¿Dónde Se Extravió El Teatro Regional?

By on junio 19, 2015

DÓNDE SE EXTRAVIÓ EL TEATRO REGIONAL

En una presentación en Ticul, el cómico “Maquech”, por sus ofensas, tuvo problemas con el público.

Cuando un reconocido escritor y director de teatro, un actor del género, y hasta comunicadores de conocido programa radiofónico juvenil coinciden en comentar que del supuesto “auge” del teatro regional solamente se salvan algunos de las actuales generaciones de la dinastía Herrera, mientras los demás forman parte de un estilo histriónico vulgar, de mal gusto y atentatorio contra la idiosincrasia del pueblo yucateco y los derechos de los homosexuales, es que algo serio está ocurriendo.

En este escenario “hiperrealista” es necesario recordar la esencia del teatro regional durante su nacimiento, como nos ilustra el libro El Teatro Regional en Yucatán, de Fernando Muñoz: escenas donde por primera vez aparecen personajes populares, antes negados en el teatro elitista hasta el siglo XIX, presentando situaciones, o enredos cómicos, de la vida real en Yucatán.

Entonces, no solamente contaba el naciente género teatral con sus propios guionistas, sino incluso escritores yucatecos reconocidos se daban tiempo para proponer historias para abordar en el teatro regional: Von Haucke, Mediz Bolio, Peniche Vallado.

Todavía hasta mediados del siglo XX en los teatros Fantasio, Apolo (en Santiago) y Héctor Herrera (quien fue abuelo de “Cholo”), cuando el control político de los de Abajo ya no lo tenían los Todopoderosos Hacendados Henequeneros sino Papá Gobierno, se presentaban en esos escenarios situaciones de la vida real, vividas y sufridas por los entonces ejidatarios, retratadas en títulos y guiones como “PRIjol Acedo”, con críticas jocosas contra el partido tricolor gobernante.

En ese tiempo, ante la falta de escritores de teatro regional, del cual ya había pasado su mejor época, el gustado comediante “Cholo”, Héctor Herrera (nieto) era quien se encargaba de escribotear parodias de conocidas telenovelas, películas o programas de televisión, con muy buen tino para azotarnos de la risa.

Hasta llegar al siglo XXI, donde a la falta de escritores del género se le sumó la carencia de teatros y, por qué no decirlo, hasta la improvisación en el quehacer artístico, los buenos guiones fueron sustituidos por chorros y chorros de “morcilla”, burlas contra “indios”, homosexuales y pobres, así como carretadas de groserías que harían sonrojar al Padre del teatro regional – Don Héctor Herrera (abuelo) –, pero que desafortunadamente matan de risa al ¿respetable? en bares y antros.

Hoy día, basta ponerse un “hipil” o unas “alpargatas”, y soltarse a ofender y mentar madres, para presentar “una obra de teatro regional”. Las consecuencias son que ahora este estilo, de muy mal gusto, está sirviendo de (mala) escuela para “cómicos” y “payasitos” de autobús.

Edgar Rodríguez Cimé

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

Colectivo Cultural “Felipa Poot Tzuc”

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