La lucha por la supervivencia, a través del trabajo honesto que caracteriza a las personas sencillas del campo yucateco peninsular, tiene en este admirable trabajador un ejemplo de dedicación, demostrando su creatividad acumulada, producto de las experiencias y convivencia con nuestras plantas y su máximo aprovechamiento integral, a la usanza de las generaciones precedentes.
Don Adriano Cahun Chí radica en la zona peninsular de Campeche, es oriundo de Tepakan y trabajador del campo desde hace muchos ayeres en Calkiní, Campeche.
Desde ahí hace viajes periódicos a Mérida trayendo consigo el fruto de su trabajo, en este caso, escobas de huano, tradicionales o especiales, que nos recuerdan las antiguas tradiciones locales de barrido y aseo de casas por medio de estos elementos de higiene, tanto para interiores de viviendas de paja, de láminas, de mampostería, o bien patios donde todavía crecen animalitos domésticos y árboles que proveen frutas, vegetales y flores.
El admirable trabajo de este tipo de artesanos se enfrenta a la modernidad, y cada vez se dificulta más el trabajo y la venta de sus productos en virtud del “modernismo”, o la discriminación a estos mantenedores de las costumbres locales en la península.
Casa por casa, después de un viaje fatigoso, Don Adriano lucha por vender sus escobas que, quienes saben de su duración y calidad, aprecian. No le es sencillo. Constituye un esfuerzo agotador, pero él es un hombre fuerte, firme en sus convicciones, con ánimo de mantener la frente en alto y las manos limpias.
Por personas como él se mantienen nuestras costumbres y tradiciones. Eso merece reconocimiento y respaldo, comprensión, apoyos.
Personas de su talla laboral y humana son el firme sustento del Yucatán que añoramos, porque nos enorgullece.
En nuestro domicilio Don Adriano Cahum siempre tendrá un cliente cautivo y un admirador de su trabajo honrado.
Luis Alvarado Alonzo