Conflictos de los Mayas frente al Obispado y Frailes Franciscanos Católicos

By on junio 1, 2017

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Conflictos de los Mayas frente al Obispado y Frailes Franciscanos Católicos

Por motivos de limosnas, servicios personales y castigos excedidos, en la Colonia

La Iglesia Católica contaba en cada población conquistada con dos niveles de autoridad: la jerarquía máxima, representada por el Obispo y sus sacerdotes en la ciudad capital y cada uno de los pueblos mayas, así como con la orden religiosa de los “franciscanos”, quienes compartían la vida mundanal con ellos, orientándolos religiosamente.

Así, los mayas -como nuevos creyentes de la fe católica- estaban obligados a pagar tributos, en especie o dinero, tanto al señor Obispo y párrocos en los pueblos, como a los frailes con quienes convivían. De esta forma, por los excesivos cobros de tributos, servicios personales forzados y desmedidos castigos, los mayas tenían continuos conflictos con unos y otros.

Como expone el Doctor en Historia Pedro Bracamonte y Sosa en el ensayo “El discurso de los mayas yucatecos frente a los colonizadores: limosnas y secularización”: “Si en la provincia de Yucatán los franciscanos pudieron defenderse largo tiempo de la secularización de sus conventos, fue precisamente porque lograron mantener a su favor la buena voluntad de las élites indígenas, a pesar de los conflictos locales.

“Para los caciques (chuntanes) era evidente que, sin su participación, la orden de San Francisco poco podía hacer para enfrentar la creciente fuerza del obispado, de donde emanaban las líneas generales de la vida religiosa de toda la provincia.”

Teniendo como escenario al obispo, preparando las condiciones para secularizar tres importantes doctrinas franciscanas: Maxcanú, Becal y Calkiní, el cambio de actitud de la dirigencia nativa hacia aquellos, después de siglo y medio de convivencia, “se expresó en 1711-12 por un auto del obispo Pedro de los Reyes para regular limosnas, con base en una cédula real del 19 de junio de 1701” donde se mandaba un nuevo arancel que generó expectativas entre los indígenas y tensiones por la oposición de los franciscanos.

“Este proceso desencadenó otro enfrentamiento entre las dos Iglesias, que buscaron aliados en los chuntanes para acudir ante el Gobernador, la Audiencia y el Consejo de Indias a defender sus causas,” toda vez que la población indígena sería argumento central en la disputa.

 El obispo de los Reyes sustentó su decisión de secularizar las doctrinas en Maxcanú, Becal y Calkiní en una cédula real de 1680 que “mandaba averiguar informes llegados al Consejo de Indias de excesos cometidos por franciscanos en contra de indios, y se mandaba imponer correcciones a éstos, y que de no bastar se trasladara la jurisdicción de esas guardianías al clero.”

1680 fue crucial en esta disputa ya que, “a pesar de la oposición del provincial de la orden de San Francisco, Fray Cristobal Sánchez, el clero consiguió tomar posesión de seis doctrinas franciscanas en litigio: Tizimín, Homún, Umán, Hunucmá, Tenabo y Champotón.”

En este escenario: “El 26 de enero de 1711, el obispo de los Reyes, mediante un auto, advirtió a los frailes  de Maxcanú, Becal y Calkiní sujetarse a las estipulaciones del obispado en la cobranza de limosnas y derechos parroquiales, y los amenazó con la secularización.”

“Se procedió, entonces, a averiguar entre los chuntanes y justicias de los pueblos que acudían a Mérida a pagar tributos, sus relaciones con los franciscanos.” Aquellos denunciaron agravios en los cobros de limosnas, pues “los frailes mantenían su propio arancel, de acuerdo con un capítulo provincial celebrado en Mérida en 1657, donde se fijaron cuotas de indios para el servicio de los conventos, derechos de bautismos y entierros, así como limosnas.”

Como se ha visto, los cabildos de Maxcanú, Becal y Calkiní se contaron entre los que levantaron quejas en contra de los franciscanos. Las denuncias son importantes, pues “se trataba de las doctrinas en disputa, y la voz de los indios, objetivo principal de las dos iglesias, tenía un gran peso en la resolución del conflicto.”

En este sentido, en un cambio de actitud, “el cabildo realizó declaraciones escritas ante el defensor de los naturales para desmentir sus primeras declaraciones y, aún más, acusar al obispo y su notario de obligarlos a firmar denuncias en contra de los frailes mediante amenazas e injurias.”

Finalmente, “la buena disposición final mostrada por los cabildos hacia los franciscanos no excluye el señalamiento de indebidos cobros de limosnas,” como lo muestra un proceso en contra del padre del convento de Ticul, Fray Alonzo Valverde “a quien los indios de ese pueblo, y también de Pustunich y Nohcacab, acusaron de excesos en el cobro de limosnas y otros agravios, aceptados por el propio religioso” (quien al ser procesado y juzgado terminó en la cárcel episcopal de Mérida, teniendo que pagar 200 pesos por concepto de excesos en las limosnas cobradas).

edgar rodríguez cimé

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”

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