Inicio Portada El fardo funerario de la tumba 1 de Calakmul – XIV (finaliza)

El fardo funerario de la tumba 1 de Calakmul – XIV (finaliza)

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Arqueología

XIV

 

CONCLUSIONES

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Espero firmemente que estas líneas hayan servido para explicar con claridad que, a partir de los trabajos de la intervención del fardo mortuorio observamos aspectos que no hubieran podido detectarse de no haberse realizado una labor extensiva de conservación y de no haber contado con un equipo de restauración que fue el que se encargó de esta ofrenda mortuoria desde su excavación. Éste es, sin duda, el asunto que más me interesa destacar de todo este texto.

Entre dichos aspectos destacan por ejemplo los conocimientos adquiridos durante todo el proceso: a) la técnica de manufactura general de elementos y artefactos, b) el deterioro general de la materia prima de los objetos, c) el diseño de volúmenes internos de la forma humana contenida en el látex, d) la presencia de cinabrio en el interior del envoltorio, e) las posibles acciones secuenciales del rito funerario en su conjunto. Por ejemplo analizamos con sumo cuidado las improntas de los distintos textiles que se emplearon durante la elaboración del fardo; se pudo observar un diseño fino (presente en todos los recovecos y zonas cóncavas del envoltorio y que aparentemente correspondían a las zonas en las que se presionó para dar el volumen y figura del personaje) y un diseño de cuerda plana, en forma de punta de flecha, que se marcó en el área de caucho degradado de la pared externa o inferior del fondo del envoltorio (y que bien podrían haber sido las huellas de las cuerdas con que se manejó toda la litera al colocarla en el piso de la cripta, o en dado caso, las que fijaban el bulto a los maderos. Sea el caso que fuere, las cuerdas se colocaron estando el látex fresco, ya que se marcaron directamente en él y no en deposiciones de tierra posteriores), f) las relaciones espaciales entre materiales y las secuencias de procesos degradantes.

Como puede notarse, lo anteriormente descrito no sólo aporta datos para la definición de una propuesta de intervención cabal y apropiada, sino que, además, proporciona mucha información de tipo antropológico y arqueológico que quizá hubiera pasado desapercibida de no haber sido estudiada por los profesionales de la restauración. Asimismo, un trabajo de conservación que se inicia desde el momento mismo de la excavación arqueológica proporciona, sin duda alguna, muchos más elementos y conocimientos para aportar datos y conclusiones materiales y culturales que sirven no únicamente para la arqueología y la restauración sino también para la historia, la química, la discusión teórica sobre el patrimonio y la museografía, entre muchas otras áreas profesionales.

Quisiera destacar también la importancia de otra aportación que a mi juicio reveló esta investigación: que en México y en todo el mundo es sustancial empezar a trabajar sobre alternativas concretas para la intervención de elastómeros naturales degradados (y probar también, ¿por qué no?, la efectividad de los aquí empleados). Este campo técnico, pese a su rareza, no merece ser soslayado, en vista de la importancia cultural e histórica de los bienes producidos con poliisoprenos; sobre todo durante la época precolombina en nuestro país.

Por último, y para finalizar este extenso documento, es preciso destacar que en este tipo de trabajos debe otorgársele un peso considerable a la atención de las medidas de preservación y mantenimiento postratamiento; medidas que realmente son las únicas que mantendrán «viva» la información y la coherencia física que contienen los materiales, (como lo hizo en su momento el sistema ambiental que prevaleció en la tumba durante cientos de años).

Esta lección no debe olvidarse y deberá ser la materia de estudio del devenir histórico de esta ofrenda. Y, para ello, habrá que enfatizar y propugnar como una disciplina indispensable el mantener un contacto periódico tanto en las áreas que hoy se encuentran en contacto con las piezas, colecciones o bienes inmuebles por destino que intervenimos, como la disposición para llevar a cabo correcciones, asesorías, labores de preservación o cualquier otra actividad o investigación que nos posibilite cumplir nuestra labor de custodios del patrimonio nacional de manera adecuada.

Renata Schneider

FIN.

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