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Cincuenta y Uno, ¿Cuál es mi Camino?

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51_AÑOS

Pienso en los jóvenes de Ayotzinapa, en los campesinos, en los ciudadanos desaparecidos y sé que, en algún tiempo, seremos más los que ya no estaremos. Por lo tanto, esta noche escribo, me solidarizo, me quiebro. Nadie merece perder a un hijo en la inmensidad y no tener ya el tiempo para volver a abrazarlo, para sentir el cuerpo que guardó mucho tiempo dentro de su cuerpo, al que vio crecer y le aprendió su manera, su esperanza.

Me sorprende el aguacero, me baña, no para de llover. Sé que así es el llanto de esas familias al tener que aguantar durante tanto tiempo la perdida, la duda, el coraje y la desolación.

Guardo silencio, el cielo llora, sabe que ellos merecen respeto y respuesta a su gran dolor.

– Septiembre de 2015

¡Empieza el día! Cumplo cincuenta y un años, bien, pero bien cumplidos.

Las buenas amigas ya jubiladas me comentan que viene una etapa difícil en mi vida, ya que en esta edad es común la depresión. Espero que a mí no me toque, que no me invada, que se quede bien lejos, junto con la menopausia que nunca me habitó.

No obstante, me causa un poco de tristeza que la pasión y la sensorialidad de mi piel hayan disminuido un poco; que, aunque todavía patino, ya no es con gran velocidad; que ya no aguanto las noches interminables de vino y tertulia.

Pero a cambio, he encontrado claridad en mi voz y pensamiento, la ruta en el camino. Por lo tanto, celebro mis cincuenta y un años retomando la exigencia de una nación por tener respuestas sobre el destino de los 43 Normalistas desaparecidos, por no olvidar Ayotzinapa; hoy platicaba de Guerrero, recordaba cuando, junto a mi familia, construíamos una casita hecha de lodo y bajareque sobre un cerro de esa Tierra de Hombres Bravos y no costaba los millones que algunos ciudadanos anuncian llevará la construcción de una similar con fines educativos.

Mi casa de palma servía de refugio a mis seis hermanos y a mis padres, que se rajaban el lomo para contar con recursos para la educación de sus hijos, objetivo que lograron. Hoy recuerdo a mi padre y me baña la lluvia, me aprisiona una mano de piedra el pecho. Mi padre, que me formó con herencia de raza india y, al entenderlo, la piedra se convierte en colibrí que ya anida y vuela dentro de mi pecho.

Hoy tenía que hacer cosas importantes para celebrar la existencia, por lo tanto, me dediqué a limpiar el Foro Alternativo Rubén Chacón, en el interior de la Ex penitenciaría Juárez, regué las plantas que lo decoran, repinté algunas paredes, colgué cuadros de Egon Schiele hasta en los baños.

En este Foro trabajan, exploran, y crean compañías de Teatro. Ojalá pronto podamos solicitar recursos para no sólo dar manitas de gato, sino mejorar la infraestructura del espacio.

Hoy celebré leyendo los mensajes de grandes amigos deseándome larga y feliz vida, y no puedo evitar la recurrencia a mis oscuros pensamientos sobre la no existencia. Por lo tanto, me tomo de a poco la cerveza helada y me invade el calor que emana de esta bella tierra.

Hoy celebro haciendo una de las cosas que más amo: escribir para la vida.

Si me dijeran pide un deseo, 

preferiría un rabo de nube, 

un torbellino en el suelo 

y una gran ira que sube. 

Un barredor de tristezas, 

un aguacero en venganza 

que cuando escampe parezca 

nuestra esperanza. 

Si me dijeran pide un deseo, 

preferiría un rabo de nube, 

que se llevara lo feo

y nos dejara el querube. 

Un barredor de tristezas, 

un aguacero en venganza 

que cuando escampe parezca 

nuestra esperanza.

Silvio Rodríguez

HORTENCIA SÁNCHEZ

ritualteatro@hotmail.com

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