El huracán Cristóbal

By on junio 11, 2020

Editorial

Las gentes antiguas, como este editorialista, que han vivido y perdurado en su sociedad y medio guardan celosamente en su memoria sucesos vividos y situaciones que, a quererlo o no, han impactado sus años de vida.

No obstante, las mentes abiertas sostienen que jamás se deja de aprender y aprehender experiencias y sucesos inéditos.

Tal ha ocurrido en la semana precedente, cuando un fenómeno atmosférico severo vino a alterar los modos de vida de la población agrupada en la península de Yucatán, azotada por vientos violentos, lluvias constantes, anegamientos en carreteras y poblados, viales, etc.

Todo ello a resultas del huracán “Cristóbal” que, sin respetar las divisiones territoriales de la península, golpeó por igual a Campeche, Quintana Roo y Yucatán, siendo los últimos dos estados los que recibieron la mayor afectación.

Mas, ante la total inclemencia de las fuerzas naturales, las disponibilidades y recursos de los estados afectados y las comunidades agredidas por la naturaleza, ha sido notable el agrupamiento de muy diversos grupos sociales en los que brilló la solidaridad, siendo las personas per se las que acudieron sin más afán que servir y disminuir los posibles daños, mayores, esperados del paso del meteoro.

Cierto es que las autoridades, en cumplimiento de sus tareas oficiales, cumplieron, con notoria integración en las áreas de gobierno, con su compromiso a tiempo y bien. Ello limitó daños y pérdidas de vidas.

Oficiales y soldados del Ejército, la Marina y Fuerza Aérea ocuparon de inmediato espacios, integrándose a los grupos de la sociedad civil, en las primeras líneas de servicio a la población, que en todo momento gozó de seguridad, orden, atención en alojamiento, servicios médicos, medicinas, respaldos para traslados de bienes, personas y servicios, imprescindibles para la crítica situación.

Mujeres y hombres, voluntarios todos, ameritan un reconocimiento que desde este órgano informativo les hacemos llegar.

Lo que pudo ser una catástrofe se transformó en un momento difícil, en uno más en la larga vida peninsular.

Aquí continuamos, con reconocimiento y gratitud para con todos aquellos hombres y mujeres cuyos rostros quizá no habremos de recordar para siempre, pero continuarán en nuestra memoria.

La península de Yucatán, que surgió del mar, desde las entrañas de la tierra, sigue en pie.

Aquí continuamos nuestro vínculo periodístico, más unidos y solidarios con quienes, siendo sencillos seres humanos y compañeros en la vida común de la sociedad, actúan cuando es necesario, siendo personajes dignos de reconocimiento.

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