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Fargo es una serie que expande de manera sublime el universo creado por los hermanos Cohen en el largometraje del mismo nombre que ha ganado los calificativos de filme clásico y de obra maestra. No había tenido oportunidad de adentrarme en este atrevido proyecto, que retomaba el concepto planteado por Fargo, que no requiere secuela ni remakes, haciéndolo de una manera realmente atractiva.
Fargo es una producción muy efectiva, con actuaciones de gran nivel, creada y escrita por Noah Hawley, quien logra capturar el entorno helado y gris de la zona geográfica en la que se desarrollan las historias, es decir, el Medio Oeste de los Estados Unidos. Los amantes de la novela negra seguramente alucinarán con las tres historias disponibles en la plataforma de Netflix, pero también quienes gustan de las historias de crimen, que adquieren mayor atención al estar basados en hechos reales, aunque con las debidas libertades creativas para imprimirle mayor dramatismo.
Noah Hawley decidió crear historias que extraen la esencia del filme de 1996 al tener lugar en el mismo universo. Cada una ocurre en diferentes años y no tiene ninguna conexión entre sí, aunque en una sí existe un puente con la película original, lo que resulta muy agradable para quienes disfrutamos de la obra de los Cohen, ayudándonos además a sentir mayor empatía por esta producción.
¿Por qué vale la pena sumergirnos en estas historias? Porque en ellas encontramos la raíz planteada desde el filme, cada una está basada en historias reales, en las que nada sale como estaba planeado; al ser historias criminales, todas salen mal; hay violencia, sangre, situaciones inesperadas, una tensión agobiante, giros en la trama, personajes excéntricos con comportamientos patéticos, humor negro, comedia absurda y bastante realismo.
Las tramas están tan bien escritas que en cada temporada, en las tres historias, todos los personajes importan, por lo que debemos destacar que la selección del reparto fue muy eficiente. Podremos disfrutar del gran trabajo del inglés Martin Freeman (El Hobbit), con uno de los personajes más perturbadores de su carrera; de Billy Bob Tornthon, como un frío y calculador asesino a sueldo; Kirsten Dunst (Spiderman) como una mujer atrapada en sus imposibles anhelos y la cruda realidad criminal que atropella su vida; Ewan McGregor en una doble interpretación, al dar vida los hermanos Emmit y Ray Stuccy. Pero también son sobresalientes Allison Tolman, Keith Carradine, Oliver Platt, Jesse Plemons, Carrie Coon, Mary Elizabeth Winstead, Jefrey Donovan entre otros.
Una alternativa que es totalmente recomendable, que puedes degustar en maratón. Son 10 capítulos por cada una de las cuatro historias (aunque hasta donde sé en México solo se estrenaron 3), y en todos ellos es latente la comedia absurda y el humor negro de los Cohen, siempre en favor de la trama o la construcción de los personajes.
RICARDO PAT
