0604

By on noviembre 2, 2017

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0604, El robot salvador de humanos, entra en acción.

Con la gran guerra química, los líderes de la Confederación estuvieron a punto de desatar el apocalipsis. Ahora una inteligencia artificial vaga por el mundo para seguir cumpliendo con su misión: defender a los humanos

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Fui reactivado dos años después de los grandes ataques que impactaron varios puntos del planeta, esparciendo varios virus letales que casi provocan el exterminio de los humanos. Fui programado para servir a mis amos, pero ellos murieron con aquellos químicos que fueron letales para casi todas las especies vivas. A los robots no nos causó estragos, al menos directamente. Con el paso del tiempo, los infectados comenzaron a mutar, convirtiéndose en seres iracundos que se atacaban entre sí.

La mayoría de las especies vivas fue exterminada. Muchos humanos lograron sobrevivir, adaptándose a una nueva era, emigrando a zonas alejadas de las grandes urbes; otros, en gran número, decidieron quedarse en ellas, imponiendo su autoridad a base de una violencia desmedida.

Ahora yo viajo por todo el planeta, tratando de asistir a quien sea posible.

Mis sistemas se nutren de energía solar y mi cuerpo está construido de una fusión de Dibororrenio, Borazón, Diamante, Lonsdaleíta y Nitruro de boro, los cinco materiales más duros que existen en la tierra, así que podré estar activo por decenas de años, quizá centenas.

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Me dirigí a lo que hace 80 años fue México; exactamente Mérida, capital de Yucatán hasta el año 2067, cuando quedó hundida bajo el mar.

La embarcación en la que viajé era tan antigua que aún usaba motor fuera de borda y gasolina. No importa, solamente debía llevarme a una plataforma abandonada por la Federación durante los primeros ataques. Fue construida para la extracción de agua, tomándola de los principales mantos freáticos de esa zona. La necesidad del vital elemento en las grandes urbes propició que los cenotes quedaran secos, y con ello iniciara el fin de todo el entorno ecológico.

Debía llegar porque detecté humanos atrapados.

A mi arribo al lugar, comencé a trepar el edificio de 20 pisos. La presencia humana –seis personas, dos de ellos niños– estaba ubicada en el 18.

Alrededor de ellos reptaban muchos hambrientos integrantes de otra especie.

Obedecí el protocolo inicial: resguardar la seguridad de los humanos sobre cualquier cosa, incluyendo asesinar a cualquier otra especie, de ser necesario.

Pude avanzar sin mayores contratiempos, pues solamente me topé con restos de cuerpos esparcidos por todos lados.

Así, logré llegar a la zona donde se ocultaban los únicos sobrevivientes de los 4 mil integrantes originales. Todos los demás murieron por los químicos, o devorados por aquellas mutaciones de lagarto y humano.

Comencé a escoltarlos rumbo a la parte baja, pero entonces de todas partes comenzaron a surgir aquellas bestias que, en horda, se lanzaron sobre nosotros.

Fue imposible salvarlos a todos…

Tomé a los niños, colocándolos sobre mis hombros, y con ellos encima escapé de aquella trampa mortal.

Los alaridos de aquellos desafortunados que se quedaron atrás se fueron perdiendo conforme nos alejábamos.

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Navego con los dos pequeños rumbo al Norte.

Localicé la base más cercana a unos cientos de kilómetros de distancia, y allá podré dejarlos. Existen muy pocas. En ellas se conservan, en la medida de lo posible, los restos de lo que alguna vez se llamó civilización.

RICARDO PAT

riczeppelin@gmail.com

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