Yo Soy Feliz
Se trata de un nuevo personaje que ha llegado a este nuestro mundo. Su actividad por ahora es comer, dormir, balbucear algunos sonidos. Nos enseña sus primeros cuatro incisivos – dos arriba, dos abajo –, que adornan su simpática sonrisa, en su pequeño rostro de pétalo de rosa y sus grandes ojos negros que dicen: “Yo soy un bebé feliz”.
Con sus manoteos y sus expresiones propias, señala la hora en que va teniendo apetito para que le proporcionen sus alimentos; conforme los va ingiriendo, empieza a pestañar y a entornar los párpados hasta quedarse quietecito en el regazo de su madre, del que hace el lugar perfecto para acomodar su cabeza y acabar por dormirse.
Pasado el tiempo que ha necesitado para recuperarse, nuevamente se hace sentir con sus ruidos, animando de nuevo a la gente que lo rodea a mimarlo y poner toda su atención en sus graciosos mohines.
Sonríe. Sube y baja como puede en el lugar en que se encuentre, ya sea en la cuna o entre los brazos que lo sostienen. En esa forma sigue transcurriendo su día: entre el payaso, la pelota, el soldadito o el patito que lo acompañan; así, vuelve a indicar que es muy justo que le proporcionen una nueva dosis de alimento para reforzar sus energías y tener el mismo entusiasmo para seguir prodigando sus gracias, hasta que va llegando la hora por la noche en que tendrá más tiempo para descansar.
Más no por esto cierra sus ojitos. Para él no significa nada que el reloj marque las ocho, las nueve o cualquier otro número. Solo espera un momento, cuando sus sentidos le informan que ha llegado su padre, cuando éste lo levanta de la cuna, le habla, le canta, lo baila entre sus brazos prodigándole toda su ternura, en fin. Después de todos los honores de que ha sido objeto, empieza a acomodarse, y lentamente lo devuelve al sitio que esperaba, en el cual se estira hasta quedar en la posición que le parece más cómoda.
La cuna se cubre con el tul color azul muy tenue, semejando una nube para proteger su sueño y la paz que lo rodea.
Este es un día vivido por un nuevo ser que, con el transcurso del tiempo, participará de las nostalgias y las alegrías que se suceden en la vida de todos los hombres, aunque desde el principio parezca que todo es un juego, que son los hombres los que lo terminan y ensombrecen.
EL QUE LLEGÓ
Hace apenas unos meses
a este mundo llegó,
para darnos el resplandor
que en su expresión
se regocijó el Creador.
En sus ojos encontramos
la luz.
Señala el camino
a seguir,
y en su sonrisa,
frescor de alegría
invitando a compartir.
JOSEFINA REYES SAURI
[Continuará la próxima semana]