Inicio Editorial 5 de diciembre: Perspectiva «Tiempos y Pausas»

5 de diciembre: Perspectiva «Tiempos y Pausas»

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“Contando los momentos

que conforman una vida sosa…”

Time, Pink Floyd

Desde niño he disfrutado de la música. Inicialmente fue por mi padre, quien rutinariamente los domingos escuchaba radio internacional mientras leía los diferentes periódicos con los cuales alimentaba su opinión, que empecé a prestar atención a lo que emitían esos extraños aparatos de transistores.

En esos días, XEZ (Radio 600) era mi estación predilecta junto con Las Panteras (XEMQ y XEQM), y apenas iniciaba labores la primera estación de FM (Frecuencia Modulada) en nuestro estado, 97.7, siendo su principal atractivo la ausencia de comerciales aunada al prístino sonido de la música que transmitía, al compararla con lo que la banda de AM (Amplitud Modulada) nos ofrecía.

Mi padre tuvo a bien regalarme, fomentando sin duda mi inquietud en espera de aplicarla en un buen fin, lo que en su época era una combinación de tornamesa, grabadora y radio AM/FM. A partir de ese momento, y hasta la fecha, la música y las ondas radiales están impregnadas en mí y en mis acciones.

Abusando un poco de mi rol como primogénito en la familia, logré que mi padre me comprara regularmente discos (de 45 rpm´s y de 33 rpm´s) con los cuales expandía mis horizontes musicales. Mi intención era doble y fue acrecentándose con el transcurrir de los años: no bastaba solo la música sino que también era menester entender lo que expresaban los autores de esa música en sus letras.

De esta manera y con el tiempo, supe qué cantaban The Beatles (mis formadores musicales), Queen, Genesis, Pink Floyd, Led Zeppelin, Supertramp, AC/DC y otras grandes bandas que acompañaron mi adolescencia. La experiencia completa consistía en colocarme los audífonos, deslizarme al piso, subir el volumen hasta donde mis tímpanos lo soportaran, y cantar mientras leía las letras, comprendiendo lo que se estaba diciendo.

Me encuentro ahora rememorando esos días porque he descubierto que, a pesar de que sigo siendo un entusiasta de la música, no estoy prestando la misma atención al mensaje de las letras. Hace muchos años, encontré, que no me tomo el tiempo de leer las letras de una canción. He adquirido la música, la he grabado o reproducido para escucharla, ¡pero no la estoy disfrutando por completo como antaño!

Sufro, como muchos, de la enfermedad de nuestros días: la ausencia de pausas y de momentos que me brinden paz. La mayoría de nosotros, pareciera, no se está tomando el tiempo de apreciar lo que nos rodea: desde nuestros seres queridos, sin olvidar la Creación, hasta esos breves chispazos que yo llamo “besos de Dios” que no son sino fugaces momentos en los que, muchas veces sin saber por qué, nos embarga un sentimiento de satisfacción por lo que estemos haciendo o viviendo en ese momento.

Hoy me he hecho el propósito de regresar a aquella rutina que siempre me brindó paz y me ayudó a formarme, porque me quiero bien y sano, porque deseo apreciar de nuevo los detalles de cada día, porque cada momento es una oportunidad que tengo de experimentar lo que los franceses llaman “joie de vivre”, porque deseo algo mejor en el futuro y solo puede darse aquello que se posee y yo deseo paz para todos…

Desde esta perspectiva, hagamos pausas en el camino y reencontrémonos con aquello y aquellos que nos brinden paz y tranquilidad.

Sabe Dios que los profetas del desastre y la violencia, y los jinetes del apocalipsis parecen cabalgar juntos en estos días, pero no nos dejemos llevar y convencer por sus mensajes, mucho menos por sus acciones. Busquemos paz y otorguemos paz. Construyamos juntos el mundo que deseamos dejarle como herencia a nuestros hijos…y llenémoslo de música.

Gerardo Saviola

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