“El polvo de mi cuerpo,
flota frío a lo lejos,
es el viento de la ausencia,
yo en la gran ciudad…”
La Gran Ciudad, Luzbel
Ya son las siete de la noche, por fin sábado. Playera negra y jeans, todo pinta para una buena velada. Termino de alistarme y parto buscando una buena experiencia, algo que culmine la semana con una carga llena de cultura, y un buen tiempo de esparcimiento que mitigue la intensa carga laboral a la que estuve sujeto.
Llegando en punto de las ocho con veinte minutos de la noche, con la adrenalina a mil por escuchar a una banda del calibre de Luzbel, que tanto había impactado en mis épocas de adolescente, cuando aún cursaba el bachillerato. No podía esperar más. Y es que la banda fundada en los ochentas de la mano del guitarrista Raúl Fernández “Greñas” y el bajista Antonio Morante, representó los inicios de mi gusto hacia el rock.
Cerca de ciento cincuenta personas en el lugar, y yo un espectador más entre la multitud. Fui buscando mi espacio ideal para percibir lo máximo de este evento.
Siendo las nueve de la noche, para calentar motores en la escena y con buenos arreglos musicales en los que destacó el talento yucateco, las bandas “Ruta 42”, “Say Band” y “Dragoner”, pusieron a vibrar a los asistentes, preludio del espectáculo que todos estábamos esperando.
“No, no me pidas explicación, en el amor no hay condición, sólo entrega, ternura y calor”
Al fin llegó el momento motivo de la afluencia de rockeros que se dieron cita, y se sentía el ambiente característico de un evento de este nivel en nuestro estado. La guitarra de Raúl Greñas rasgó su primer sonido que, de salto, acabó con la espera y las ansias del público reunido, el cual comenzó a cantar y corear las interpretaciones.
El ambiente fue mejorando cada vez más y más. La banda respondiendo a las exigencias de un público ansioso por escuchar las canciones clásicas y características cuando, de pronto, de la voz de su cantante Mike de la Rosa se escucha la letra de “Pasaporte al Infierno”, perfectamente bien interpretada, y con el acompañamiento de Vic Nava en el bajo, y de Jorge Curiel en la batería, demostraron por qué son una banda tan importante y de tanto prestigio.
“Hago de mi futuro una utopía, pues pretendo comprender, esta voluble vida”
Las doce de la noche y el ambiente no podía estar mejor, centrado en la música y recordando aquellos momentos vividos, que volvían a sentirse presentes al escuchar cada una de las interpretaciones. La banda nos ofreció sus clásicos: “La Gran Ciudad”, “Pasaporte al Infierno”, “Déjate Ser”, “El Loco”, “El Ángel de la Lujuria”, “Advertencia”, “Esta Noche es Nuestra”, así como material de su nuevo disco. Y aunque el sonido no resultó ser lo merecido por el grupo, la calidad de Luzbel hizo que este pequeño inconveniente pasara desapercibido.
Cerca de las dos de la mañana, después de varias despedidas y el clásico cántico del público –¡otra!, ¡otra!, ¡otra! –, por tercera ocasión Luzbel regresó al escenario y, sin más ni menos, nos regaló la canción que había sido tan solicitada desde temprano en el concierto: “Por Piedad”, la cual fue la obra más celebrada. Con esta interpretación cerró su participación, dejando un muy grato sabor de boca en cada uno de los asistentes.
“No pongas pretextos, para vivir nuestra libertad, quizás mañana tu maquillaje, y mi corbata nos hagan cambiar”
Por mi parte, no pudo ser mejor: realmente disfruté mucho la velada, entre gente que realmente valora la buena música.
Enhorabuena por estos eventos en nuestra ciudad, felicitaciones al grupo y esperamos tenerlos pronto de vuelta.
Isaías Solís Aranda.
