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Azulinimismado (ii)
Azulinimismado
cuatrocientos elefantes abarcan estos ojos
Llega desde la edad del mundo más remota
con su terrible sordera equidistante
envuelta en papel periódico me grita
el apurado trago de no reconocerse
para esta cacería.
Ella surgió en la voz
del sueño anaranjado de tanto anuncio en la ciudad
de toda calle de ciudad
de toda reja en la ciudad.
Pudo llamarse callejera
como pudo llamarse diana venus o rebeca
nidiviney que cae y cae y va cayendo sola
como ha caído Troya
como cayó la honra los dientes y la travesura.
Pudo salir tal vez de alguna iglesia
pasearse en yate sobre la marejada
caminar la playa con la piel ardiente del bronceado
o sumirse en el confesionario rascándose la culpa.
Ahí su rostro marchito
los senos de la ponzoña
el caramelo para unos dientes postizos
tan mordelones los dientes tan correosos
Así vino vino tinto toda ella
así llega hasta mis ojos
desde la edad del mundo más remota
experiencial y cíclica
conductivista y multiforme
curricular y sandinista
atraversada y reptilínea
entristecida y referente
Ella la de los tenis y las colitas chuecas
esa que no se quita los calcetines al levantar las piernas
y arde en esos ojos que te esperan en la oscuridad
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo
y la rosa es cuna para mis aberraciones
hace dos días iba tranquilo al baño
pero ahora
sangro desde cada poro
y mi voz se ha descompuesto
como una pila alcalina ya sin radiación.
No tengo las uñas divididas ni la lengua
ni he dejado que perforen mi mandíbula
y aún así sangran mis alas
y tengo que cuidarme de las minas en el suelo
Azul azul azul es el camino del amor
y la llave sigue puesta en esta nuca
dame cuerda por favor
Se me han caído los días en medio de la noche
se me han caído los brazos en medio de tu carne
se me cayó la risa sobre tus largas pantimedias
y mi quebrado rostro es un plumero
yo quisiera llorar como tú lloras
con cada cataclismo
con cada niño que va en busca de agua
en medio de los días se les caen los dientes
cae tu carne y la mitad de mis brazos se aleja
gotas de polvo escurren de las fuentes
una rosa vendida en medio de la plaza
la sonrisa acariciante de los niños ciegos
yo quisiera cantar como tú cantas
El mal se destierra desde las sábanas blancas
Dios está en la tierra
ya la tierra es cielo
Hernán González de Eslava
el mal se destierra por las faldas cortas
se destierra en los apostolados
el mal se destierra desde la fábrica de lencería
en las discotecas
a las 3 de la mañana
se destierra en zarabanda y poca ropa
en las playas nudistas en las video cámaras
es desterrada en línea por los cibernautas
el mal se destierra acaso en este cuerpo
acaso en este muslo acaso en este seno
el mal se destierra sobre los tatuajes
se destierra blanco sobre blanco el ojo abre
el mal se destierra en cada niña tundida a palos
limaduras de vidrio entre los párpados
el mal se destierra en la quinceañera limpia
que agita el muslo con sus chambelanes
se destierra en la catequista
que quiso pegarme con su látigo
¡cómo la recuerdo después de comulgar!
el mal se destierra a la hora pico del tránsito
en cada vendedor de grapas que me asalta
encima de los puentes
el mal se destierra en la fila del banco
y los cajeros automáticos tan misericordiosos
(¿qué duende vive adentro de esa maquinita?)
el mal se destierra sobre el periférico
en cada orgasmo que se agita
que se anuncia en el periódico
el mal se destierra al desprenderse la ropa
frente al camarógrafo extranjero
en el zócalo empujándonos saliva
y todos griten pulque mientras les muestro el dedo
el mal se destierra huyendo en las granadas de pimienta
corriendo en avenidas ya las balas vuelan
brincando los moteles y encimadas teas
el mal se destierra en barricadas
y bajo tu carne bajo tu sello de agua
el mal se destierra
¿y el bien? A quién le importa
si tengo en mi montura
tu sedienta boca de agua
comprimiéndome la pierna
Adán Echeverría
2011
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