Luz y Sonido 2015 en Chichén Itzá

By on abril 24, 2015

Comencemos por decir que este espectáculo es ampliamente recomendable para todo el mundo, para todas las edades y que, ahora sí, nuestra herencia Maya recibe la adecuada promoción y atención que merece. Las diferencias entre este moderno espectáculo y el “drama novelado” que se presenta en Uxmal son abismales. Como todo en la Vida y en nuestro estado, hay mucho aún por mejorar, pero es un paso en la dirección adecuada, en el uso de la tecnología para presentarnos de manera amena la evolución de la cultura del Mayab, aprender, y hacernos sentir orgullosos por nuestro pasado.

Habiendo dicho lo anterior, pasemos entonces a la reseña.

REGISTRO

El sistema actual, y que continuará hasta el último día de junio, consiste en apersonarse en el módulo de Turismo del Gobierno del Estado de Yucatán – que se encuentra en el Palacio de Gobierno – o en los hoteles participantes, y solicitar boletos para asistir al evento. Al parecer, existe un límite a la cantidad de boletos que se entregan a una sola persona porque me preguntaron si iba a utilizar más de cinco – otras personas me han platicado que a ellos no les hicieron restricción alguna en la cantidad – y, después de presentar mi credencial de elector para certificar que soy yucateco y que tomaran los datos para los fines que solo ellos conocen, me dijeron que con esos boletos debía ingresar al portal http://nochesdekukulkan.com/ para registrarlos y checar la disponibilidad de asientos en la fecha en la que deseaba asistir al evento.

El proceso de registro en la página, a su vez, consiste en proporcionar nuevamente – para cada uno de los boletos que se recibieron – información personal (nombre, edad, si eres mexicano, y otros más) y entonces revisar si existe disponibilidad para la fecha elegida. Son 500 los lugares asignados por función (solo hay una, a las 7 p.m. durante el horario de invierno, y a las 8 p.m. durante el horario de verano) y, como resultado, se obtiene una hoja con un código de barras que, junto con el boleto original, debe canjearse en la taquilla de la zona arqueológica por un boleto de acceso. Para hacer el canje, es menester apersonarse a las taquillas una hora antes del espectáculo, so pena de que todo el esfuerzo se pierda: “media hora antes del inicio pretendido del espectáculo todos los boletos no canjeados quedan disponibles”, advierten los boletos.

En el proceso de registro de cada uno de los boletos existe una pregunta al final cuyo significado no alcancé a comprender: me preguntó el sistema si llevaba invitados, a lo cual respondí que sí, y a continuación se me preguntó el número de ellos (podía incluir hasta tres). Esto es lo que no entiendo: si al solicitar los boletos nos piden que digamos cuántos vamos a asistir y ese número nos entregan, ¿entonces es posible que cada uno lleve a otros tres amparado bajo el mismo boleto? ¿Entonces por qué las instrucciones sobre capturar cada uno de los boletos que nos fueron entregados? Tampoco entiendo por qué hay que dar los nombres de los acompañantes en la página, incluso los de los menores de edad. Esta parte del proceso definitivamente no está clara y pudiera ser más ágil.

Es necesario imprimir, entonces, una hoja por cada boleto que fue dado de alta en el portal.

CANJE DE BOLETOS EN LA ZONA ARQUEOLOGICA

Si el proceso de alta en el portal fue un poco confuso y tardado, hay que llegar armado de paciencia a la zona arqueológica, porque ahí las “colas” y tiempo de acceso son enormes.

En nuestro caso, llegamos poco antes de las 7:30 p.m., y la fila que esperaba que iniciara el espectáculo ya era considerable. Debido a la amenaza de “llegar 30 minutos antes del inicio de la función”, volé a la taquilla con mis hojas impresas. Ahí, un (1) – uno nada más – solitario empleado recibía hojas y hojas de los que, como yo, estaban llegando para solicitar sus boletos. El muchacho, muy callado y evidentemente fastidiado – a juzgar por la cantidad de gente que ya estaba formada en línea, su chamba no había sido muy leve – recibía hojas, las pasaba en el escáner, revisaba los datos que aparecían en su monitor, confirmaba el número de boletos solicitados con nosotros y entonces mandaba a imprimir los boletos. Recordando la experiencia de unas semanas antes en Uxmal, cuando tuvimos que mostrar nuestra credencial de elector para demostrar que éramos mexicanos (seguro es por mi perfil europeo que lo hacen), llevaba las credenciales conmigo…pero no sirvieron para nada. Tampoco se revisaron los nombres, ni tampoco si las personas que fueron dadas de alta estaban ahí – es lógico que no se van a parar junto a la ventanilla todos los integrantes de un grupo para que sean “validadas” sus identidades, por lo que resulta innecesario mucho del proceso efectuado en el portal.

Como fuera, me fue entregado un boleto más, uno por cada hoja escaneada, y nos fue dada la instrucción de “entregar los boletos uno por uno a la entrada”.

Como paréntesis, ¡qué caro está el acceso a Chiché Itzá! Hacía muchos años que no iba, y me desagradó sobremanera observar que ahora hay que desembolsar $212 para entrar (excepto los domingos) a visitar la zona arqueológica. ¿Se imaginan ir en familia, entre semana? Es una bajadera de dinero fenomenal., al que hay que agregar los $30 del estacionamiento.

La fila iniciaba en las rejas de acceso a la zona, y serpenteaba por toda la explanada de acceso, mezclándonos con los vendedores que nos ofrecían desde artesanías hasta “agua que es más barata que la de 35 pesos que se vende adentro”.

He aquí otra área de oportunidad y de demostrar profesionalismo: usen delimitadores (cuerdas, cintas, marcas en el piso, etc.) para mostrar un orden en el que debamos hacer la fila.

ACCESO

A las 8:05 p.m. la línea comenzó a moverse. Lenta, pero inexorablemente nos acercábamos al acceso y alistamos los boletos, las hojas impresas, entregándolos a cada uno, de acuerdo a las instrucciones.

Nada de lo anterior fue necesario: el cuidador en la entrada tan solo tomó nuestros boletos y nos permitió el acceso.

En la página de “Noches de Kukulkán” había leído de una visita a las ruinas, previa al espectáculo, pero en ningún lado en la zona arqueológica encontré mayor detalle, o una explicación sobre cómo efectuarla.

Tras franquear la entrada, caminamos unos 200 metros por un eufemismo de “sacbé” hasta llegar a la zona arqueológica. A nuestra izquierda, varias filas de sillas que ya lucían ocupadas o que ya habían sido “separadas”, con lo que ya resultó evidente que no veríamos en esas sillas el espectáculo; a nuestra derecha, la magnífica pirámide de Chichén Itzá, iluminada con luces que variaban de color e intensidad; al fondo, el campo de pelota, el templo de las mil columnas y unas estructuras más, bañadas en el mismo color cambiante de la pirámide.

Otra sugerencia aquí: sería mejor instalar gradas removibles, en vez de colocar sillas y esperar que quien se siente adelante no sea tan alto como para que impida ver el espectáculo a alguien que no lo sea. Además, creo que se pudiera acomodar a un mayor número de personas de esta manera.

El susodicho paseo por las ruinas, resulta, no es guiado sino voluntario: cada quien camina por donde lo dejen las cuerdas, mientras los guías apostados a lo largo del circuito que se forma dirigen a los rezagados y, en general, conducen a la gente hasta completarlo, ayudándolos al iluminar el piso con sus linternas.

Para los que asistimos por vez primera, no existe una indicación del tiempo que se dispone para efectuar el recorrido, ni tampoco se sabe a qué hora iniciará el espectáculo de Luz y Sonido. Debido a este desconocimiento, y ante la ausencia de sillas, decidimos elegir un espacio en el piso – si se toma la decisión temprano, el asiento es de pasto; si no, entonces será sobre la tierra roja – y tomar algunas fotos panorámicas para pacientemente esperar el inicio del show.

ESPECTÁCULO DE LUZ Y SONIDO

El espectáculo inició a las 9:05 p.m. y finalizó cerca de las 9:25 p.m.

Las diferencias con el espectáculo de Uxmal son evidentes desde el concepto mismo: se utiliza la pirámide como lienzo sobre el cual se proyectan imágenes que acompañan la explicación que escuchamos de las bocinas. Las fotos que acompañan esta reseña fueron tomadas del show.

En vez de únicamente iluminar con colores estáticos, es la animación la que se lleva las palmas, la nitidez de las imágenes, el impresionante despliegue tecnológico que se presenta ante nuestros ojos, todo se conjunta para brindarnos un espectáculo que a muchos nos dejó boquiabiertos…y fascinados. Invitados a regresar.

Luego, y fundamental diferencia, aquí sí se explica el origen de los Mayas, sus deidades, su cosmogonía, sus avances astronómicos, su dependencia del agua, su decadencia. Mención aparte merece el lenguaje directo, totalmente alejado del “drama-montaje” que se cuenta en Uxmal, fácilmente entendible y sin grandes complicaciones, con lo cual el contenido se vuelve accesible a todas las edades.

Esta es la mejor parte de toda la noche: este espectáculo es de primer mundo y nos hace sentirnos orgullosos de nuestras raíces. En consecuencia, aplaudir en la conclusión era también una manera de agradecer un espectáculo que ya nos debían hace mucho tiempo.

Este espectáculo, esta tecnología, y esta promoción de nuestra historia, debe replicarse y abarcar más zonas en nuestro Yucatán.

Eso queda claro.

Texto y fotos de Gerardo Saviola

gerardo.saviola@gmail.com

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