Inicio Portada Paseo Verde: RESCATE URBANO VITAL, PERO…

Paseo Verde: RESCATE URBANO VITAL, PERO…

0
0
1)Se mantiene la fiebre de construcción en el espacio recreativo del Paseo Verde
Se mantiene la fiebre de construcción en el espacio recreativo del Paseo Verde

Una buena opción de paseo y recreación familiar es el Paseo Verde, espacio rescatado donde antes hubo monte, maleza y un extenso basurero clandestino. De todos es sabido que en ese espacio aún pasan ductos de PEMEX y los gigantes de metal, las antenas o postes, que sostienen los cables de alta tensión de la CFE. Un Quijote futurista, con el cerebro refrito por la cibernética, bien los podría confundir con titanes prehistóricos; armazones negros desbordados por el día, esqueletos verdes con su carne saturada de nocturnidad.

El caso es que se ha rescatado, para la convivencia de las familias y los solitarios de Juan Pablo II, Nora Quintana, Opichén Tixcacal y un amplio sector del poniente de la Muy Noble y Muy Leal. Uno de los primeros proyectos que se activó fue la construcción de andadores y ciclo vías, además de que se reforestó. A pesar de las tareas de tumba, roza y pica del terreno, se preservaron los árboles de especies nativas.

Hoy en día, en verdad da gusto andar por la mañana o por las tardes, transitar en bicicleta o caminar un buen trecho. Poco a poco se han estado agregando espacios de servicios, las llamadas propiamente Unidades de Servicio: espacios habilitados para la seguridad policial, baños y expendios (espacios aún sub-utilizados), las canchas de futbol siete, los estacionamientos, los gimnasios al aire libre y recientes bancas, mesas y basureros monolíticos de concreto armado, con característico diseño triangular.

Sin embargo, quedan detalles por revisar y comentar, como el caso de que las ciclo vías se prestan para un magnífico momento: para educar vialmente a los niños y jóvenes que por ahí transitan. Por ejemplo, una persona que tiene ya varios años conduciendo la citada bicicleta sabe que siempre se ha de transitar por la derecha, conservar la distancia, conducir con moderada velocidad – ya que lo fundamental en este tipo de vehículo es el equilibrio, ya no de la bicicleta sino de uno mismo – y, principalmente, respetar al peatón.

En la ciclo vía del Paseo Verde, jóvenes y niños transitan sin ningún cuidado. Todos quieren andar por en medio de la citada vía. Algunos se estacionan o dejan tiradas sus bicicletas en la vía. Por eso digo que no estarían mal algunos letreros con mensajes indicadores de lo más elemental para conducir un vehículo pues, en el futuro inmediato, estas mismas personas saldrán a la ciudad o habrán de conducir un vehículo automotor, y me parece que transitar con precaución y a la defensiva no le hará mal a nadie, al contrario, daría un valor agregado a la cortesía meridana.

Otro detalle es que algunos vecinos salen a caminar con su mascota. Pues bien: casi todos dejan las excretas de su perro sobre el andador. No se toman la molestia de recoger los desechos de sus mejores amigos. Así que todos los demás deben caminar, esquivando estos mínimos pero nada agradables obstáculos.

La basura aún señorea por estos ámbitos: bolsas de botanas y dulces, envases de agua y refrescos. Pañales desechables y bolsas negras con basura de todo tipo se suman al paisaje.

Continúan restando espacios al Paseo Verde, ¿ahora qué?
Continúan restando espacios al Paseo Verde, ¿ahora qué?

El lugar se llama Paseo Verde, pero poco a poco se va tornando en Paseo Gris. Cada día se agregan espacios de servicio – al principio, dijimos, fueron andadores y ciclo vías, luego se le fueron adicionando Unidades de Servicio, canchas de fútbol siete –, y ahora hay en proceso no sabemos a ciencia cierta qué. ¿Bodegas, museos, bibliotecas, oficinas administrativas?

Me parece que se está saturando de concreto el esbelto Paseo Verde. Además, para realizar estas obras se están retirando árboles de todos tamaños. Entonces qué, ¿primero reforestar para luego deforestar?

Me pregunto si todo esto se planeó con anticipación o si existe un proyecto concreto, perdón, definido, porque nunca se ha visto o no está a la vista qué es lo que se hará, o hasta dónde y cuándo.

Meses antes de que iniciaran las obras se expuso por sectores el diseño de lo que se esperaba realizar (andadores, ciclo vías, iluminación, bancas) aunque de manera general.

La preocupación es que este lugar se vaya a llenar de expendios como ha sucedido con otros lugares como el parque del Centenario. Y aquí nos preguntamos, a la manera de Vargas Llosa, ¿cuándo se jodió el Centenario? ¿En qué momento se empezaron a dar permisos para construir tienditas? Actualmente está atiborrado de puestos de comida e islas comerciales; hay más expendios de comida chatarra que animales en cautiverio –que tampoco es bueno– o más pisos de concreto por metro cuadrado que césped. Se aprecia una saturación y hacinamiento de árboles, lo cual impide o atrofia su crecimiento y desarrollo y, por lo tanto, apreciarlos.

Cuando todo esto que actualmente es el Paseo Verde era un monte, algunos vecinos limpiaron espacios de hasta 20 metros cuadrados –un “mecate” en buen yucateco– e hicieron pequeñas huertas con árboles frutales o cítricos, plantas de ornato. Otros llevaban a sus caballos a pastar. Habrá quien recuerde que detrás de la clínica del IMSS había un club de muchachos que entrenaban y hacían torneos de lazo con un monociclo con cabeza de toro; incluso hay un sector donde los vecinos sembraron flamboyanes y bautizaron de manera popular y no oficialista al lugar como “Parque de los Flamboyanes”, que aún perdura. Por supuesto, únicamente los vecinos del sector saben que se llama así, todos lo demás lo ignoran o les pasa desapercibido.

Dentro de todo esto sobresale un caso especial: un vecino emprendedor sembró seis árboles de especies nativas, limpiaba el terreno y hoy ha logrado uno de los lugares mágicos del Paseo Verde. El lugar está habilitado con una infraestructura básica: tiene mesas, sillas y sillones de reposo que se ponen por la tarde y se retiran por la noche. Instaló unas lámparas que emiten luces tenues con lo que el lugar por las noches tiene un ambiente íntimo, agradable, y parece como si las estrellas estuvieran bajos los árboles. Numerosas personas se detienen a consumir un refresco, conversar o, en su caso, escuchar música agradable que proviene del domicilio de enfrente, calle de por medio. Es decir, se pasa el tiempo de manera deliciosa. Mirarlo es en sí un evento singular.

En lo particular hay un espacio muy apreciado por mí que se localiza sobre un promontorio leve del terreno. Tiene una buena cantidad de árboles, rocas, sillas y mesas. Una mañana di un paseo por ahí y el lugar me hechizó. Me pregunté por qué no había acudido otros días, por qué dejé pasar semanas sin salir a caminar y descansar en el lugar. El caso es que me detuve en aquel lugar, escuché con atención y percibí el rumor y armonía de las hojas de los árboles agitadas por el viento. Sentí casi como una caricia los rayos del sol que atravesaban la frondosidad de aquellos árboles. Escuché la celebración matutina y existencial de las aves, y caí en la cuenta de que hacía mucho tiempo que no le prestaba atención a estos detalles. Recordé cosas que se guardan en algún remoto espacio de mi memoria, como las huellas quebradizas de las hojas bajo mis pies o el avance continuo del rumor que produce el golpe de las gotas de una lluvia torrencial sobre las hojas de los árboles, que hoy imagino como la carrera de Chaac sobre la alfombra arbórea. Claro, todo esto sucede en mi pueblo.

Planeación u ocurrencias. ¿Quién decide qué hace falta, o no, en el Paseo Verde?
Planeación u ocurrencias. ¿Quién decide qué hace falta, o no, en el Paseo Verde?

Lo siento, señores. Ahí donde estoy, casi siempre pienso en mi pueblo. Y no soy el único. Paco de Lucía lo dijo en una entrevista que le hicieron, y que rescataron cuando falleció: “Cuando toco la guitarra no estoy en Nueva York, ni en París; toco en mi pueblo”.

Me permito terminar con una magnífica palabra alemana que encontré en la Red, Waldeinsamkeit, que es de difícil traducción literal según dicen los expertos, dado que describe un sentimiento de soledad, soledad pero con conexión con la naturaleza.

Ahora la comprendo mejor: estar solo pero acompañado de atributos sentimentales y espirituales, los sonidos de la naturaleza y el latir de la conciencia existencial de uno mismo.

Juan José Caamal Canul

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.