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Maní: Testigo de Hechos e Historia
Maní: Testigo de Hechos e Historia
Bajo la conducción y guía del ameritado Antropólogo Indalecio Cardeña Vázquez, un selecto grupo de damas y meridanos interesados en conocer rasgos relevantes de la historia antigua de Yucatán viajó a iniciativa del antropólogo y maestro hacia la población de Maní, recordada por hechos dolorosos para la historia siendo el principal el “auto de fe”, así llamado, durante el cual el religioso Fray Diego de Landa dispuso la incineración de manuscritos y piezas valiosas de la cultura maya, dentro de un contexto de castigos a pobladores del cacicazgo de los Xiu por incurrir en rituales y acciones de su arraigado pasado maya, herencia de sus antepasados.
El pequeño grupo, guiado por el investigador, recibió amplia información sobre los tiempos previos a la presencia española en Yucatán, las relaciones políticas entre grupos que habitaban la península, y su manera de tratar y convivir con los invasores, de los que recibieron tratos injustos y castigos desorbitados.
Durante el trayecto del viaje desde Mérida a Maní se conocieron, por medio de folletería recibida, informes genéricos que fueron prólogo para que, en una amplia visita y recorrido del templo religioso construido para los frailes franciscanos, fueran interiorizados los viajeros de los prolegómenos de la magna obra, su majestuosidad, los detalles particularísimos de cada rincón y obra que están a la vista, los motivos de haberse realizado en el sitio, y la mezcla de culturas encriptada por las manos indígenas en lugares del templo visitado.
No hay duda que con recorridos de esta calidad y nivel pasan por la mente y quedan fijos en la imaginación los arduos trabajos, los objetivos religiosos a lograr, la calidad de la mano de obra maya, entre otros cientos de reflexiones que fueron haciendo de la visita un recorrido mental que será uno de los más cautivadores en la experiencia de los participantes.
Cada rincón, cada imagen, cada espacio del interior del templo, la capilla anexa, sacristía, la noria y los habitáculos de los antiguos usuarios del monasterio, fueron barridos por la mirada de los viajeros.
La gira sabatina del once de marzo de 2017 está fija en la mente de quienes participamos en ella, que tuvimos la grata oportunidad de degustar platillos yucatecos, observar árboles de ceiba monumentales, contemplar construcciones con rasgos originales de albañilería, conocer del cenote, el cuidado de las piedras antiguas rescatadas de las construcciones modernas, y un viaje adicional complementario a Oxkutzcab, su zona céntrica y un mercado de frutas de fama nacional, para retornar a la urbe meridana cuando el sol iniciaba esa tarde su viaje de pernocta en el horizonte.
Luis Alvarado Alonzo
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