El frío en perros y gatos

By on febrero 15, 2024

Mascotas

Para poder protegerse, un animal debe ser capaz de sentir el frío. Los humanos pueden sentir el frío como si fueran alfileres o agujas; lo sienten en los dedos de las manos y los pies. Las especies de animales tienen sus propias maneras de saber cuándo es momento de calentarse. La forma de sentirlo es diferente para los distintos tipos de animales.

Un mamífero es un animal que tienen glándulas mamarias, así alimenta a sus crías. Los mamíferos y los pájaros son animales de sangre caliente. Los animales de sangre caliente tienen que mantener la temperatura de su cuerpo estable cuando hace frío. La temperatura de los animales de sangre fría, como los reptiles y los anfibios, cambia con la temperatura. Las abejas y las libélulas también son animales de sangre fría.

Las bajas temperaturas también afectan a las mascotas. Los perros y gatos, especialmente estos últimos, pueden sufrir algunas enfermedades debidas al frío o presentar cambios en su conducta habitual.

Los cuerpos de algunos animales cambian cuando hace frío. Puede que desarrollen una capa de grasa extra o les puede crecer un pelaje más grueso. Incluso pueden atrapar aire debajo del pelaje o las plumas.

Razas de perro que toleran menos el frío:

  • Galgo.
  • Chihuahua.
  • Whippet.
  • Yorkshire terrier.
  • Pinscher.
  • Pug.

La sensibilidad al frío varía según el tamaño, la condición corporal, el tipo de pelaje y la edad. Además, nuestras mascotas caninas sienten el frío de una manera diferente a nosotros, por lo que es importante estar atento a algunas señales que indican que el animal tiene frío.

Los animales de compañía que se sienten afectados por las bajas temperaturas pueden aparecer como apáticos y sin energía. Dejan de jugar y pueden presentar inapetencia, cansancio o somnolencia durante las horas de vigilia.

Otro síntoma de estar afectado por el frío es la sequedad de las mucosas de la nariz. Los temblores y los tiritones son una señal muy evidente, pero los movimientos muy lentos y torpes, en contraste, también son indicio de que está incómodo con la temperatura. Lo que sucede en este caso es que los músculos se contraen y se ponen rígidos para generar calor, una forma de saber si los perros tienen frío es a través de sus orejas o su cuerpo. Si las orejas están frías, particularmente en los bordes, significa que tu perro puede tener frío.

Las artritis, displasias y artrosis de las articulaciones son también patologías que se acentúan con el frío. El animal cojeará y presentará dolor e hinchazón en la zona.

El sistema respiratorio de perros y gatos es sensible al frío, lo que provoca que las principales enfermedades relacionadas con el frío sean similares a la traqueobronquitis, neumonía, faringitis y laringitis. El distemper canino o moquillo, y la tos de las perreras, también son enfermedades caninas muy relacionadas con las temperaturas invernales. Entre los síntomas de todas estas patologías figuran la ronquera, la apatía, la mucosidad nasal, el lagrimeo, la fiebre y los estornudos. Los gatos asmáticos pueden tener episodios más severos y frecuentes si no los cuidamos bien.

Cuidar de los gatos y perros es más necesario que nunca cuando se trata de los más débiles. Si tenemos en casa un cachorro o un animal muy mayor o enfermo, debemos extremar las precauciones, pues el sistema inmune en estos casos no responde bien y la exposición a infecciones aumenta.

Como podemos suponer, las razas con poco pelo sufren más que las de pelo largo en invierno, pues cuentan con menor protección. Las razas toy o de talla pequeña en general, también. Con los gatos debemos tener más cuidado, ya que no poseen la doble capa de pelo de los perros y son más sensibles al frío.

Hay que tener en cuenta que la temperatura corporal de los perros es diferente a la de los humanos. No es recomendable que los perros duerman en el exterior cuando las temperaturas son muy bajas, ya que en los casos más extremos podrían exponerse a la neumonía, congelación y hasta la hipotermia.

Si un perro o gato presenta algunas de las alteraciones físicas o del comportamiento que hemos descrito, hay que buscar ayuda profesional. Queremos recordar que los calendarios de desparasitación y vacunación deben mantenerse durante el invierno.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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