Historia de un lunes – XXXVII

By on octubre 16, 2020

XXXVII

MOZART EN YUCATÁN

Se están cumpliendo, en este 1991, 200 años del natalicio de uno de los grandes hombres de la música universal: Wolfgang Amadeus Mozart. No me molestaré en repetir aquí la historia del niño prodigio de Salzburgo, considerándola por conocida (una cinta cinematográfica con los pormenores de su apasionante vida fue exhibida en Mérida hace algunos años), sino que me concretaré a lo que se refiere a Yucatán (más bien a Mérida), con relación a las obras de esa figura relevante.

Lamentablemente, adolecemos de noticias del siglo XVIII por la falta de imprenta en Yucatán. Recordemos que ese memorable invento no adviene a nuestra entidad sino hasta 1813. Posiblemente se hayan tocado algunos minuetos de Mozart en los clavecines de los encomenderos meridanos de entonces, muy fáciles para bailar, sujetos a una línea melódica fácil y agradable. Sin embargo, en aquellos lejanos tiempos, más bien creo que se tocaba a los barrocos italianos, principalmente a Scarlatti. Las damas yucatecas del siglo XVIII preferían ensayar las múltiples sonatas del viejo maestro italiano que la burbujeante música mozartiana o las pegajosas piezas de Haydn. Las partituras de Scarlatti arribarían cómodamente a Yucatán desde España, donde vivió gran parte de su vida. En las iglesias se daba prioridad a las obras de autores religiosos hoy desconocidos. Dudo mucho que hayan tocado a Bach o Händel. También es probable que las jóvenes meridanas amantes de la música vocal cantaran alguna vez las arias de Mozart, pero nada de esto es seguro.

Tampoco se tocó al genio de Salzburgo en Mérida durante el siglo pasado. He revisado personalmente cientos de periódicos y revistas correspondientes al XIX, y apenas me he encontrado con una que otra pieza mozartiana en los programas de las retretas de la Plaza Mayor, o en los festivales “literario-musicales” en encumbradas residencias de encumbrados particulares. Se da preferencia a los maestros italianos de moda (Verdi, Rossini, etc.) que a los alemanes. Difícil es hallar una mención de Beethoven. Imposible una de Wagner. De modo que Mozart tuvo mala suerte en nuestra tierra durante los dos siglos anteriores.

Es hasta el presente cuando las orquestas y conjuntos de cuerda comienzan a interesarse por él. Ha sido interpretado por todas las orquestas sinfónicas yucatecas a partir de 1926, y por decenas de pianistas y grupos de música de cámara. Se le toca tanto como a Beethoven. El desaparecido Maestro Emilio Puerto Molina sentía adoración por Mozart. Él mismo lo tocaba al piano con notable soltura. También los cantantes interpretan sus arias en distintos recitales. Es lastimero que, pasado ya casi medio año del 2do. Centenario de Mozart, ningún grupo orquestal, salvo la honrosa excepción de la Orquesta de Cámara de la UADY, que en mayo pasado ejecutó en la iglesia del Jesús en la Misa de la Coronación y otros hermosos números, se haya acordado de homenajear a quienes muchos han bautizado como “el más grande de los músicos de todos los tiempos”.

(10 de junio de 1991)

Roldán Peniche Barrera

Continuará la próxima semana…

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