Bolero

By on abril 8, 2021

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Fue a partir de 1992 cuando el bolero como género musical entró con mayor fuerza a mi vida, al ser invitado a participar en La Habana, Cuba, en el Festival Internacional “Boleros de Oro” por el Dr. José E. Loyola Fernández, destacado musicólogo y Presidente de la Organización de este evento, el más grande sobre este género musical en América Latina.

Pude convivir con grandes músicos cubanos y latinoamericanos de cada país, los mejores cantantes y/o compositores y cantilenistas, en galas teatrales de primer nivel. A ello se agregó la participación con conocedores conferencistas de este género.

Agradezco desde estas líneas el honor de haber sido invitado en varias ocasiones al Festival “Boleros de Oro”, llevando la representación de la Delegación de México, y al simposio paralelo al Festival, en la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que en ese año presidía el escritor Abel Prieto.

Mi primera ponencia o conversatorio fue sobre “La Influencia de la Música Cubana en la Trovadoresca Peninsular”; a la que siguió otra sobre “Guty” Cárdenas en México, Nueva York y su última noche en Cuba con Guillén. En esa ocasión, en el Hotel “Capri” de El Vedado, escribí un ensayo poético sobre “El Bolero” que refleja la pasión musical, tal vez genética, de mi familia materna, así como la poética de la paterna. Ambas me dieron la sensibilidad de ejecutar y escribir algo de música, aunque reconozco las aportaciones culturales del Dr. José Loyola Fernández, Israel Martínez Zapata, María Teresa Linares, Eduardo Ramos, Rey  Montesinos, Enrique Monier, “Puchito” Díaz Varela, Cesar Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Pablito Milanés, Silvio Rodríguez, Eduardo Ramos, Nelson Camacho, Elena Burke, Alicia Valdés, Tamara Sevila, Aldo Baquero, Lucy Provedo, José Ruiz Elcoro, Rodolfo de la Fuente, María Esther Pérez, Francisco Speck, Flora González Renda, Bárbara Elías Calles, Lino Contreras,  Isolina Carrillo, y tantos más que llenaron mi vida de experiencias gratas sobre la música “Bolero”. Ellos me han permitido conocer la Cuba musical, culta y artística –muchos de los mencionados ahora en otro plano astral– y con su sapiencia y talento musical siguen educando generaciones con la música que llegó para quedarse en la historia de la Antilla Mayor.

A todos los antes descritos y los omitidos que hicieron de Cuba mi segunda Patria, por la amistad que me brindaron y por abrir las puertas de sus hogares a mi persona: Gracias.

“BOLERO”

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

 

            Como trofeo triturado

en galería de profetas,

desenhebro el ritmo

de raíz Caribe;

reconozco en el aire

armonías inconclusas,

tramito herencias

a fragmentos repartidos

y encuentro

a más de cien años de distancia

bocas constantes derramado aliento.

 

            La investigación me alienta;

oteo la Cuba

de Guyún, el trovador

década del ochenta

en el siglo diez y nueve

donde Santiago, opulenta

-esa tierra del Caney

pare este ritmo dulzón,

romane, melodía lenta,

frase sencilla, fineza,

nace el “Bolero”, canción

de “Pepe” Sánchez, “Tristezas.

 

No es el aire español

bailable en compás ternario.

es del Bolero, su brillo

por su cadencia sin par,

que en notación musical

se conoce por “cinquillo”.

 

            Así llega el nuevo siglo

con esta canción galana

y nuevos compositores

de ña isla ardiente antillana

-Sindo Garay, Corona, Villalón-

transportaron a La Habana

este cántico de amor.

 

Es, el tiempo terrestre;

vigor y esperma dulce

destilan los pinares,

hacen oír la vida

de esta canción galana;

partiendo por el Morro

dejan. Malecón.

 

Se alza la niebla

viajan por el cielo

surcando el Caribe

los nocturnos céfiros…

queda atrás La habana

viaja su canción.

 

Llega a tierra del faisán,

fin del siglo antepasado,

viene con sus dueños

y descansa…

Se asocia al silencio cómplice,

encadenándose

al exilio de los sueños.

 

Duerme veinte años,

despertando en el solar

la romántica cubana,

es Ricardo Palmerín

y el “Turco” Enrique Galaz,

que en aire peninsular

la toman en adopción

ya con sangre mexicana…

 

Así, el bolero

en un mar de tinieblas

puede navegar y ser alba,

sobre un río de sombras

puede cruzar

a la otra orilla

pudiendo llegar hasta el abismo

y ser rayo de sol,

-perfecta vertical, sin sombra alguna-.

 

Crece con “Guty” Cárdenas

que entre los brazos más atenazados

hay una libertad deslumbradora;

y en la pluma de Lara…

Desde la más oscura alcoba

encierra un infinito de promesas,

de múltiples canales,

de pecados mortales

por donde va la sangre rumorosa

camino de otras vidas.

 

Así nació Curiel,

Con “He Querido Olvidar”

y en “La Distancia”,

“Quiero” con Alcaraz

ser “Prisionero del Mar”.

 

En “Noche de Luna”

“Déjame”, escuchar el arpegio fiel

“Muchacha del Alama”

de Don Gonzalo Curiel;

en mi niñez escuché:

“Falsa”, en “El Fango de tu vida”

Y la “Negra Consentida”

de Don Joaquín Pardavé.

 

            Rememoro mi infancia

en la gran ciudad Azteca,

por la calle de Acerina,

a la gran Marimba Orquesta

de los Hermanos Domínguez:

-pentagramas de papel-

Su “Lira de San Cristóbal”

que dirigió Don Abel;

con baquetas que tocaban:

“Música de una marimba /

Maderas que cantan con voz de mujer…”

 

Y escucho el “Adiós en el Puerto”

y “Quietud” en “Mi Tormento”,

“Sin Saber Porqué”,  “Ayer”,

“Desatino”, les escuché arrobado,

a más de ocho décadas de distancia,

rememoro…, tengo en la sien

“Hilos de Plata”;

 

“Parece que fue Ayer”,

Abel,       Armando

que me enseñó a leer

su hermana Serafina;

Alberto,   Ernesto   y   Paco,

pusieron notas en mis manos

y Ramiro y Gustavo

“Eternamente”,

fijaron “Mi Destino”.

 

En las noches profundas

pasa un temblor sonoro,

entre las mariposas

un verso se recata

y al manto caribeño

de los “Boleros de Oro”

lo arrulla Montesinos

con batuta de plata.

 

Sobre el silencio

de la Antilla Mayor,

borda el músico esteta,

maravillosas flores,

“En la Tarde” canta Sindo Garay,

“Una Perla Marina”,

que enjoya con el trino

del “Pensamiento”

que evocan “Dos Dardenias” ,

“Después de Un beso” ,

queda el “”Dolor de Amor,

“En el Sendero de Mi Vida”.

donde canta la inspiración de

Nilo, Roig, Delfín y “Teofilito”

que están en mí, como

en “Aquellos Ojos verdes”

que no tienen “Palabras”

en “Las Perlas de Tu Boca”,

como Martha Valdés o Esther Borja

que al cantar evocan

al inmortal Lecuona,

a Isolina Carrillo

o a Eliseo Grenet.

 

            ¡Oh verso! ¡Oh canto!

del Bolero en la Trova,

eres como la estrella

que va volando y llora,

y al mismo tiempo es música

del arpa sideral…

 

Bolero,

            en un derroche

de peregrinas galas,

va siempre con el rítmico

susurro de tus alas,

acariciando vientos

de arrullo y madrigal.

 

Canto de maravillas,

Bolero en sortilegios,

de insólitos prodigios

en los acordes regios

de ese Sindo inmortal.

 

Trova que es pebetero

de azules florilegios,

Bolero que es estuche

de límpidos arpegios

donde corusca el alma

con lumbres de joyel.

 

Bolero:

Dos cuartos en ritmo cadencioso

proyección de tu luz en mi ventana,

a mis noches les ofrezco

una aurora plural en tu armonía

en las que canten pájaros sin sueño,

sin límite de tiempo        sin frontera.

 

El Bolero es paloma mensajera

que dejamos que en vuelo se remonte

pues si llega a anidar en mente ajena

puede hacerlo vibrar     estimulándolo,

para barrer los nublos que lo velan

y acogerse gozoso en un instante

bajo el palio de luz de las estrellas.

 

Bien vale en esta vida el intercambio

del fruto del cantar                  entre los seres…

ofrece al que triste                  melodías y verso

que ayudan a barrer               dolor y pena

mostrando el camino que lo lleve

hacia espaciosas                    albas claridades

el bolero consuela                   anima y a veces

liba como la abeja                   dulces mieles…

 

Ritmo cadencioso     verso simple y puro,

solemne procesión de júbilos callados,

de madrigal en flor                  romanza,

hora de las guitarras               de las bellas sonrisas

que aprisionan para siempre…          la nostalgia.

 

            ¡Así…

            “BOLEROS DE ORO”

Eternamente canta

y cuando sobre el mundo

ninguna humana planta

trace arpegios brillantes

de la belleza en pos

que estallen todavía

los ecos de las notas

y vallan tramontando

por las tinieblas rotas

con un beso infinito

que va buscando a Dios…!

 

Ensayo poético escrito en 1992 durante el Festival Internacional “Boleros de Oro” en la ciudad de La Habana, Cuba, y leído en la Sala “Villena” de 17 y H de El Vedado sede de la UNEAC -Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos- en el Simposio paralelo a las Galas del Festival. Presentado en Mérida en el Tetero “Mérida” en su Sala de Arte -2008- en Charlas de Café A, C.  Conferencia “Del Mar a la Montaña” en Homenaje a Regino El Boti, poeta cubano y en el ahora Teatro “Armando Manzanero” en “Tallereando la Poesía” por el Taller Literario “Cartago” dirigido por la Poeta María Ella Gómez Rivero, ambos programas culturales de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán -SEDECULTA- y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, CONACULTA.

Revisado y corregido en Mérida de Yucatán el 4 de abril del 2021 por su autor.

En el 2014 se celebró el 25° Aniversario del Festival Internacional “Boleros de Oro” en la Ciudad de La Habana” y subsedes a lo largo de la Antilla Mayor, siendo el mayor Festival Internacional de este género musical. Fuente: Archivo AHGA.

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