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Indicios de Silencio IV (Final)
Indicios de Silencio IV (Final)
Esos días
el tiempo me castiga lo sé
son estos kilos estas arrugas estas páginas deshechas del calendario
y la ruda tarea de reconocerse
hay un hartazgo acechante siempre
y el látigo no podrá con todas nuestras penas
acá están los alaridos
ahí las muñecas sin cabeza
en los rincones quedan las colillas apagadas de los cigarros que todos fuimos
antes de la prohibición
hubo flama y ardimos
y en esa combustión pudimos reconocer
lo que somos de humo
y lo que podemos flotar en distintos espacios
llenarlo todo abarcarlo
pero el tiempo cae con sus vértigos imprecisos
y solos somos ceniza
aniquilados hígado y riñones
los pulmones negros
y los dientes amarillos amarillos dientes
en que fueron quedando nuestros años dorados
qué fue de nosotros
el álamo se ha ensanchado junto al cenote
y ya no guarda pájaros para nuevos amaneceres
giramos nuestras ramas con el viento
cargados de termitas donde una a otra cruzan las arrugas
y en el fondo
sabemos que fuimos niños estúpidos
que nos equivocamos tantas veces
y sólo nos queda reír de la emoción
por saberlo:
hemos vivido
No son los números no lo son
ni que algunas partículas puedan ser más veloces que la luz
qué importa
son estos planetas
las mareas las profundidades
son esos materiales de los que estamos formados
el ciclo del carbono
todos los óxidos
aquellos micronutrientes
lo sabemos
para eso estamos acá
como si nos ahogáramos en cada piscina
¿cuántas atmósferas encima dime?
tú que cantas y tu canto traspasa el vidrio
ese vidrio que jamás dejará de ser un simple líquido
qué líquido somos
¿alcohol? ¿de qué nos sirve?
si algunas neuronas
si algunos genes
si algunas mutaciones
esto somos
este microcosmos sedimentario
tú yo el calor de agosto
las lunas de noviembre
los camposantos para qué
nos hemos formado de la historia
de la ciencia
esos planetas planos las fronteras
y todas las palizas de la policía
que si Europa es decadente
que si Machu Picchu y el tren bala
todas las culturas y que no que no maten a los pobres toros
habrá que convencernos
somos esto migajas
los neutrinos más veloces que la luz
esos japoneses de acueductos infames
y las lucecitas
vendrán las lucecitas del cielo a descubrirnos
y ahí estaremos
sentados ante el ordenador
ante esa maldita página blanca que tanto nos distrae
acá leyéndonos y haciendo clic clac puf
y que la noche siga siga sus vitrales y sus vitrinas
qué importa
alguna vez fuimos niños y sangramos
alguna vez hicimos el amor
y nos embarazamos y nos abandonamos
y nos hemos muerto tantas veces
y el ciclo del carbono
como los huracanes
como la ciencia toda y la filosofía
que tarda tanto en hacernos entender
que nada basta que todo basta
que siempre el ajedrez estará presente para mirarnos
ensombrecer el prado
cargar las nubes y decirnos que sí
que tal vez hay un dios entre los números
y que todo se reduce al cero
al átomo a las mutaciones microcósmicas
a esas moléculas de adn en que todos nos parecemos tanto
ingratos seres
que somos los humanos
Náufrago
Los poemas me han abandonado
me han dejado en este inmenso mar a la deriva
no me han quedado más que las estrellas
que danzan en el firmamento
mientras mi cuerpo flota
los poemas eran aquella firme isla en la que habitar
pero he sido expulsado de esa patria
apátrida y caído en la desgracia
esperaré por las gaviotas
que han de devorar mis ojos
y arrancarán esos pedazos
que alguna vez me fueron dando forma
esa habitada palabra entre mis cejas
salió con la sal hacia otras mentes
navego
náufrago de voz
Debo dejar de ser amable
Contigo no puedo seguir adelante
contigo la luz es demasiada para esta oscuridad que permanece en mi rostro
no es cosa del amor o de los arrebatos
sino del tiempo en que nos hemos decidido a romper
romperlo todo sin medir las consecuencias
con la seguridad de poder mirarnos siempre
las batallas cariño son eternas
y en el acosarnos qué cosa nos resuelve
hay que dejar aparte los enredos familiares
y esas múltiples economías en que jamás logramos coincidir
que lo de la pensión que lo de la ropa de los niños
¿acaso es que la luz de mi piel no puede bastarnos?
a mí me bastan los besos en la madrugada
y escuchar el ronroneo de los niños al soñar
pero no basta este mercurio en que nos hemos cocinado los sueños
hay siempre más para poder medirnos en el sufrimiento
¿acaso los adioses cortos? ¿acaso los reclamos de todas las tardes?
en esos pájaros negros se nos van las alegrías cariño
y a qué cosa debemos tanto el sueño
No hay más bebé
tú tienes que partir en estas madrugadas de silencios
y yo
tendré que enterrarme de nuevo en esas nuevas carnes
Tengo que dejar de ser amable contigo
tengo que hacerte rabiar
tengo que escupirte al rostro y en el pecho toda la suciedad de mi alma
para que al fin
en cada lágrima se vaya diluyendo
esta hipócrita esperanza de un nosotros
que ya nada propone
El último trago
será a la media noche
Adán Echeverría
2011
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