Semana de Reflexiones

By on marzo 23, 2017

Editorial

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Semana de Reflexiones

Los días de la semana anterior y la que va en curso, han estado marcados por actividades económicas. Desde luego, viene a ser el tema principal porque es inocultable la presencia de miles de visitantes que generan cuantiosos ingresos al comercio establecido, y también a los servicios conexos al turismo.

Pero la economía va ligada a otros intereses y, en algunos casos como en el municipio de Chocholá, va ligada a hechos presuntamente delictuosos con los que un grupo empresarial pretende, con aparente y/o solapado respaldo de autoridades agrarias y otras, consumar un despojo – otro más – a humildes ejidatarios que defienden su posesión sobre cada vez más escasas tierras ambicionadas por la voracidad y el afán de lucro de industriales y/o también élites especuladoras de terrenos ejidales.

Aniversarios trascendentes, como los de nuestras Fuerzas Armadas, la vigencia de nuestra Constitución Federal -de cuyo original solo queda una mínima porción sin remiendos o ajustes-, el natalicio de Benito Juárez, nuestro lábaro patrio  y otros más de gran contenido – en los que va incluida la expropiación petrolera obra de un mexicano ilustre y respetado, Don Lázaro Cárdenas del Río, seguramente iracundo en su tumba, cuando una generación de jóvenes políticos insensibles maneja ahora formas complejas y justificaciones para retornar a manos ajenas e intereses extranjeros ese recurso esencial, básico para que nuestro México pueda crecer por sí mismo, no sujeto a los conveniencias e intereses de los corporativos transnacionales que también, como los españoles de siglos anteriores, nos “conquistaron” y dieron inicio al saqueo del oro y la plata mexicanos, cuyos filones existen en nuestro territorio no para nosotros, sino para los extranjeros que los explotan hasta ahora.

Por lo que se aprecia, ha sido una semana movida en lo político, en la que debemos incluir una visita “inesperada” del titular del ejecutivo federal quien vino de paseo, como un turista más a Yucatán, a invitación de un político local que controla el Senado de la República.

Aquí su presencia da qué pensar. Las circunstancias de tal estancia presidencial en las que coinciden detalles de alguna visita anterior – el mismo lugar, el mismo anfitrión, los mismos personajes acompañantes, el sitio seleccionado – obligan a pensar en una visita de contenido político, en tiempos preelectorales, que algo tiene que ver con igual movimiento en ciernes, cuando asoman entre nosotros los aspirantes y se encuentra en formación un nuevo “ismo”, joven, en Yucatán.

Y una reflexión posible de esta visita sería en torno a un comentario del presidente por aquellos días, en el inicio de su mandato, en favor del posible futuro político del hijo de su anfitrión.

¿Siguen los viejos tiempos de la cultura de la línea y las imposiciones abiertas o encubiertas? Los días por venir nos darán la respuesta.

A nuestro juicio, Yucatán se ha ganado el derecho de asumir sus decisiones políticas y enterrar los dedazos y las imposiciones o “influencias”.

¿Vamos a ver por el bienestar de todos? ¿O quizá seguiremos en el viejo camino del bienestar para unos cuántos?

La incógnita será resuelta en pocos meses…

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