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Dra. Florentina Boti

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Remembranza

“Hija del poeta inmortal Regino E. Boti”

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Mi estro camina por las calles de la capital de Guantánamo, en Cuba. En el año de 1991 llevamos a la Delegación Musical de México a esa ciudad al Festival Internacional de Tríos “Cantares de América”, junto con Roberto MacSwiney Salgado y dos tríos “Los Ángeles”, como trío joven (que ahora son “Los Juglares”, un símbolo internacional de la trova yucateca), y “Los Tres Galanes”, como símbolo de la trova tradicional de Yucatán, que tiene raíces cubanas de Sancti Spiritus y de Cienfuegos, que ya he abordado en artículos anteriores.

Hoy abordaré a la Doctora en Derecho Florentina Boti, a quien conocí al llegar a Guantánamo la primera noche en que trabajamos en el teatro “Guaso” de la ciudad, que juntó a los mejores tríos cubanos de cada provincia, siendo yo el mantenedor poético de los mismos.

La secretaria del Centro Provincial de la Música y de la Asociación Nacional de Tríos en Cuba me presentó a su amiga, Florentina Boti, culta e interesante mujer superada de la parte oriental de la Isla Cubana; asesora legal del Poder Popular e hija del poeta Regino E. Boti, el mejor poeta de las dos últimas centurias que tuvo rivalidad ideológica con el poeta nacional Nicolás Guillén, en diferentes épocas, siempre respetando sus escritos y don poético, aunque con pensamientos sociales diferentes.

La vivienda de los Boti, por tres generaciones en Guantánamo; conviví con ellos en su comedor y terrazas en muchas ocasiones.

La amistad con ambas Floras me permitió un acercamiento más cercano con ambas y con el hijo de Florentina, Regino Rodríguez Boti, psiquiatra del hospital de tercer nivel “Agostino Neto”. Een el domicilio de Florentina González, con “Piti”, su hijo el Dr. Rodríguez Boti, y otro trovador iniciamos ponerle música a los poemas de su abuelo Regino, ajustándoles los tiempos y la música. Nunca supe si hicieron realidad grabar en disco las letras del poeta Regino E. Boti, nunca supe si cristalizó el sueño de musicalizar la obra del abuelo.

La fachada del domicilio de los Boti. En esa terraza nos sentábamos a tomar café o un ron y platicar sobre el abuelo y poeta que lleva su nombre en las “Jornadas Literarias Regino E, Boti.», en Guantánamo.

Como poeta escogido, Regino E. Boti (1878-1958) definió a Guantánamo en unos trazos: Aldea, mi aldea, / mi natal aldea… / Amo tu parquedad catalana / y tus calles rectas”. El tiempo lo ha sancionado como símbolo de la ciudad, tanto como la escultura La Fama que corona el Palacio Salcines.

Con unos versos, calibró el espíritu de la creación. El poema “Luz” es una filosofía de vida: “Yo tallo mi diamante, / yo soy mi diamante. / Mientras otros gritan / yo enmudezco, yo corto, yo tallo; hago arte en silencio”.

Como una clarinada, como una sombra, esa sensación de aldea, ese diamantino silencio ha acompañado a Guantánamo en los años siguientes.

Regino E. Boti con Arabescos mentales (1913) devolvió el abolengo a las letras cubanas tras la muerte de Casal y Martí. Su libro El mar y montaña (1921) lo convirtió en un clásico.

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas, más conocido como Juventino Rosas, autor del famoso vals «Sobre las olas», primer músico mexicano que alcanzó renombre internacional. Falleció en la ciudad de Batabanó, Cuba. Fue amigo personal de Regino Boti.

Junto a José Manuel Poveda (1888-1926) y el tantas veces olvidado Agustín Acosta (1886-1979), formó el triunvirato de vanguardia de la literatura cubana en las primeras décadas de la República. El narrador y ensayista José M. Fernández Pequeño, ha dicho que Boti “es el más universal provinciano de nuestra literatura”.

Poco a poco, el imberbe periodista y la abogada, la albacea, la hija del poeta, la tremenda Florentina Regis Boti León (1928-2005) se convirtieron en amigos. Hablamos de lo humano y lo divino. Guantánamo me nació allí, desde su mecedora, desde sus fundaciones. Nunca ha sido igual después que ella se fue.

Hace falta la plática profunda sobre derecho, literatura, el solaz en su patio florido y su corredor, asistir a sus tertulias musicales y poéticas donde se me daba un lugar para declamar mi poesía, como “Elegía a un viejo cantor”, dedicada a Regino Boti y presentada en mi primera “Jornada Literaria Regino E. Boti” en Guantánamo.

Estar en Guantánamo es llegar a la Aldea de Boti, enamorado de su solar y amante del Mar y la Montaña.

Florentina me permitió ver algunas cartas del autor con José Manuel Poveda, Nicolás Guillén, Juan Marinello. Me asomé a lo que había soñado y a lo que había criticado Regino E. Boti, de su puño y letra. Acuarelas. Objetos. Al final, me premió al obsequiarme una edición príncipe del poemario Kodak-Ensueño (1929).

Una tarde, Florentina me abrió el armario donde había seleccionado con una meticulosidad, con un cuidado impresionante, la obra dispersa de su padre. Sin ordenador, sin software, hizo durante años una impecable labor de catalogación y rescate que su hijo Regino Gaudencio Rodríguez Boti, en otras circunstancias, ha continuado. Florentina -dime Flora- solo en tus escritos llámame Florentina-

“Soy una hija cumpliendo su deber sagrado. Quisiera tener otra vida para dedicársela… “Solo el trabajo salva de la estupidez y la inercia”, me dijo.

Cuando vio que detuve el aliento, puso en mis manos el poema inédito “Otra hembra” que su padre le había dedicado: A la tristeza de mis años / tú añades una alegría orbital y eres de mi floración humana / la más tierna corola”.

Apuntes de Regino E. Boti para una cartografía; también existen pinturas con su firma.

Ya mis visitas para visitar el oriente de la isla cubana son imposibles, pues por mi disminución visual ya no debo viajar en avión o en ferrocarril para salir a las dos de la tarde y llegar a las 10 del siguiente día, además de la necesidad de tener compañía;

Me acompaño mejor de los gratos recuerdos de la Florentina Boti que conocí y que ahora ocupa un nuevo plano astral. Envío mis recuerdos a Flora Boti, Flora González, Bárbara Elías Calles Fernández, Francisco Speck, Israel Martínez, Danae Martínez, George Pérez y a los compañeros de la UNEAC de Guantánamo; al colectivo de CMKS y a su programa “Bajo el Cielo de México”, el más antiguo programa de la radio cubana. A todos ellos mis saludos. Conservo recuerdos gratos de sus amabilidades y atenciones a mi persona. Gracias. Abur.

Fuentes

https://arbolinvertido.com/cultura/la-hija-del-poeta

 

 

Primavera del 2004

“Elegía a un viejo cantor”

A Regino Boti

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

 

 

 

 

A la tierra del Guaso y a sus hijos:

Dr. Regino Rodríguez Boti

Dra. Florentina R. Boti León

C. Florentina González Renda

Dra. Bárbara Elías-Calles Fernández.

 

 

Primavera del 2004

 

 

 

 

 

© DR Charlas de café A. C.

© Alfonso Hiram García Acosta 2016

Se puede reproducir en Cuba, dando los créditos correspondientes; en otros países y México se necesita la autorización del titular del copyright.

 

“ELEGÍA A UN VIEJO CANTOR”

A Regino Boti

 

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

 

            Señor: Usted que sabía el sitio del asombro,

el exacto lugar

donde toman su luz eléctrica las feéricas luciérnagas,

la mina de cuarzo liquidámbar que hace nervioso al colibrí,

el cause donde tiñen sus pétalos

corolas transparentes. . .

 

 

Espero que esta epístola

salida del venablo ardiente de los dedos,

con fuerza reverberante,

me haga dormir tranquilo

al encontrar “el valor de la metáfora”

que permita treguas al espíritu.

 

 

En cada lectura de “Del mar a la montaña”

sigo tercamente amasando espejismos

y creciendo el frondoso ramaje

de todas las parábolas.

 

 

Recuerdo bien

mi última visita a la región del Guaso

alguien tocó las alas de tus versos

que se fueron cantando con la música,

en un temblor inusitado

por el viento.

 

 

            “En siena y negro se estremece”;

te escribió Jorge Núñez

y tomo de su pluma su discurso

con ayuda enciclopédica

y en “Arabescos Mentales”

le diste tu mano compañera

que trazaba pueblos por el aire

plasmado en elementos constantes

con técnica de acuarela

y por concepto: el paisaje.

 

 

El amor a tu entorno, a tu ciudad,

a la iglesia del solar

y la esquina de la casa,

“Aún elocuentes siendo tan silenciosas”

 

 

            Así descubre Núñez Motes su ciudad

entre El Mar y la Montaña”

el noble espíritu de Guantánamo,

escondido tras la resequedad climática

de su ambiente” y encuentra, con que letra

empiezan su abecedario los albatros

y la pauta insistente

de negras y blancas

golondrinas en los cables eléctricos.

 

 

Influyes en la vida…

Nos induces a decir con gran certeza

cómo se puede engalerar el horizonte

y corregir

el tartamudo canto de la lluvia

sobre la tarde

que cierra de un golpe sus persianas.

 

 

Hace ya muchas lunas

que hacían faltan tus ojos en medio del paisaje

y hace falta…

la sabia cartilla de tu pluma

para enseñar a deletrear al roble

y las palomas.

 

 

Como la vida es terca

y la costumbre es ley . . .

pues hacen falta tus dedos

para ponerle acento a la palabra Céfiro,

Y diéresis a Sueño.

 

 

Tu semilla has sembrado

y el germen es de orgullo filial,

la estafeta ha pasado

de Florentina Boti

a un médico encargado de la salud mental,

que atendió una descarga en casa,

sorprendiendo a una guitarra

para hacer tus canciones,

soltando sus arpegios (como soltar jilgueros)

hacia el viento,

hacia el canto del poema de tu pluma.

 

 

Un día, te confieso,

me puse a perseguir tu misma huella,

de pintura y poesía

hasta el lagar alucinado,

donde exprime las traslúcidas

uvas de la aurora

en la copa de fuego,

donde el sol bebe

y enmosta a la poesía.

 

 

¡En esta elegía te envío mi corazón amigo

y espero me conteste tu corazón viajero. . .!

 

 

Que ya, en realidad, no sé cuál formulaba

la ecuación para poder madurar un sueño,

cómo limpiar las telarañas del almario,

mendigar un lucero,

bautizar en el Guaso a mi canario,

llamar al agua: ¡Hermana!

y al fuego: ¡Compañero!

 

 

¿Ya sabes de tu gente?

¿Ya ves cómo padece la alegría con tu ausencia?

¿Y la parte de la Plaza que era tuya?

 

 

Capitán sin velero. . .

Hoy vine a descubrir

que nunca te fuiste del corazón del pueblo.

 

 

Porque el destierro

(Y tú sabes muy bien de los destierros)

destroza lentamente a la ternura

Y del olvido. . .

El olvido es como el único golpe sin remedio.

 

 

Meditamos la vida que palpita

en esa facultad que tiene el hombre del pasado,

Incluyendo los brazos de la amada

que le dieron la ternura del alba

y aquellos pintados de penumbra

que cerrarán su última luz en el ocaso.

 

            Cuando leas esta carta

volverás a enterarte:

que del sur viene el aguacero:”

“La bahía es toldo pardo”

que la esperanza arde

y quema

y nos consume.

 

 

Y aquí está la sombra del poeta

“con los ojos aún llenos de lumbres”,

Quiere tu tierra

irse estrenando vendimias y cosechas,

surcos de la hermandad premeditada;

canciones,

y semillas

ventanas.

 

 

Por esto

y por aquello

y por lo otro,

le invito a que retorne

al sagrado ejercicio del poeta,

que nos digas como debe “manifestarse la belleza,

en la necesidad del hombre”,

en la “elevación del concepto puro de humanidad”,

a confiar en quienes del interior del alma

“nos ofrecen los colores de la vida” . . .

a nuestra Tierra: ¿Hermana?

Hay que salir para gritarle

al agua ¡Hermana!

y al aire: ¡Compañero!

 

 

No te preocupes por esa terca sombra

que te besa los ojos,

las Tablas de la Ley, son tus poemas

y algún día,

en el árbol umbroso de toda la poesía,

se alzará tu palabra como el bastión más limpio

defendiendo la Aldea para el hombre.

Secundaria Básica “Regino E. Boti”, en Guantánamo.
La terraza donde nuestras tertulias se prolongaban.

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