniles para arraigarlo; en el Distrito Federal fueron más abundantes los sitios para bailar este género musical como “El Salón de la Quinta Real”, situado en la Calzada de Guadalupe, que era visitado por boxeadores, además de un público variado; no boxeadores profesionales precisamente, sino púgiles de ocasión que eran bailadores de los barrios de las Colonias Guerrero y Peralvillo, muy dispuestos a pelear, lo que duró muchos años.
En la Plaza de Santos Degollado fue fundado otro salón. Allí surgieron los primeros concursos de baile de Danzón que, con el tiempo, en los principales salones constituían el mejor y más popular evento. En 1908 surgió otro salón, la “Academia Metropolitana”, donde surgieron mediante concursos los primeros campeones. Ese año se abrió en Indios Verdes el Salón “La quinta de los Sabinos” y al siguiente año “El Lecumberri”, el “Cervantes”, el “Bucareli Hall” y el “Olimpia” —llamado después “Progreso”— en los altos del Teatro “Díaz de León”. En 1910 el “Alhambra”, más tarde el “Tivolito”, luego el “Azteca” y así hasta alcanzar una buena cantidad de salones que muchos bailadores tenían como “Las Catedrales del Danzón”.
En mi niñez, vi nacer al inicio de los años cuarenta el “Salón México” y el “Smirna Club, en la Calzada de Guadalupe, donde el yucateco Gamboa Ceballos era el titular de la Danzonera que llevaba su nombre. En el Salón México ya estaba establecido el cubano “Acerina y su Danzonera”; había un letrero que decía: “Prohibido tirar colillas en el piso, para que no se quemen los pies las bailadoras”, ya que las servidoras domésticas carecían de dinero para comprar zapatos.
En 1920 fue inaugurado el más importante de todos, el “Salón México”, formado por varios salones en el mismo edificio, nombrados “Renacimiento”, de los “Espejos”, “Tianguis”, el “Maya” y el “Azteca”. El “Salón México” era conocido como “el “Marro” por los asiduos asistentes, sus bailes y sus concursos de distintos géneros, incluido el Danzón.
La historia de los salones
Les trae seguramente
Recuerdos a mucha gente
Pues les revive ilusiones,
Las añejas emociones
De su juventud de ayer;
Recordar es un placer
Que al espíritu le damos
Cuando lo que recordamos
Más bello no puede ser”.
Fuentes
Nuestro Danzón en México | Sabías que (dcubanos.com)
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