Indicios de Silencio IV (Final)

By on enero 19, 2017

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Indicios de Silencio IV (Final)

Esos días

el tiempo me castiga lo sé

son estos kilos estas arrugas estas páginas deshechas del calendario

y la ruda tarea de reconocerse

hay un hartazgo acechante siempre

y el látigo no podrá con todas nuestras penas

acá están los alaridos

ahí las muñecas sin cabeza

en los rincones quedan las colillas apagadas de los cigarros que todos fuimos

antes de la prohibición

hubo flama y ardimos

y en esa combustión pudimos reconocer

lo que somos de humo

y lo que podemos flotar en distintos espacios

llenarlo todo abarcarlo

pero el tiempo cae con sus vértigos imprecisos

y solos somos ceniza

aniquilados hígado y riñones

los pulmones negros

y los dientes amarillos amarillos dientes

en que fueron quedando nuestros años dorados

qué fue de nosotros

el álamo se ha ensanchado junto al cenote

y ya no guarda pájaros para nuevos amaneceres

giramos nuestras ramas con el viento

cargados de termitas donde una a otra cruzan las arrugas

y en el fondo

sabemos que fuimos niños estúpidos

que nos equivocamos tantas veces

y sólo nos queda reír de la emoción

por saberlo:

hemos vivido

 

 

No son los números no lo son

ni que algunas partículas puedan ser más veloces que la luz

qué importa

son estos planetas

las mareas las profundidades

son esos materiales de los que estamos formados

el ciclo del carbono

todos los óxidos

aquellos micronutrientes

lo sabemos

para eso estamos acá

como si nos ahogáramos en cada piscina

¿cuántas atmósferas encima dime?

tú que cantas y tu canto traspasa el vidrio

ese vidrio que jamás dejará de ser un simple líquido

qué líquido somos

¿alcohol? ¿de qué nos sirve?

si algunas neuronas

si algunos genes

si algunas mutaciones

esto somos

este microcosmos sedimentario

tú    yo   el calor de agosto

las lunas de noviembre

los camposantos   para qué

nos hemos formado de la historia

de la ciencia

esos planetas planos las fronteras

y todas las palizas de la policía

que si Europa es decadente

que si Machu Picchu y el tren bala

todas las culturas y que no que no maten a los pobres toros

habrá que convencernos

somos esto    migajas

los neutrinos más veloces que la luz

esos japoneses de acueductos infames

y las lucecitas

vendrán las lucecitas del cielo a descubrirnos

y ahí estaremos

sentados ante el ordenador

ante esa maldita página blanca que tanto nos distrae

acá leyéndonos y haciendo clic clac puf

y que la noche siga siga sus vitrales y sus vitrinas

qué importa

alguna vez fuimos niños y sangramos

alguna vez hicimos el amor

y nos embarazamos y nos abandonamos

y nos hemos muerto tantas veces

y el ciclo del carbono

como los huracanes

como la ciencia toda y la filosofía

que tarda tanto en hacernos entender

que nada basta  que todo basta

que siempre el ajedrez estará presente para mirarnos

ensombrecer el prado

cargar las nubes y decirnos que sí

que tal vez hay un dios entre los números

y que todo se reduce al cero

al átomo a las mutaciones microcósmicas

a esas moléculas de adn en que todos nos parecemos tanto

ingratos seres

que somos los humanos

 

 

Náufrago

Los poemas me han abandonado

me han dejado en este inmenso mar a la deriva

no me han quedado más que las estrellas

que danzan en el firmamento

mientras mi cuerpo flota

 

los poemas eran aquella firme isla en la que habitar

pero he sido expulsado de esa patria

apátrida y caído en la desgracia

esperaré por las gaviotas

que han de devorar mis ojos

y arrancarán esos pedazos

que alguna vez me fueron dando forma

 

esa habitada palabra entre mis cejas

salió con la sal hacia otras mentes

 

navego

náufrago de voz

 

 

Debo dejar de ser amable

Contigo no puedo seguir adelante

contigo la luz es demasiada para esta oscuridad que permanece en mi rostro

no es cosa del amor o de los arrebatos

sino del tiempo en que nos hemos decidido a romper

romperlo todo sin medir las consecuencias

con la seguridad de poder mirarnos siempre

 

las batallas cariño son eternas

y en el acosarnos qué cosa nos resuelve

hay que dejar aparte los enredos familiares

y esas múltiples economías en que jamás logramos coincidir

que lo de la pensión que lo de la ropa de los niños

¿acaso es que la luz de mi piel no puede bastarnos?

 

a mí me bastan los besos en la madrugada

y escuchar el ronroneo de los niños al soñar

pero no basta este mercurio en que nos hemos cocinado los sueños

hay siempre más para poder medirnos en el sufrimiento

¿acaso los adioses cortos? ¿acaso los reclamos de todas las tardes?

en esos pájaros negros se nos van las alegrías  cariño

y a qué cosa debemos tanto el sueño

 

No hay más   bebé

tú tienes que partir en estas madrugadas de silencios

y yo

tendré que enterrarme de nuevo en esas nuevas carnes

 

Tengo que dejar de ser amable contigo

tengo que hacerte rabiar

tengo que escupirte al rostro y en el pecho toda la suciedad de mi alma

para que al fin

en cada lágrima se vaya diluyendo

esta hipócrita esperanza de un nosotros

que ya nada propone

 

El último trago

será a la media noche

 

Adán Echeverría

2011

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