Azulinimismado (ii)

By on noviembre 17, 2016

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Azulinimismado

cuatrocientos elefantes abarcan estos ojos

 

 

Llega desde la edad del mundo más remota

con su terrible sordera equidistante

envuelta en papel periódico me grita

el apurado trago de no reconocerse

para esta cacería.

 

Ella surgió en la voz

del sueño anaranjado de tanto anuncio en la ciudad

de toda calle de ciudad

de toda reja en la ciudad.

 

Pudo llamarse callejera

como pudo llamarse diana venus o rebeca

nidiviney que cae y cae y va cayendo sola

como ha caído Troya

como cayó la honra los dientes y la travesura.

 

Pudo salir tal vez de alguna iglesia

pasearse en yate sobre la marejada

caminar la playa con la piel ardiente del bronceado

o sumirse en el confesionario rascándose la culpa.

 

Ahí su rostro marchito

los senos de la ponzoña

el caramelo para unos dientes postizos

tan mordelones los dientes tan correosos

 

Así vino   vino tinto toda ella

así llega hasta mis ojos

desde la edad del mundo más remota

experiencial y cíclica

conductivista y multiforme

curricular y sandinista

atraversada y reptilínea

entristecida y referente

 

Ella la de los tenis y las colitas chuecas

esa que no se quita los calcetines al levantar las piernas

y arde en esos ojos que te esperan en la oscuridad

 

 

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo

y la rosa es cuna para mis aberraciones

hace dos días iba tranquilo al baño

pero ahora

sangro desde cada poro

y mi voz se ha descompuesto

como una pila alcalina ya sin radiación.

 

No tengo las uñas divididas ni la lengua

ni he dejado que perforen mi mandíbula

y aún así sangran mis alas

y tengo que cuidarme de las minas en el suelo

 

Azul azul azul es el camino del amor

y la llave sigue puesta en esta nuca

dame cuerda por favor

 

 

Se me han caído los días en medio de la noche

se me han caído los brazos en medio de tu carne

se me cayó la risa sobre tus largas pantimedias

y mi quebrado rostro es un plumero

yo quisiera llorar como tú lloras

con cada cataclismo

con cada niño que va en busca de agua

en medio de los días se les caen los dientes

cae tu carne y la mitad de mis brazos se aleja

gotas de polvo escurren de las fuentes

una rosa vendida en medio de la plaza

la sonrisa acariciante de los niños ciegos

yo quisiera cantar como tú cantas

 

 

El mal se destierra desde las sábanas blancas

Dios está en la tierra

ya la tierra es cielo

Hernán González de Eslava

el mal se destierra por las faldas cortas

se destierra en los apostolados

el mal se destierra desde la fábrica de lencería

en las discotecas

a las 3 de la mañana

se destierra en zarabanda y poca ropa

en las playas nudistas en las video cámaras

es desterrada en línea por los cibernautas

el mal se destierra acaso en este cuerpo

acaso en este muslo acaso en este seno

el mal se destierra sobre los tatuajes

se destierra blanco sobre blanco el ojo abre

el mal se destierra en cada niña tundida a palos

limaduras de vidrio entre los párpados

el mal se destierra en la quinceañera limpia

que agita el muslo con sus chambelanes

se destierra en la catequista

que quiso pegarme con su látigo

¡cómo la recuerdo después de comulgar!

el mal se destierra a la hora pico del tránsito

en cada vendedor de grapas que me asalta

encima de los puentes

el mal se destierra en la fila del banco

y los cajeros automáticos tan misericordiosos

(¿qué duende vive adentro de esa maquinita?)

el mal se destierra sobre el periférico

en cada orgasmo que se agita

que se anuncia en el periódico

el mal se destierra al desprenderse la ropa

frente al camarógrafo extranjero

en el zócalo empujándonos saliva

y todos griten pulque mientras les muestro el dedo

el mal se destierra huyendo en las granadas de pimienta

corriendo en avenidas ya las balas vuelan

brincando los moteles y encimadas teas

el mal se destierra en barricadas

y bajo tu carne bajo tu sello de agua

el mal se destierra

¿y el bien? A quién le importa

si tengo en mi montura

tu sedienta boca de agua

comprimiéndome la pierna

 

Adán Echeverría

2011

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