Testimonios, Cuentos, Relatos y Otros Temas (XII) – En El Instituto Politécnico Nacional

By on septiembre 14, 2016

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Testimonios, Cuentos, Relatos y Otros Temas

XII

EN EL INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

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En septiembre de 1970 recibí la invitación del Ing. Juan Olmos Soria, Director de la Escuela Vocacional No. 8 del Instituto Politécnico Nacional, para colaborar con tiempo parcial en esa institución, con el encargo específico de organizar un programa para la preparación pedagógica de los profesores de ese plantel. En esta forma inicié un largo período de 20 años de trabajo en el Politécnico, fundamentalmente en lo que respecta a los programas de mejoramiento docente y a los aspectos técnico pedagógicos como actividad principal, y también en el ejercicio de la docencia en el nivel medio superior, impartiendo asignaturas de orientación psicopedagógica como Psicología, Técnicas de Estudio y Expresión y Orientación Vocacional.

Ing. Juan Olmos Soria

Ing. Juan Olmos Soria

En esta escuela, cuyo nombre oficial es aún “Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No. 8 Narciso Bassols”, desarrollé los primeros programas de capacitación a los maestros, impartiendo cursos-talleres de Didáctica General, Objetivos del Proceso Enseñanza-Aprendizaje, Evaluación del Proceso Enseñanza-Aprendizaje y otros que fueron necesarios en su momento para coadyuvar al mejoramiento académico.

En ese entonces, la Asociación de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior -ANUIES- tenía ya operando su programa de mejoramiento docente para todas las Instituciones Públicas de Enseñanza Superior del país, y es en este movimiento en donde se insertaba el programa de la Vocacional No. 8. del I.P.N. del que me encargué durante 5 años, con el apoyo decidido del Ing. Olmos Soria, quien nunca escatimó esfuerzos y recursos para el mejoramiento académico de sus maestros, tanto en lo pedagógico como en lo técnico y científico de las materias que impartían los docentes.

La orientación teórica que tuvieron los programas de formación de maestros de entonces tenía su peso en la Tecnología Educativa que, de acuerdo con la reunión nacional de Tecnología Educativa realizada en Madrid en febrero de 1976, se define como una forma de diseñar, desarrollar y evaluar el proceso total de enseñanza-aprendizaje en términos de objetivos específicos, basados en las investigaciones sobre el mecanismo del aprendizaje y la comunicación.

La corriente conductista, representada principalmente por SKINNER, ofrecía programas de Modificación de Conducta, Enseñanza programada y otras propuestas que fueron acogidas con entusiasmo durante los años setenta.

La teoría de Benjamín S. Blomm fundamentaba nuestros programas de formación de profesores en lo que respecta al planteamiento de los objetivos de aprendizaje. Es un autor que sustenta una jerarquía del aprendizaje: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación. Sin embargo, no fue el único. Otros autores, como Mager y Kratwol, estaban vigentes también desde los años sesenta con sus clasificaciones de metas y objetivos del aprendizaje. A todos ellos se les consideraba como los más importantes exponentes de la corriente Tecnológica Educativa.

Durante la década de los 70, los programas de estudio se diseñaban con la ortodoxia de la teoría de los objetivos. Así, se clasificaban en generales, intermedios y específicos, y aún otras clasificaciones de mayor rigidez que propiciaban la atomización al ser desglosados hasta en sus mínimas expresiones. Resultó impráctico y más tarde fue necesario dar marcha atrás.

Trabajar exclusivamente, o con la dominancia teórica de, la Tecnología Educativa, no satisfizo las expectativas. Sin embargo, considerada en contextos teóricos más amplios, su utilidad sigue siendo válida.

Pronto, la formación de profesores y la educación general se fortaleció con otros planteamientos pertenecientes a la orientación constructivista de la educación, cuyos representantes más importantes son Jean Piaget, Ausubel, Bruner y Vigotski.

En 1974, también con el Ing. Juan Olmos Soria, participé en el proyecto para la creación del Centro de Comunicación y Tecnología del Instituto Politécnico Nacional, con el propósito de desarrollar programas para la formación y capacitación del profesorado del Instituto como recurso coadyuvante a la elevación de la calidad académica. Se integró un grupo inicial con otros profesores del Politécnico que se habían preparado para estos desempeños en los cursos y talleres de formación en Tecnología Educativa que la ANUIES llevaba a la práctica en esos años. Estos profesores fueron el Ing. Guillermo Figueroa Giles, Ing. Adalberto Ojeda Delgado, e Ing. Esteban Chávez, grupo inicial con el que diseñamos el primer programa para formar a los instructores que se encargarían de impartir los cursos y talleres a los profesores de las escuelas. Se incorporaron también otros distinguidos profesionistas con sólida preparación, como la Dra. Beatriz Elizundia Balcázar, pionera del “Método MICROENSEÑANZA” en México para la capacitación de profesores de Educación Superior; el Profr. Augusto Pereira Llanos, destacado psicopedagogo; y el Dr. Manuel Mercader Martínez oriundo de Barcelona, España, experto en la disciplina de Desarrollo Humano.

Profesores del Centro de Tecnología Educativa del I.P.N. De izq. a der: Arq. Santiago Toledo Trewick, que también fue director CECTE; Ing. Luis López Lira; Dr. Rubén Lugo; Maestro César Ramón González Rosado; Arq. María Teresa Pánico Salinas; Ing Rodolfo Meza. En primer plano, de izq. a derecha, Lic. María Jesús, en medio Dra. Beatriz Elizundia Balcázar, Lic. Praxedis Flores Flores.

Profesores del Centro de Tecnología Educativa del I.P.N. De izq. a der: Arq. Santiago Toledo Trewick, que también fue director CECTE; Ing. Luis López Lira; Dr. Rubén Lugo; Maestro César Ramón González Rosado; Arq. María Teresa Pánico Salinas; Ing Rodolfo Meza. En primer plano, de izq. a derecha, Lic. María Jesús, en medio Dra. Beatriz Elizundia Balcázar, Lic. Praxedis Flores Flores.

Se convocó a las escuelas del Instituto a enviar a tres profesores por cada plantel, con el fin de formarse como instructores, y estar en posibilidad de multiplicar esta acción en sus escuelas. Se presentaron unos 50 docentes, aproximadamente, seleccionados de acuerdo con características de experiencia y buen desempeño. Durante año y medio se les preparó con el propósito ya mencionado. La orientación de los programas continuó con peso en la Teoría de la Comunicación y Tecnología Educativa, de tal modo que los módulos principales de aprendizaje fueron Teoría y redacción de objetivos, Didáctica General, Dinámica de Grupos, Evaluación del Aprendizaje, Elaboración de Materiales Didácticos y Uso de Equipo Audiovisual, Laboratorio de Microenseñanza, Teoría de la Comunicación, y Técnicas de Enseñanza Programada.

Bajo la dirección del Ing. Adalberto Ojeda Delgado –ingeniero químico de profesión, aunque pedagogo de vocación- se redactaron y editaron folletos con estos temas, que sirvieron como información básica para los cursos-talleres que posteriormente se realizaron en las escuelas. Con este bagaje, los profesores se lanzaron a capacitar a sus colegas para mejorar el desempeño docente. El éxito fue rotundo. Se recibieron numerosas solicitudes para la impartición de los cursos y así recorrimos, durante largo tiempo, las escuelas del Politécnico.

Cumplida esta misión, nuevas responsabilidades deparaban a los integrantes del equipo inicial. El gobierno de la República había puesto énfasis en la necesidad de evaluar los procesos de la administración pública. Se había creado ya un organismo de evaluación en el gobierno federal para fomentar esos programas y acciones en las diferentes dependencias gubernamentales.

En el Politécnico, ocupaba la Dirección General el Ing. Manuel Garza Caballero, y la Secretaría Técnica el Ing. Héctor Uriel Mayagoitia Prado, de quien recibí invitación para participar en su área. Mi desempeño en este organismo consistió fundamentalmente en apoyar en cuanto a conocimientos técnico – pedagógicos los proyectos de evaluación institucional en la Dirección de Evaluación.

Cumpliendo estas responsabilidades estaba, cuando fui designado por el Ing. Mayagoitia como representante de la Dirección de Evaluación, para colaborar en la Secretaría Académica con los trabajos de investigación y redacción del proyecto académico 1983-1988 del Instituto Politécnico Nacional, bajo la dirección del M. en C. Carlos León Hinojosa, Secretario Académico del Instituto.

Fue un trabajo de gran relevancia, arduo, gratificante en sí mismo. Saber de la trascendencia e implicaciones del documento que se generara fue motivante en grado sumo. Fue necesario investigar, redactar, dar forma a las propuestas. Las reuniones de trabajo, presididas por el Maestro León Hinojosa, eran cada semana; se analizaban los resultados de los esfuerzos particulares de cada uno de los miembros del equipo, y se acordaba lo pertinente para la continuidad de los trabajos.

Después de cuatro meses, aproximadamente, en una última reunión de tres días en el Centro Vacacional de Oaxtepec del IMSS, quedó estructurado el proyecto para su posterior edición. Participamos en el Comité Técnico de Redacción las siguientes personas: Lic. Elia Baltazar Tavera, Lic. Hilda Gainza Osorio, Maestro César Ramón González Rosado, Ing. Hilario López Garachana, Lic. Amalia Lugo de Bobadilla, M. en C. Luis I. Navarro Baca, Ing. Rafael Vargas Loza y Lic. Blanca E. West Silva.

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Se había configurado un equipo que se consolidó en el trabajo. Con liderazgos democráticos, orientaron las acciones los Ingenieros Héctor Mayagoitia Prado, Juan Olmos Soria y Guillermo Figueroa Giles, quienes ocuparon con legitimidad académica y profesional las posiciones de autoridad: Héctor, Secretario Técnico; Juan, Director Administrativo; y Guillermo, Director de Evaluación y después de Planeación. Los tres fueron los jefes pero, sobre todo, amigos. Con ellos compartí responsabilidades laborales en el Politécnico que enriquecieron mi experiencia y que me servirían en otros ámbitos educativos posteriores. La dinámica de la vida nos ha deparado diferentes destinos. Los saludo con afecto desde estas líneas, y a mis compañeras y compañeros con quienes tuve el privilegio de trabajar en el Politécnico.

[Continuará la próxima semana]

César Ramón González Rosado

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